Las carreras de turismos suelen ser espectaculares. Su condición de vehículos completamente carrozados provoca que se produzcan numerosos contactos entre los competidores en cada carrera. La lucha por la posición se convierte en un cuerpo a cuerpo en numerosas ocasiones, y esto permite que los pilotos sean tan agresivos casi como se atrevan a la hora de intentar ganar una plaza con un adelantamiento.
Por desgracia, muchas competiciones tradicionales de turismos, especialmente en nuestro continente, han ido poco a poco perdiendo fuelle y desapareciendo. Incluso el DTM, uno de los campeonatos de estas características más prestigiosos de la historia, ha transformado su parrilla de salida en los últimos años, para paliar la falta de interés de las tres marcas prestigiosas alemanas y poder contar con un número suficiente de participantes gracias a la reglamentación GT3. Los TCR significaron una especie de segunda oportunidad, pero actualmente ha desaparecido la Copa Mundial de esta categoría y solo sobreviven campeonatos nacionales o regionales.
Sin embargo, en nuestras antípodas, los Supercars oceánicos gozan de una popularidad a prueba de bombas. Este campeonato, que se disputa en diferentes circuitos situados en los territorios de Australia y Nueva Zelanda, ofrece escenas de competición sin parangón en el panorama actual de las carreras. De ello da fue el vídeo que acompaña a estas líneas, en el que se pueden contemplar algunos de los adelantamientos más salvajes que se han producido en esta serie en los últimos años.
Estas diez batallas más dramáticas de última vuelta vividas durante la última década de carreras en Oceanía ponen de manifiesto lo que apuntábamos al inicio, que los Holden Commodore y Ford Mustang, que han protagonizado de manera exclusiva esta serie en los últimos años, no hacen prisioneros a la hora de buscar y conseguir un adelantamiento, espoleados por tratarse, además, de una última vuelta. Ahora bien, en ocasiones, tanto ímpetu genera resultados desastrosos, como podéis ver en las imágenes.
En ellas también podemos contemplar otros modelos que han formado parte de los Supercars —V8 Supercars hasta el año 2016— en temporadas pasadas, como son los Nissan Altima o Volvo S60. La reglamentación de este campeonato en estos años pasados venía exigiendo que el vehículo elegido por cada equipo para inscribirse en esta serie estuviera a la venta en el mercado local. Otros requisitos consistían en que debían ser plataformas con configuración de motor delantero y la potencia debía enviarse al eje trasero. El propulsor, un V8 atmosférico de cinco litros de cubicaje, había de estar derivado directamente de un bloque en producción por la marca correspondiente y se utiliza combustible con un 85 % de etanol.
Con estas especificaciones, los Supercars, con un peso mínimo del conjunto formado por vehículo y piloto de 1.410 kg, eran capaces de alcanzar una velocidad máxima de 300 km/h, con un 0-100 de 3,4 segundos. Pero lo más impresionante de estos Supercars no son las frías cifras de su rendimiento, sino las acaloradas batallas en pista que duran hasta prácticamente el último metro, como demuestra este vídeo. Disfrutadlo.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS