Hay razones que explican por qué, a pesar de haber cumplido 13 años desde su presentación, este one-off rara vez se ha visto en público. La condición de único no libera a un coche de su propósito de exposición, menos cuando se trata de una propuesta exótica. El Bertone Nuccio 2012, de hecho, tuvo su gira fugaz por eventos de exhibición, pero…
Mientras se paseaba por reductos como el Concorso Italiano norteamericano posteriores a su estreno en el Salón del Automóvil de Pekín 2012, el carrocero le buscó, sin éxito, un comprador. Sin haber cumplido su objetivo de venta, ese mismo año entró a las instalaciones de Bertone, donde se conservó durante los siguientes seis años, hasta que, por fin, alguien apareció, pero en un contexto diferente, porque en el medio la firma italiana padeció la quiebra, lo que marcó el futuro de su coche centenario.
Desarrollado durante tres meses y medio desde los primeros bocetos del director de Diseño Michael Robinson, quien se inspiró nada menos que en el Lancia Stratos Zero –obra maestra de Marcello Gandini para la propia Bertone de los años setenta–, hasta el resultado final, el Bertone Nuccio fue una creación para celebrar el 100° aniversario de la empresa, que intentó venderlo a su valor original. Tres años después de la quiebra, su primer propietario entró en juego.
El Nuccio se entregó como el agregado de haber sido el último antes de que Bertone bajara la persiana, pero rematado –con una oferta final de 240.000 euros– entre un amplio catálogo de coches y objetos coleccionables que la firma subastó en mayo del 2018 en Milán. A ese valor lo adquirió su primer dueño, que además fue el único, lo que contribuyó a que se volviera un coche fantasma, porque si algo hizo fue no sacarlo de su colección privada. Si lo logra subastar al monto estimado de entre 400.000 y 500.000 euros, le habrá sacado provecho a su compra de siete años atrás.

Bertone Nuccio 2012: Alma de caballo encabritado
Si vale el interrogante sobre su casi nula exposición al público, vale también la pregunta sobre el recorrido que registra su odómetro. ¿Cómo es posible que se lea un acumulado de 29.127 kilómetros en un coche que se ha pasado sus 13 años entre exhibiciones que se cuentan con los dedos de una mano, depósitos y colecciones privadas? La respuesta está en su concepción.
Es un Bertone, es italiano, es una oda al Stratos Zero y hasta me animo a compararlo con el resucitado Bertone Runabaut, pero su alma tiene forma de caballo encabritado. Este one-off partió del chasis heredado de un Ferrari F430 F1 modelo 2005, pero también recibió del deportivo de Maranello el motor y la transmisión. Casi todos esos kilómetros registrados en el tablero del Bertone corresponden, en realidad, a los años de su V8 dentro del F430.
En su parte trasera se esconde el V8 de 4,3 litros y conectado a éste lleva la caja de cambios manual de seis velocidades, secuenciales a través de las levas en la columna de dirección, adoptadas de la Fórmula 1. Es, entonces, un coche funcional. Vale marcarlo porque, a decir verdad, no fue el único Nuccio 2012. RM Sotheby’s muestra al vehículo que se subasta, el que lleva el motor Ferrari, pero también incluye fotos de ese otro Nuccio, el que se presentó en el Salón de Ginebra del 2012. Un vehículo puramente de exhibición. Las diferencias lo delatan.
Ambos cuentan con la franja de luz envolvente va de un guardabarros delantero al otro, recorriendo todo el frontal, pero el presentado el presentado en primera instancia no necesitó los faros convencionales que sí se incorporaron al Bertone Nuccio 2012 a subasta para que pueda ser conducido. Otro cambio obligado fue el ensanchamiento del parabrisas. Sobre los faros delanteros, una curiosidad: cuando el coche frena, parte de ellos se ilumina en azul, un sistema de aviso para que los peatones sepan que el Bertone está bajando la velocidad.
Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS