Denza Z9GT. Así se llama uno de los coches eléctricos chinos que más me ha llamado la atención en los últimos años. La verdad es que, a simple vista, es un coche que me ha entrado por los ojos, su diseño es equilibrado, agresivo y al mismo tiempo, sencillo y bastante limpio para lo que se ha podido ver en los últimos años. Me parece un coche con carácter, aunque la parte trasera no me acaba de convencer demasiado, sobre todo por el diseño de los pilotos.
No sé si os habéis fijado en el diseño de los coches durante los últimos años, pero hay casos en los que se ha perdido la lógica y se ha dejado fluir la obsesión por el postureo. Es increíble la cantidad de coches que tiene la carrocería repleta de líneas que se cruzan aquí y allá, formas exageradas, volúmenes nada equilibrados y atrezzo por doquier –entradas de aire falsas, salidas de escape igualmente de adorno, rejillas ciegas en el paragolpes trasero… –.
Sin embargo, en el Denza Z9GT se prescinde de todo eso y se presenta con una carrocería de cinco puertas sencilla, de volúmenes coherentes y una línea de tensión que se deja notar en el paso de rueda trasero. Solo parece estar fuera de lugar la gruesa línea negra que recorre el lateral, pero al menos acaba en el paragolpes trasero, donde continúa hasta perderse en el paragolpes trasero –acaba de forma un tanto burda, pero no se puede tener todo–.
Reconozco que me gusta, este eléctrico chino me gusta, pero me gusta porque me parece bonito, su conducción de coche eléctrico es, en realidad, lo que menos me atrae del coche. Y eso que el coche es una auténtica bestia, con tres motores que pueden rendir, en conjunto, 710 kW –unos 965 CV–. Los motores se reparten de forma que uno se coloca en el eje delantero y dos en el trasero. Motores que se alimentan de la electricidad que se almacena en una batería de con 100,1 kWh y que permite, según datos oficiales de la marca, recorrer 630 kilómetros con cada carga.
También contará con una variante híbrida enchufable, que mantendrá los tres motores eléctricos y se combinará con un bloque gasolina turbo con 200 kW –272 CV–. La potencia conjunta es de 852 CV y dicen desde la marca, que la autonomía media es de 1.100 kilómetros, aunque no hay que pasar por alto que sin cifras obtenidas según la normativa china.
La verdad es que tales cifras de potencia han dejado de ser algo impresionante o llamativo, todos los coches eléctricos anuncian potencias que hace dos días eran de locos, pero son potencias que no se aprovechan por la tendencia a incluir un solo desarrollo. Al tener una sola relación, hay que buscar un compromiso entre aceleración y velocidad punta y a pesar de tener casi 1.000 CV, pocos se permiten el lujo de superar los 250 km/h. Eso, y que si dejan fluir la potencia en todo su esplendor, la batería duraría nada y menos.
De todas formas, aunque el Denza Z9GT me gusta, nunca me lo compraría. Que sea un coche eléctrico es indiferente porque existe una opción híbrida enchufable y no es lo más determinante, no me lo compraría porque detesto su habitáculo. No es el interior de un coche, es una sala de visionado de pantallas. Hay una pantalla para la instrumentación, pantallas para los retrovisores, una pantalla en el centro del salpicadero de proporciones absurdas y otra pantalla más delante del copiloto. Eso sí, no hay un solo botón para gestionar la calefacción o la radio. Puede ser muy espectacular visualmente, pero en España no podrás siquiera poner la calefacción mientras conduces, pues tocar la pantalla, sin importar que toques, está prohibido y conlleva multa.
Menciono la cuestión de la normativa española, por el Denza Z9GT llegará a Europa en 2025. Todo el mundo lo sitúa como un rival para el Porsche Taycan, pero los precios lo colocan al nivel del Peugeot 508, al menos en China. Allí, el Denza Z9GT híbrido esta disponible desde 334.800 yuanes, unos 42.700 euros, mientras que el Denza Z9GT eléctrico tiene unas tarifas que comienzan en 45.250 euros.
Por cierto, Denza es propiedad de BYD.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".pues si esta prohibido tocar la pantalla conduciendo, no solo van a ser chinos los que van a tener problemas, ya que tanto el grupo Stellantis -por si no tienen ya bastante con el embrollo de los puretech…- como el grupo Vw han apostado fuerte por ello hace tiempo ya para nuestra desgracia.