La desinfección con ozono (O3) ya es una práctica muy extendida para prevenir la propagación del coronavirus o COVID-19 en espacios cerrados. Esta es precisamente una de las soluciones más efectivas en la lucha contra los patógenos en vehículos, junto con los filtros especiales o los ionizadores, pero el ozono siempre ha estado sujeto a medidas de seguridad por lo peligroso que puede llegar a ser para nosotros si no se utiliza de la manera correcta.
Ahora, la Universidad de Medicina de Nara (Japón) ha publicado un estudio en el que se arroja más luz respecto a la eficacia del gas cuando se aplica contra el coronavirus. Los científicos determinaron cuánto ozono hace falta y durante cuánto tiempo para bloquear el efecto del SARS-CoV-2.
Todo el experimento se realizó en un laboratorio de seguridad nivel 3 y con tecnología de cultivo de virus. En el estudio se pusieron a prueba varios métodos para desactivar el virus en espacios cerrados, siendo uno de ellos la desinfección con alcohol o la esterilización con gas ozono. El primero toma mucho esfuerzo y tiempo, mientras que para el segundo no obtuvieron evidencia médica hasta que se modificó su concentración y las condiciones de exposición.
Para ello se utilizó una celda con el virus, en una placa de acero inoxidable dentro de una caja a prueba de ozono, con un generador del propio gas con la certificación de PMDA (Pharmaceuticals and Medical Devices Agency). Con la utilización de este generador se controlaba y mantenía la concentración del gas de 1 a 6 ppm (partes por millón, que mide la cantidad de unidades de la sustancia por cada millón que hay en el conjunto).
La cantidad de exposición, por otra parte, se determina entre ciertos valores CT (establecidos según la certificación PMDA de dispositivos médicos) siendo 330 el valor que se utiliza en experimentos del ministerio japonés de Salud, Trabajo y Bienestar, y 60 el utilizado por las unidades del Departamento de Bomberos para las operaciones de desinfección. Tras el experimento, el virus se inocula en las células y se comprueba si las ha infectado.
El experimento confirmó que la tasa de inacción podía llegar a ser de 1/10.000 con 330 de valor CT y 55 minutos de exposición a la concentración de ozono de 6 ppm. Esto corrobora, por primera vez en un estudio serio, que el ozono es eficaz contra el COVID-19 si la desinfección tiene unos parámetros determinados. Algo que muchos negocios decidieron obviar, intentando colar sus productos antes de que se realizasen pruebas científicas al respecto, amparándose bajo la popularidad del ozono.
Veamos un vídeo de ejemplo de una empresa que se dedica a desinfección con ozono, únicamente con un propósito ilustrativo, no publicitario:
Presupuestos del ozono y su uso en medicina
De lo que sí hay evidencia científica a nivel mundial (de sobra) es que el ozono sirve para ciertos tipos de bacterias, virus, hongos, levaduras y protozoos, pero no de que un virus específico que ha originado una pandemia fuera a doblegarse ante él. Los soldadores lo utilizan, así como equipos sanitarios cualificados como Nanozein para desinfectar concesionarios o tiendas.
En este caso se trata de un servicio de limpieza biotecnológica que no utilizan productos patógenos, pero hay portales en internet como Habitissimo que hacen presupuestos y los pasan a alguna empresa de desinfección que esté interesada. Según informa la página web, el precio promedio del servicio es de 400 euros: lo más barato que se puede encontrar parte de los 60 y lo más caro llega a los 1.050 euros. Las empresas que suelen desinfectar lo hacen en viviendas, tapicerías (que rondan el precio mínimo, los 60 euros), piscinas y conductos de ventilación.
Los precios también variarán en función de la mano de obra, del desplazamiento, área de aplicación y la técnica que se emplea (ultravioleta, descargas eléctricas…). En el caso de un vehículo, la web nos asegura que su precio estaría entre 15 o 20 euros (sin especificar detalles)
Pero también están aquellos que utilizan la información para utilizarla a su favor y sacar provecho con ello, obviando cualquier información científica. Es el caso de los que publicitan productos de dudosa certificación sanitaria o directamente la ozonoterapia, un tipo de medicina alternativa a través de máquinas que mezclan oxígeno con ozono, con el objetivo de respirarlo a modo de tratamiento. Actualmente se está evaluando en ensayos clínicos y no tiene resultados concluyentes, pero sí se ha demostrado que alivia el dolor de espalda en casos de hernia discal.
Estados Unidos y Europa tienen diferentes visiones de esto y de lo que puede ocurrir si colocamos uno de estos aparatos en el coche. El 1 de abril de 2016 se recogía en el código de regulación federal de EEUU que: “El ozono es un gas tóxico sin aplicaciones médicas conocidas; específicas, coadyuvantes o preventivas. Para que el ozono sea efectivo como germicida debe estar presente en una concentración mucho mayor que la tolerada con seguridad por personas y animales”.
El ozono es un gas fundamental para la vida en la Tierra, pero a alturas muy elevadas (la “capa de ozono” está a 15-50 km de altitud), ya que bloquea la radiación ultravioleta del Sol entre el 97 % y el 99 %
De esta manera, Estados Unidos hacía implícito que los generadores de ozono eran fraudulentos y podían confiscarse si se promocionaban o se utilizaban con fines médicos, incluso en hospitales, pues se encuentra prohibido. En la Unión Europea, estos generadores de ozono se consideran productos sanitarios siempre que cuenten con la certificación necesaria, y en España tienen la calificación II-b (avalada por la Agencia de Medicamentos y Productos Sanitarios).
A pesar de ello está siendo revisada mediante el Reglamento Delegado de la Unión Europea nº 1062/2014 de la Comisión Europea, relativo al programa para el examen sistemático de todas las sustancias activas existentes contenidas en los biocidas (mencionadas en el Reglamento nº 528/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo). Esta revisión está centrada en los efectos de desinfección en superficies industriales, materiales, equipos, utensilios y refrigeradores.
Marcas, productos y precios
Existen ozonizadores y ozonizadores. Unos más caros, con empresas tecnológicas de gran capacidad detrás, y otros que puedes encontrar en portales de electrónica por muy poco dinero si se comparan los precios. Ambos casos, quizás, más interesados en conseguir vender que en lo que pueda decir una universidad sobre el ozono y sus efectos sobre el virus en cuestión, sin atender a la salud de la gente.
Por ejemplo, en España tenemos a Cecotec, empresa de electrodomésticos especializada en aspiradoras robots, cocina, planchas, ventilación o calefacción, fitness e incluso movilidad eléctrica, vendiendo patinetes de 700 W y autonomía de 25 km. En junio sacó el Conga Apolo bajo el lema “Tu negocio sin coronavirus […] La solución germicida que lucha contra el COVID-19. Un robot diseñado para desinfectar gérmenes y virus en espacios profesionales con eficacia probada del 99,9%.” Según la empresa valenciana, el ozono se disipa en minutos tras la ventilación del lugar, permitiendo de nuevo su ocupación.
Eso sí, detallan que solo es para uso comercial, no doméstico. También dicen que está avalado por microbiólogos y que tiene una “doble acción antigérmica: UV-C (ultravioleta) y baja concentración de ozono”. En principio, la desinfección por luces ultravioleta está aprobada por la IUVA (Asociación Internacional Ultravioleta), una organización dedicada al desarrollo de estas tecnologías. En este caso han prestado especial atención al asunto microbiológico reuniendo expertos de todo el mundo, según el presidente de IUVA, Dr. Ron Hofmann, también profesor de la Universidad de Toronto.
Su precio es de 999 euros, de los precios más altos que puede haber en el mercado con estas características. Pero no es el único producto que cotiza al alza gracias a la epidemia: existen los denominados cañones de ozono que, siendo más baratos (entre 120 y 600 euros), se presentan como domésticos y fáciles de utilizar (profesionales) como el Ozonator Plus, de ECO-DE.
Este -supuestamente- no solo purifica el aire, si no que también utiliza agua ozonizada para desinfectar cualquier tipo de objeto, desde frutas y verduras hasta el propio coche, por tan solo 100 euros. Este tipo de productos pueden emitir mínimas cantidades de ozono, las necesarias para eliminar hedores, pero que en realidad no desinfecten.
Es el caso de los ozonizadores y los anionizadores (que utilizan aniones, partículas subatómicas de carga negativa) que están muy de moda en Amazon y que van destinadas a su utilización en los coches. Estos ozonizadores utilizan impulsos eléctricos de alta tensión para generar ozono, y pueden instalarse en el mechero de forma sencilla. Aunque, como en los anteriores casos, nada asegura que vayan a funcionar contra el COVID-19. Más bien lo contrario.
¿Qué dicen las autoridades?
En España, el Ministerio de Sanidad no ha registrado de forma oficial el ozono como virucida, pero sí incluye a las máquinas de ozono en su lista de productos permitidos para comercializarse como tal. Siempre y cuando hasta que la Unión Europea hagan las pertinentes investigaciones que ya ha elaborado Japón y se cumplan los requisitos de seguridad.
El Consejo General de Colegios Farmacéuticos elaboró un informe en el que se subrayan aspectos a tener en cuenta a la hora de buscar un ozonizador para desinfectar en el caso de que el usuario se decante por ello. Primero, no solo es altamente reactivo y corrosivo en materia orgánica, si no también inorgánica, por lo que no se puede utilizar en un espacio con personas y el ozonizador debe estar fabricado con acero inoxidable.
Segundo, es un aparato con tecnicidades muy complejas, lo que hará que el precio sea mayor que el de otros tipos de desinfecciones. Y tercero, puede llegar a ser explosivo en concentraciones altas (con más de 240 g/m3), lo que hace necesario que el ozonizador y el fabricante cumpla con todas las precauciones en el sistema de generación del gas. Además, a concentraciones muy bajas puede producir irritaciones en ojos, garganta, hipersensibilidad en los bronquios e inflamación.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) considera que las personas no se pondrán en peligro si no se exponen al ozono más de 0,05 ppm durante 8 horas. De hecho, el ozono troposférico (a baja altura) es uno de los gases más peligrosos para la salud que se genera con la contaminación que produce el tráfico rodado al combinarse los óxidos de nitrógeno (NOx, considerados gases precursores) con la luz solar. Paradójicamente, se está usando como virucida un gas que literalmente sobra -a efectos salubres- en muchas ciudades.
Acabamos de sacar el #InformeOzono2019
Seguimos mal, y ni el gobierno central ni las CCAA afectadas hacen lo necesario para garantizar que respiremos aire limpio.
? https://t.co/xnnCGdMWCL pic.twitter.com/2logTFMnLM— Paco Segura (@Paco__Segura) October 22, 2019
La EPA (Agencia de Protección Ambiental), la CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades), la OMS, la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos) y la SESA (Sociedad Española de Sanidad Ambiental) tampoco recogen en sus listas oficiales al ozono como instrumento válido para la desinfección del coronavirus, e incluso algunas de ellas desaconsejan su utilización por los riesgos que implica, pues no solo es una cuestión de eficacia o no: también es una cuestión de desinformación, de lo que nos pueden ofrecer para nuestros vehículos y el uso que hagamos de ello.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿el ozono acaba realmente con el coronavirus? Sí, siempre y cuando se concentre una cantidad suficiente de este gas en un espacio cerrado, y durante cierto tiempo, llegando a desactivar el patógeno, pero también sería perjudicial para la salud, por lo que no debe haber nadie en dicho espacio. Tras haber realizado una desinfección con ozono, hay que ventilar hasta que el gas se disipe, para evitar riesgos.
Seguramente, la mayoría de aparatos que supuestamente desinfectan el coche con poco dinero generando ozono (sobre todo si se usan en marcha) tengan una eficacia baja o nula contra el patógeno. En cuanto a la eficacia de las desinfecciones con ozono que tanto se promocionan últimamente, dependerá de la concentración de ozono que se consiga en el habitáculo y el tiempo que se usen las máquinas.
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Enrique Delgado
Terminando la carrera de audiovisuales y empezando en el mundo del periodismo con el espíritu de aprender sobre motor. Siempre tengo un ojo para lo que ocurre en el mundo y otro en absorber todo el conocimiento que pueda sobre él para escribir literatura, mi hobby personal.COMENTARIOS