Jaguar está en un momento crucial en su historia. Su catálogo se ha reducido a un solo modelo, el F-Pace, mientras los problemas por la fiabilidad de sus coches y la necesidad de desarrollar el futuro de la marca, asaltan a la compañía que podría irse a pique, a poco que algo falle de aquí a no muchos años.

Las cosas nunca han sido fáciles para Jaguar, aunque durante muchos años, se ganó la imagen de marca de alta gama deportiva con éxitos incluso en las 24 Horas de Le Mans. La cuestión es que aquello pasó hace décadas y pocos se acuerdan ya de ello. Es más, hace tanto tiempo que Jaguar no destaca en competición, que su imagen como firma deportiva se ha diluido totalmente, un hecho que tampoco parece importar mucho en la compañía si tenemos en cuanta sus últimas declaraciones y todo lo que tiene planeado para el futuro.

Jaguar se quiere convertir en un sello de ultralujo, un escalón por encima de los premium, que les permita no solo recuperar su antigua imagen, sino aumentar las ganancias con productos de mayor margen de beneficio. Además, cuando el actual Jaguar F-Pace deje de fabricarse, será la última vez que un Jaguar monte un propulsor de combustión interna, pues uno de los máximos objetivos de la compañía es convertirse en un fabricante de vehículos eléctricos.

Teóricamente, Jaguar será, exclusivamente, un fabricante de coches eléctricos a partir de 2025, incluso con la inestable demanda de vehículos eléctricos y los diferentes cambios de estrategia que han llevado a cabo diferentes rivales, más o menos directos, de la marca británica. Marcas como Mercedes o Audi, han cambiado sus planes y han modificado las fechas en las que se retirarán los motores de combustión del mercado.

Esa era eléctrica de Jaguar comenzará antes de que finalice 2024, con la presentación de un prototipo que se antoja crucial. La fecha señalada es diciembre de 2024, cuando darán a conocer un coche radicalmente nuevo, que dará comienzo a una nueva era para la marca. Una era importante, vital, si esto que tienen en mente no funciona, podría significar el adiós definitivo de Jaguar y por eso, la marca invertirá una gran cantidad de dinero en su desarrollo, aunque será una cantidad tan elevada, que podría suponer un riesgo en sí mismo.

De primeras, el concept car que nos tienen preparado es un coupé, un vehículo de aspiraciones Gran Turismo, que estrenará el próximo lenguaje de diseño de Jaguar y adelantará la llegada de un modelo de producción. Luego se verá acompañado de un SUV, el cual, será rival director para el Bentley Bentayga, lo que deja claro la ambición que tienen en la firma. Pero ojo, porque el siguiente modelo planeado es un sedán, un hipotético rival para el Bentley Flying Spur.

El director general de Jaguar, Rawdon Glover, hablo con la revista británica Autocar y comentó que a la hora de diseñar estos futuros modelos de Jaguar, la imagen ha sido uno de los principios básicos: “los coches eléctricos son todos bastante similares, porque han pasado demasiado tiempo en el túnel de viento por cuestiones de autonomía. Si lo analizamos, es un sector bastante homogéneo, y sospecho que esa podría ser parte de la razón por la que el sector de los vehículos eléctricos se estancó un poco. En realidad, lo que queremos hacer es fabricar un coche que realmente desafíe algunas de esas convenciones”.

De todas formas, Jaguar está haciendo las cosas de forma muy extraña. Si hacemos un poco de memoria, a comienzos de 2022, la marca anunció que haría un parón de tres años, para preparar una transformación radical y asentar, de esta forma, el futuro de la compañía. Esa transformación consiste en abandonar los motores de combustión interna y adentrarse en un segmento por encima de Mercedes o BMW. Por el momento sobrevive, como ya se ha dicho, el Jaguar F-Pace, y lo hace porque todavía resulta rentable.

Para lograr esa transformación, harían falta 17.400 millones de euros a lo largo de cinco años. Una inversión que también afectaría a Land Rover –que se ha dividido en tres submarcas: Range Rover, Discovery y Defender–. Se trata de la mayor inversión que ha realizado la compañía en toda su historia, pero que, al parecer, no será suficiente. Y esto lo han reconocido desde la misma marca. Ahora hay nuevos datos que, por lo visto, indican la necesidad de invertir otros 3.500 millones de euros adicionales si se pretende que todo continúe por el camino que se habían marcado.

¿Cuáles son los motivos para esta mayor inversión? Pues la inestabilidad en las ventas de coches eléctricos. Jaguar se verá obligada a poner algo de dinero en grupos motores híbridos. Así lo ha dejado caer el director financiero de Jaguar Land Rover –JLR–, Richard Molyneux: “hasta que una tecnología de motorización triunfe a nivel mundial, vamos a seguir invirtiendo en varios motores al mismo tiempo, por lo que, probablemente, el gasto subirá”.

Es por eso que Jaguar ha firmado un acuerdo de colaboración con Chery, para el suministro de plataformas y sistemas específicos para híbridos e híbridos enchufables. Bueno, en realidad el acuerdo entre ambas empresas data de 2014, cuando iniciaron una joint venture en China para la fabricación de vehículos.

Las plataformas que usará Jaguar son las conocidas como E0X y M3X, dos plataformas modulares que se usan en varias marcas propiedad de Chery. Por ejemplo, Exeed, una de las marcas bajo el amparo de Chery, usa la plataforma M3X para vehículos de altas prestaciones eléctricos e híbridos enchufables. Mientras tanto, la plataforma E0X se usa para vehículos eléctricos e híbridos en serie –los mal llamados eléctricos con autonomía extendida– con estructura de 800 voltios.