Cómo el Audi 90 IMSA GTO cambió para siempre el campeonato estadounidense

Cómo el Audi 90 IMSA GTO cambió para siempre el campeonato estadounidense

Influyó en el diseño de los coches a partir de la primera mitad de la década de los 80


Tiempo de lectura: 8 min.

Al otro lado del Atlántico siempre tuvieron una forma peculiar de ver el mundo del automovilismo, todo partiendo desde la base de su forma de vivir y de las infraestructuras necesarias para unir por tierra un país enorme. Hoy vamos a hablaros de cómo el Audi 90 IMSA GTO cambió para siempre el campeonato estadounidense e influyó en el diseño de los coches a partir de la primera mitad de la década de los 80.

A este lado del Atlántico, la unión del turbo y la tracción total Quattro brillaba alzando al Sport Quattro como vencedor del Mundial de Rallies en 1982. Se atisbaba una nueva era, por lo que los fabricantes se apresuraban a implementar la fórmula en sus vehículos con la única premisa de hacerlo en la plataforma más pequeña posible y con mejor reparto de pesos que el Sport Quattro. Mientras este quedó en segundo lugar en el 83, ganó de nuevo en el 84 y repitió segundo escalón en el 85, quedaba claro para el 86 el Sport Quattro ya estaba obsoleto.

Audi estaba inmersa en el desarrollo de un prototipo para el Grupo B y el Grupo S de cara a extender su dominio en el Mundial de Rallies, pero la FIA introdujo un nuevo reglamento en el WRC. Los mejores vehículos de rally ahora eran del Grupo A, condenando al Grupo B. La muerte del Grupo B hizo que muchos fabricantes buscasen alternativas en las que aplicar sus conocimientos, el Dakar fue una de ellas, pero una competición anual no era suficiente ocupación para estos devoradores de campeonatos.

El fin prematuro del Grupo B hizo que las marcas tratasen de aplicar toda esa ingeniería en otras competiciones

En este Grupo A todos los coches debían partir de vehículos de producción en lugar de prototipos de corta tirada, por lo que Audi probó en 1987 con el 200 Quattro con resultados mediocres. Además, la marca estaba intentando llamar la atención de la audiencia estadounidense, y los rallies no estaban resultando efectivos en este cometido. Para 1988 Audi dio el paso y preparó su 200 Quattro para correr en Estados Unidos la Trans-Am, creando el Audi 200 Quattro Trans-Am.

El monstruoso Audi estaba impulsado por el cinco cilindros en línea de 2.1 litros, entregando alrededor de 500 CV para solamente 1.100 kg. Evidentemente, el coche estaba equipado con la famosa tracción Quattro, y fue fabricado para vencer a los estadounidenses en su propio juego. El alemán demostró ser rápido desde el principio, y aterrorizó al resto de la parrilla con sus extraordinarias capacidades. Por ello, rápidamente el resto de competidores llamaron la atención de los directivos del campeonato para que se equilibrase la competición.

Como resultado de las quejas, las reglas cambiaron a lo largo de la temporada para intentar obstaculizar a Audi. Por ejemplo, lograron que se lastrase el Audi con 50 kg, que posteriormente ascendió a 100 kg, después le restringieron la entrada de aire al turbo, e incluso lograron que se le obligase a utilizar neumáticos más estrechos. Aun así, ninguno de estos cambios realizados por el SCCA (Sports Car Club of America) surtió efecto, el Audi campaba a sus anchas ganando el campeonato de constructores y el de pilotos con Hurley Haywood.

Todo fueron trabas, pero aun así Audi se alzó con la victoria en la Trans-Am

Para la temporada de 1989, la SCCA cambió las reglas de nuevo para intentar impedir otra victoria aplastante de los alemanes, por lo que prohibió los sistemas de tracción total y el uso de cualquier motor fabricado fuera de los Estados Unidos. Aun así, Audi no se molestó debido a que ya tenían un nuevo objetivo, la IMSA (International Motor Sport Association). Las regulaciones de IMSA eran mucho más laxas que las regentes en la Trans-Am, y aquí fue donde nació el Audi 90 IMSA GTO.

Este compartía con su hermano de calle el panel del techo de acero, y eso es todo. Como podéis imaginar, el coche era una auténtica locura, y aunque el peso se alzaba hasta los 1.200 kg, 100 más que en la Trans-Am, la potencia ascendía hasta los 720 CV. En este caso la cilindrada era de 2.2 litros y, además, se le permitía utilizar el sistema de tracción Quattro. Audi tenía en su mesa la receta del éxito que le llevó a lo más alto en la Trans-Am, solo tenía que adaptarla a la IMSA.

El 90 GTO no tenía nada que ver con el 200 Trans-Am, mientras que el 200 tenía que basarse en un automóvil de producción, el 90 solamente se tenía que ceñir a la distancia entre ejes y los alerones se debían vender en 250 unidades. El chasis se realizó de acero aeroespacial y se aligeró todo el peso posible en la carrocería con la utilización de materiales compuestos. A ese amasijo de tubos se le instaló el motor del Sport Quattro S1 y al pasar por la báscula descubrieron que pesaba 900 kg. Una vez colocaron los 300 kg de lastre de forma cuidadosa para no descompensar este monstruo, estuvieron listos para competir.

Bajo la imponente carrocería de fibra se esconde la mecánica del Audi Sport Quattro S1, y 300 kg de lastre

Aun así, la temporada no comenzó de la forma ideal para Audi, debido a que anularon el desarrollo del motor, perdieron las dos primeras carreras de la temporada. Tras la derrota en las 24 Horas de Daytona y las 12 Horas de Sebring, Herwart Kreiner, el jefe de Audi Sport en ese momento, estaba preocupado de que los motores no fueran fiables y ordenó que se repararan para mejorar la fiabilidad. Una vez de vuelta la marca esperaba ganar como lo hizo en la Trans-Am, incluso fichó a los pilotos que ganaron aquella competición en 1988 con los Audi 200.

La tercera carrera de la temporada tuvo lugar en Miami, pero en absoluto fue lo esperado. Hurley Haywood se vio obligado a retirarse por un incidente de carrera, y Hans Stuck se retiró por un fallo en la caja de cambios. Después de las tres primeras carreras nadie daba nada por el equipo de Audi. El equipo disponía de ocho semanas hasta la siguiente carrera, por lo que se apresuró a intentar resolver todos los problemas para cambiar por completo la temporada en el periplo estadounidense.

Esa temporada la parrilla estaba conformada, entre otros, por los Ford Mustang con sus poderosos V8 atmosféricos, un Ferrari F40, el Ford RS200 que siguió los pasos desde el Mundial de Rallies hasta la IMSA seguido por Audi e incluso un Nissan 300ZX. Con tal diversidad de marcas y soluciones como podéis imaginar eran carreras muy emocionantes, algunas de ellas entre muros, otras de larga duración, todas ellas eran un castigo severo a sus mecánicas.

audi 90

Era curioso ver como coches de todos los rincones del planeta luchaban para alzarse con la victoria

La telemetría en tiempo real fue como el Audi 90 IMSA GTO cambió para siempre el campeonato estadounidense, convirtiéndolo así en el primer Audi en equipar esta tecnología. Con la posibilidad de registrar velocidades, presiones y temperaturas desde el paddock afinaron el coche para la cuarta carrera de la temporada en Summit Point, y funcionó. Los pilotos de la escuadra alemana sorprendieron a propios y extraños consiguiendo un doblete. La siguiente carrera también cayó en manos de Stuck, pero el otro Audi no pudo acompañarle en el doblete debido a incidentes de carrera.

Durante la temporada continuaron arañando puntos cuando tenían oportunidad, y hacia el final de la temporada todo pareció encajar, con un Stuck desatado que se alzó con la victoria en cinco de las últimas siete carreras de la temporada. Todo se reducía a la última carrera, y matemáticamente Audi podía alzarse con el campeonato, por lo que el jefe de equipo decidió utilizar piezas del motor no probadas para tratar de asegurar una ventaja virtual. Esto fue un movimiento poco popular en el equipo, que finalmente acabó fracasando con ambos Audi 90 GTO en el box por problemas mecánicos.

Todo terminó con Stuck a dos puntos del campeón, Peter Halsmer, que se alzó con el campeonato a los mandos del Mercury Cougar XR-7 de Roush Racing quedando en segundo lugar en la carrera de Del Mar, en California. Los alemanes también se quedaron a las puertas del campeonato de constructores, rematando la amarga decepción tras el ascenso meteórico de los Audi 90 GTO IMSA desde el fondo de la parrilla de las primeras carreras. Tras esto, Audi abandonó la IMSA y Estados Unidos en cuanto a competiciones para centrarse en el Campeonato alemán de turismos (DTM) con el Audi V8 Quattro, pero esa es otra historia.

El agridulce final dio al traste con la aventura estadounidense de Audi, haciendo que se centrase en campeonatos más cerca de su sede

A pesar de abandonar tierras estadounidenses, así fue como el Audi 90 IMSA GTO cambió para siempre el campeonato estadounidense, incluyendo la telemetría en todos los equipos importantes para la temporada de 1990. De esta forma, Audi dejó su huella e imagen de marca al otro lado del Atlántico a pesar de no ganar el campeonato. Os dejamos un video actual del Audi 90 IMSA GTO en el Festival de Goodwood y con la última carrera del campeonato, disfrutadlos mientras estén disponibles.

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Sobre mí

Francisco Javier Rodriguez

En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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