El Brabus Rocket GTS es la última creación del conocido especialista en Mercedes –aunque también ha sido capaz de abrir su abanico hacia otras marcas–, un coche que, a simple vista, se aprecia brutal, salvaje, incluso intimidador. No obstante, reconozco que la primera vez que lo vi, me recordó al BMW Z3 Coupé, por su configuración shooting brake “de verdad”, con ese morro largo y su parte trasera casi de carrocería familiar. Y se podría pensar, además, que se trata de un Mercedes-AMG GT, pero en realidad, la base escogida es el Mercedes-AMG SL, lo que potencia todavía más el notable trabajo que han hecho en los talleres de Brabus.

Los shooting brake son coches un tanto peculiares. Nacieron en Reino Unido, según se dice, durante la “época malva”, allá por 1890 –se le conoce así, porque William Henry Perkin inventó un colorante que permitió el uso de esa tonalidad en los tejidos y la moda se volvió malva durante algunos años–. Era carruaje con una parte trasera adaptada, para que los cazadores pudieran llevar sus utensilios de caza y recogerlos fácilmente cuando se divisaba una presa, que también podía ser transportada en dicho espacio trasero. Se hacía un “shooting brake”, una parada para disparar, por así decirlo.

Trasladar ese concepto a los vehículos a motor ha creado toda una serie de automóviles, a cada cual más personal, que ha degenerado en carrocerías familiares que nada tienen que ver con el concepto inicial, hablando de diseño, claro. Un shooting brake es un coche, por lo general, de dos plazas, con una parte trasera muy similar a un familiar. De hecho, a esos coches se les denomina también como “coupé familiar” o “coupé combi”, una idea que cuadra bastante bien con el antes mencionado BMW Z3 coupé, con su reemplazo, el BMW Z4 Coupé o incluso con el diseño del Ferrari FF. Una categoría donde el nuevo Brabus Rocket GTS encaja a la perfección.

No obstante, y como resulta evidente, el objetivo de los actuales shooting brake y del Brabus Rocket GTS, no es llevar de caza al propietario, ni mucho menos. El objetivo es ofrecer un coche de imagen impactante, potencia bruta bajo el pie derecho y una terminación sin reproche. Argumentos que se cumplen, punto por punto, en la nueva creación alemana, o al menos casi todas, pues de los acabados no podemos decir mucho si solo tenemos fotos par juzgarlo. De todas formas, Brabus es famosa no solo por dejar que sus ingenieros hagan locuras, sino también por ofrecer coches muy bien fabricados. De hecho, la base ya es buena, así que no debería ser muy complicado mantener el nivel –aunque meter la pata es todavía más fácil, ojo–.

Y ya que se menciona la base, hay que decir que se trata del Mercedes-AMG SL63 E-Performance, la variante híbrida superprestacional del roadster alemán, el cual, como se aprecia en las fotos, ha sufrido una transformación radical. Pero claro, emplear un roadster para crear un coupé ha provocado que no sea un diseño muy equilibrado, al que debemos sumar una serie de elementos que ”ensucian” un poco la línea del coche, como las salidas de aire tras las ruedas delanteras. No obstante, aun así, hay que elogiar el resultado final, todo ello, por supuesto, fabricado con fibra de carbono y, además, vista; sin pintar. Según cuentan desde Brabus, se ha usado tecnología CAD y CFD para el diseño y desarrollo de los nuevos elementos, acompañado de una serie de pruebas intensivas en túnel de viento.

Como suele ser habitual en Brabus, no solo han trabajado la imagen, también toda la parte mecánica para lograr uno de los coches híbridos más rápidos del mundo: 0 a 100 km/h en 2,6 segundos, 0 a 200 km/h en 9,5 segundos, los 300 km/h los alcanza tras 23,6 segundos de aceleración a fondo y la velocidad máxima se queda en 317 km/h limitada electrónicamente. Podría ir más allá, pues el motor, al que han llamado Rocket 1000, desarrolla 735 kW, es decir, 1.000 CV, junto a 1.820 Nm de par. Esto se logra mediante un motor V8 biturbo que rinde 585 kW, 795 CV y un par máximo de 1.250 Nm, que se ha limitado electrónicamente a 1.050 Nm para que sea más sencillo exprimir su potencia y, seguramente, para no destruir la transmisión –automática de nueve relaciones–. El motor eléctrico aporta 150 kW, unos 204 CV.

El trabajo para llegar a ese nivel de rendimiento ha sido notable. Según la ficha técnica del Brabus Rocket GTS, el cigüeñal ha sido rediseñado y fabricado a partir de un bloque sólido, se ha montado nuevas bielas también fabricadas a partir de un bloque macizo, al tiempo que los pistones son nuevos –forjados– y los turbos son de origen Brabus. Se ha montado una nueva línea de escape con catalizadores y filtros de partículas específicos y la gestión electrónica es una PowerXtra B40E-1000 de Brabus. Suspensiones, frenos y llantas, como cabe esperar, se han cambiado por nuevos componentes fabricados por el propio especialista.

Para el habitáculo también hay novedad, con mucha fibra de carbono, nuevos tapizados y cosas por el estilo. Es decir, lo habitual en estos casos.