Los compactos, al menos de momento, parecen resistir la embestida de los SUV estoicamente, aunque eso no quiere decir que no estén saliendo mal parados en algunos casos. Ahí están los Renault Mégane o Citroën C4, ambos transformados en una especie de mezcla de compacto tradicional y SUV. De Citroën era esperable algo así, porque siempre ha sido una firma de coches raros, a excepción del Xsara y de la generación del C4 anterior a la que se vende actualmente, pero de Renault no tanto. Una metamorfosis que no tiene por qué ser permanente, no olvidemos la época aquella en la que todo iba a ser monovolumen y algunos modelos se vieron afectados por la moda, como el SEAT León o el Peugeot 307 y las primeras generaciones del Peugeot 308.
Ahora todo mira hacia el segmento SUV y está empezando a ser complicado encontrar coches tradicionales, de toda la vida, para aquellos que no quieren o no necesitan un SUV. Por necesitar, realmente, poca gente necesita un SUV, pero las necesidades muchas veces quedan eclipsadas por las modas, sobre todo cuando esa moda gira en torno a un coche grande y aparente. El coche es una simple herramienta para la enorme mayoría de los que se compran un SUV, pero sin embargo, el presumir de coche no se lo dejan en casa, sigue siendo un elemento de imagen, sin lugar a dudas.
Pero para todos aquellos que quieran imagen y además, un coche “como la copa de un pino”, deberían comenzar a mirar hacia otro lado, hacia un lugar donde no hay SUV, porque después de haber tenido durante una semana el nuevo Peugeot 308, me cuesta entender todavía más esta obsesión de los usuarios por los “Sport Utility Vehicles”. Y ojo, no es porque no me gusten los SUV, es que no entiendo esta locura que le ha entrado a todo el mundo por ellos, teniendo coches como el Peugeot 308.
A modo de resumen, creo que el nuevo compacto francés es de lo mejorcito que hay en el segmento a día de hoy y además, imagen le sobra, la gente se daba la vuelta a mirar, incluso se negaban a cruzar por el paso de peatones y preferían dejarme pasar para ver mejor el coche. Y no me lo estoy inventando, me lo dijeron en un par de ocasiones con unas palabras similares a las aquí expuestas.
Diseño que centra todas las miradas
El nuevo Peugeot 308 entra por los ojos, pero también convence al volante, lástima que su precio esté por encima de la media. La versión que la marca nos cedió, un Peugeot 308 1.5 BlueHDi GT, ronda los 34.000 euros, 33.920 euros según su página oficial, sin extras. Es una tarifa elevada, aunque también es justo reconocer que el nuevo 308 es muy bueno en muchos apartados. Tiene buena pisada, buenos acabados, buen tacto en general de conducción… un gran conjunto, pero vayamos por partes.
La nueva generación del Peugeot 308 se presentó hace, aproximadamente un año, allá por marzo de 2021 y casi, casi, por estas fechas. Sorprendía a todos por su diseño, totalmente rompedor respecto a su generación saliente y especialmente llamativo, tomando rasgos del Peugeot 508 y estrenando el nuevo logotipo de la marca. Debo decir que cuando lo vi, no me acabó de convencer, sobre todo el enorme logotipo que lleva ahora en su calandra, que es igual de grande. Siempre me gustó el típico león de Peugeot y este escudo que usarán ahora en todos sus coches no es tan bonito, al menos para mi obviamente.
Tampoco terminaba de gustarme su diseño, me parecía un tanto recargado, muy en línea con las tendencias actuales de poner líneas de tensión aquí y allá, formas poco naturales, adornos simulando entradas de aire; la primera vez que lo vi en vivo, nuevamente al recoger uno de los coches que la marca nos ha cedido anteriormente, era una unidad de color color que, siendo sincero, me sorprendió para bien. El logotipo sigue sin convencerme y sigo pensando que podrían haber implementado formas más naturales, pero tiene unos volúmenes muy equilibrados, es bajito y es ancho, tiene una buena planta. Resumiendo, en vivo gana mucho y nuevamente, creo que es de esos coches que mejor verlos en vivo y en directo antes de tomar una decisión.
Evidentemente, al ser el acabado GT, el más alto de la gama, el coche luce mucho mejor que en las opciones menos equipadas, principalmente gracias a unas llantas de 18 pulgadas (modelo Kamakura) que ocupan todo el hueco del guardabarros, ayudando a mejorar mucho la imagen. El color que luce la unidad que nos dejó la marca, llamado “Verde Olivine”, es el elegido para las fotos oficiales y además, es el único de toda la paleta de colores que no tiene coste, pero por ejemplo, el “Rojo Elixir” de aquella unidad que vi, cuesta 779 euros.
Un habitáculo con claroscuros
Al final, estéticamente, el nuevo Peugeot 308 acaba por entrar por los ojos, es de esos coches que cuanto más miras más te gusta. Quizá sea porque me he tenido que acostumbrar al diseño o porque no acabo de aceptar de primeras estos diseños que se salen un poco de lo normal, aunque tampoco creo que sea el caso porque soy de esos locos que tendrían un Renault Avantime en su colección y diseños como el que tenía el Subaru Impreza que tuvimos hace poco, me resultan un poco aburridos (aburrido no quiere decir feo).
Me ocurre exactamente lo mismo con el habitáculo, aunque en esta ocasión, se han implementado algunas soluciones que sí me han gustado, a pesar de no tener mandos físicos. En cuanto al diseño, lo único que se me ocurre decir es que resulta “muy Peugeot”. La marca francesa ha creado una línea de diseño muy particular, que puede gustar más o menos, pero no podemos negar que resulta llamativa. El volante pequeño me gusta cada vez más y al contrario de lo que dicen en otros medios, personalmente, me encuentro muy cómodo manejando ese mini volante, incluso cuando hay que trabajar sobre toda su superficie en poblado o en curvas cerradas. Además, la dirección es bastante directa y no hay que mover mucho el volante para que el coche acabe yendo por donde quieres, aunque esto lo dejamos para más adelante.
El acabado, tanto por aspecto como por tacto o sensaciones generales, es soberbio. Todo está bien ajustado, todo tiene buen tacto, todo es agradable; es una de las cosas que más me gustaron del coche, aunque la unión del panel del techo con el parabrisas sigue siendo un tema pendiente para muchas marcas, entre ellas, Peugeot. Si obviamos ese punto, sobresaliente, sobre todo los asientos. Son unidades certificadas por AGR (Aktion Gesunder Rüken) y son de lo mejor del coche: cómodos, bonitos y sujetan muy bien incluso en la zona de los hombros.
La inclusión de estos asientos, no obstante, acaba un poco ensombrecida por otras cuestiones. No hay mandos físicos, o casi, todo es táctil aunque se ha usado una nueva solución que mejora el uso general. Bajo la pantalla hay una zona con seis iconos de gran tamaño que sirve de acceso directo a diferentes funciones. Hay que apartar la mirada de la carretera para usarlos, pero su gran tamaño permite que se invierta menos tiempo en esa mirada y que también sea más sencillo colocar el dedo sobre ellos para su accionamiento. Bajo estos, unos pequeños botones físicos (por eso antes he dicho “casi”), que también sirven como accesos directos a otras funciones. La calefacción sigue siendo de manejo a través de la pantalla.
Y ahora te preguntarás, ¿Qué tendrá que ver todo esto con los asientos? Pues bien, para poder accionar las funciones desde la pantalla, me veía obligado a moverme y a separar ligeramente la espalda del asiento. Desde mi punto de vista, creo que es un fallo a destacar, porque no tiene sentido poner unos sensacionales asientos con certificación AGR, diseñar un puesto de conducción que según la marca, es el mejor en cuanto a postura (personalmente, yo me encuentro muy cómodo en él), pero luego tengo que moverme para accionar la pantalla, el único punto del vehículo que permite el acceso a las diferentes funciones que ofrece el sistema multimedia.
¡Un motor diésel!
Después de tanto híbrido, conducir un motor diésel se hace incluso placentero. Mi coche personal es diésel, tiene 11 años y hasta que no explote no lo voy a cambiar, pero la gran mayoría de los coches que han pasado por aquí últimamente son híbridos. Algún gasolina hemos tenido, pero la mayoría, híbridos. Que la marca nos haya cedido un Peugeot 308 diésel es algo que, personalmente, me llama la atención. Solo hay un diésel en la gama, el conocido 1.5 BlueHDi de 130 CV, ya se sabe lo que está ocurriendo estos propulsores y no precisamente porque sean malos, aunque no vamos a entrar con este tema ahora.
Y no voy a entrar porque todavía creo que los propulsores alimentados por gasóleo tienen muchísimo interés. Voy a poner un ejemplo. Cuando recogí el coche de la central de Peugeot, con el depósito lleno, marcaba 800 kilómetros de autonomía. Cuando llegué a casa, casi 40 kilómetros después, seguía marcando 800 kilómetros de autonomía. Hice varios recorridos por la zona, por poblado y salí un par de veces a autopista, viendo en el marcador como la autonomía bajaba a 760 kilómetros. Había recorrido por lo menos 100 kilómetros y no se traducía en los cálculos del ordenador. Miré el consumo medio que indicaba la instrumentación y había sido de 5,5 litros, un consumo obtenido circulando a una velocidad normal, con aceleraciones suaves.
No pude resistir la tentación y salí a realizar una acción que hacía mucho que no hacía: buscar consumos. Es decir, salir a conducir con una única intención de lograr los consumos más bajos y también, los más altos. Tengo varios recorridos seleccionados para estas cosas y hacia allí que me fui. El resultado fueron 5,4 litros en el caso de la cifra más baja y 7,2 en la cifra más alta. De hecho, haciendo el mismo recorrido pero con una conducción normal, el consumo medio se quedó en 6,1 litros. Es decir, este motor no gasta nada y creo que sería una opción que deberían tener en cuenta muchos conductores, sobre todo aquellos que hagan muchos kilómetros por autopista.
Es cierto que los 130 CV se quedan un poco cortos en algunas circunstancias, sobre todo con las 8 relaciones que tiene el cambio automático equipado. La marcha más alta es muy, muy larga y el motor gira muy abajo incluso a velocidad elevada, si se quiere algo de reprís y de aceleración, hay que pisar el acelerador para que la gestión del cambio baje al menos dos relaciones o bien, bajarlas con las levas del volante. Dos mandos, por cierto, que no me gustaron. Son levas pequeñas, muy pegadas al volante y se mueven con él.
Aún así, para la mayoría de los usuarios este motor corre lo suficiente. Sin embargo, habrá cosas que no gusten a todo el mundo. Una de ellas tiene que ver con las vibraciones. Sí, el motor vibra, se siente en el habitáculo incluso en los pedales (es muy ligero, pero se siente). A mi me gusta mucho sentir el motor, le da personalidad al coche, le da vida, pero los coches actuales ni suenan ni vibran y habrá quien no acepte esta característica.
Pero qué bien va este coche…
Una de las cosas que provocan que este motor se sienta un poco flojo es su chasis, la puesta a punto general del coche. Creo, sin lugar a dudas, que es uno de los mejores del segmento, incluso mejor que el SEAT León, que ya de por sí es muy bueno. Sin embargo, el tacto general del nuevo Peugeot 308 me ha convencido más, sobre todo por una dirección bastante directa, por un aplomo muy elevado en cualquier situación y porque la suspensión ofrece un gran compromiso entre sujetar la carrocería, plantar las ruedas sobre el suelo y absorber irregularidades.
El equilibrio del chasis permite ir a paso de persona o como si te persiguiera la misma parca, con una confianza total y con un límite altísimo. Quizá esto último sea un pequeño problema, porque para tener sensaciones “de verdad”, tienes que ir realmente despendolado. Aún así, puedes disfrutar mucho con este coche en carretera de curvas, todo lo que permite el motor, claro, que está totalmente sobrepasado por el chasis. La sensación a los mandos es de ir sobrado de coche, pero falto de motor, llegas a la curvas la impresión es de ir mucho más lento de lo que realmente vas y acabas atacando a un ritmo de locos. La dirección, repito, ayuda mucho a esa sensación de control, pero los asientos y cómo trabaja la suspensión, forman una combinación sensacional.
He leído alguna vez que el famoso i-Cockpit de Peugeot no acaba de cuajar y que no permite disfrutar al máximo del coche, pero en mi caso, no puedo decir lo mismo. He disfrutado mucho con este Peugeot 308, con una dirección que no requiere de mucho para meter el coche en la curva, de una posición de los pedales que permite controlarlos casi sin pensar y de una posición al volante bastante buena. Además, el coche tiene un paso por curva muy rápido, cambia de apoyo igual de rápido y la carrocería apenas balancea y cabecea. Que pena que sea tan caro…
Después de una semana, me pregunto más que nunca quien puede querer un SUV habiendo coches como este, sobre todo cuando tiene con una carrocería familiar en catálogo. Estéticamente llama la atención de todo el mundo, la calidad es elevada, su motor diésel consume menos que un mechero y su comportamiento es más que ejemplar. Y si no quieres diésel, tienes dos opciones híbridas enchufables con 180 y 225 CV y un gasolina PureTech también con 130 CV.
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | Peugeot 308 | |
---|---|---|
MODELO | 5p GT BlueHDi 130 EAT8 | |
MOTOR | Delantero transversal de cuatro cilindros, 1.499 centímetros cúbicos. Turbodiésel. | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 96 kW (130 CV) a 3.750 rpm |
Par máximo | 300 Nm a 1.750 rpm | |
TRANSMISIÓN | Tracción delantera. Cambio automático de ocho relaciones con convertidor de par. | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto en milímetros | 4.367 x 1.852 x 1.444 |
Batalla en milímetros | 2.675 | |
Peso | 1.436 kilos | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 10,6 segundos |
Velocidad punta | 207 km/h | |
Relación peso potencia | 11,04 kg / CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado | 4,6 litros |
Consumo medio durante la prueba | 5,4 litros | |
PRECIO | 33.920 euros |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Estan cuidando mucho los ultimos diseños en Peugeot, así como la apariencia interior y aparente sensación de calidad en su conjunto.