Los aficionados a los coches, solemos presumir de nuestra “neutralidad” cuando se trata de la elección de un modelo. Cuando alguien nos pregunta, solemos ofrecer toda clase de argumentos en contra o a favor de las opciones que nos presentan y no falta el momento en el que se asegura que es importante que el coche se adapte a las necesidades y presupuesto. Sin embargo, a la hora de la verdad, cuando pensamos en algún coche, rara vez ponemos en práctica esos consejos con nosotros mismos y pocas veces nos acordamos de coches útiles, versátiles y sencillos. Y no me creo, ni un poquito, que muchos de los que estáis leyendo esto no lo hayáis hecho. Yo mismo lo he hecho, he descartado opciones porque no llegaban a un nivel de potencia mínimo o porque no me gustaban de estética. Aunque ese coche cumpliera a la perfección mis necesidades.
Es así, los aficionados somos muy malos compradores, por eso, muchas veces pasamos por alto ciertos modelos como el que he podido probar durante la última semana. Se trata del Mitsubishi Space Star y sí, en condiciones normales, nunca me habría fijado en él más allá de la simple curiosidad o de haber leído alguna noticia sobre el coche. ¿Por qué? Pues porque es un coche tremendamente sencillo, sin mayores aspiraciones que las de ser una herramienta útil, fiable y económica, es decir, lo que muchos usuarios tendrían que comprar para llevar a los nenes al colegio o para ir a trabajar, en lugar de un SUV. No es un coche pasional, ni cuenta con lo último en tecnología y tampoco es el coche más moderno o mejor fabricado. Sin embargo, y como se puede esperar, es un arma muy eficaz en poblado, te permite salir a carretera sin tener la sensación de viajar en una lata de sardinas con ruedas y no gasta mucho, contando además con un equipamiento que a más de uno le bastaría para el día a día.
No obstante, durante todo el tiempo que he tenido el coche, siempre he sentido la misma sensación. Parece que conduces un coche japonés de los años 90, pero a tope de equipamiento, todo muy “analógico”. No es algo que, al menos desde mi punto de vista, haya que considerar como un fallo, más bien es una virtud, porque los coches japoneses de los 90 eran duros como rocas y además, no oculta su condición de coche sencillo y usable. Es, en definitiva, un coche humilde y sincero, que no esconde nada y que tiene mucho que ofrecer, siempre que sepas que buscas en un coche.
Sencillo, sin pretensiones, pero versátil y usable
Debo reconocer que no me resulta un coche feo, creo que tiene una imagen bastante interesante e incluso algún que otro rasgo deportivo, como esa línea de cintura ascendente, el alerón sobre la puerta del maletero o la trasera, con unos pilotos de diseño muy desenfadado y una parte baja del paragolpes con unas mini aletas que buscan simular un difusor. Tiene unos volúmenes bien resueltos, aunque quizá sea un poco estrecho para su altura. Aún así, no parece deforme, como los kei-car nipones ni tampoco parece un coche especialmente caduco. Aparenta lo que es, y eso me gusta, porque no engaña con artificios ni ofrece lo que no puede dar.
Esa sensación también la tienes cuando te subes al coche. Te encuentras con un coche sencillo, sin pretensiones, incluso en lo referente al diseño. Nos estamos acostumbrando a coches con formas complejas, interiores más propios de naves espaciales y a un equipamiento que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera vamos a usar. ¿Acaso conoces a alguien que use el sistema de aparcamiento automático? Yo no, y además, todos los que he podido probar son malos de narices. En este coche no tendrás nada de eso, solo sistemas que son útiles y que no encarecen el coche en exceso. Hay cosas que buscan hacer el coche más interesante y más cómodo, como el acceso y arranque sin llave. Sí, este pequeñín que parece fabricado en los 90 tiene “llave inteligente” y recurre a un sistema que funciona la mar de bien. Hay un pequeño botón negro en la puerta del conductor que sirve para abrir y para cerrar el coche, sin que tengas que sacar la llave del bolsillo y a la izquierda de la instrumentación se encuentra el botón de arranque y parada. Sencillo, eficaz y fiable.
También tienes Android Auto y Bluetooth para conectar el teléfono, una pantalla táctil con un tamaño que, para mi, es más que suficiente y mandos físicos para la climatización, que corre a cargo de un sencillo climatizador monozona. Hace unos años, un pequeñín como este, con su precio, habría tenido un sencillo sistema de aire acondicionado y nadie se habría quejado, mientras que todos habríamos recurrido al mítico Parrot para poder conectar el teléfono. Que tiempos, ¿verdad?
Pues este coche te hace viajar hasta esos momentos, pero con un equipamiento que en aquellos años era más propio de coches grandes. Es una sensación que te acompaña durante todo momento. Por ejemplo, el habitáculo está formado por plástico de tacto duro y una tonalidad tirando a clara, que te hace recordar los interiores japoneses de los 90. El volante, con un diseño calcado al del Mitsubishi Eclipse Cross, está forrado con cuero y ofrece un tacto muy agradable, pero no es regulable en profundidad. Es algo muy típico de los coches japoneses de hace unos años y que, desde mi punto de vista, es un escollo. No he podido sentirme 100% cómodo al volante de este pequeño Space Star en ningún momento, porque para tener el volante a la distancia correcta, tenía que ir con las piernas encogidas, pero si colocaba el asiento para llevar las piernas en una posición cómoda, parecía Superman en pleno vuelo con los brazos totalmente estirados. Tuve que buscar un compromiso que nunca me dejó satisfecho.
Me gustó la tapicería de los asientos, con el centro de los mismos con tela a rayas y los laterales de cuero, pero al igual que el resto del coche, son tremendamente sencillos y no agarran nada lateralmente. Usando el coche en su zona de confort, en ciudad, su agarre lateral pasa desapercibido, no es necesario y los asientos cumplen. Pero cuando sales a carretera y hay un par de curvas un poco cerradas, la cosa cambia mucho. Pasa algo similar con la dirección, que resulta muy lenta y tiene muchas vueltas entre topes. En ciudad, es una condición que no molesta y además, permite un diámetro de giro llamativamente pequeño (gira muchísimo), pero en carretera tienes que mover el volante más de lo que esperas y ofrece una sensación de tener poco control sobre la situación.
Te llevará a donde quieras, siempre que tengas las cosas claras
Su condición de coche sencillo y meramente urbano, se nota mucho cuando sales a la autopista. Lo primero que te encuentras es que su motor no da para mucho, pero claro, tampoco le puedes pedir peras al olmo. Bajo el capó delantero del Mitsubishi Space Star hay un bloque de tres cilindros con 1.193 centímetros cúbicos atmosférico, que rinde unos justos 71 CV a 6.000 revoluciones y un par todavía más justo de 102 Nm a 3.500 revoluciones. Con esas cifras, es lógico que cuando afrontas un carril de aceleración, haya más ruido que nueces. Ojo, hay que tener en cuenta que se trata de un coche sencillo y económico, más pensado para circular por ciudad y ahí, con este motor hay más que de sobra y cumple con todo lo necesario, incluso en cuanto a consumos, aunque me esperaba algo más contenido.
Una vez te has incorporado a la autopista, ocurren varias cosas. Por un lado, alcanzar los 120 km/h resulta sencillo y sobre todo (importantísimo), seguro, pero no es veloz. Pasar de ahí es otro cantar. La velocidad máxima homologada por la marca es de poco más de 160 km/h y creerme si os digo que intentar llegar a esa cifra no es la mejor idea. Llegar llega, y la mantiene, pero me dio la impresión de haber algo de inestabilidad a alta velocidad, bajando la confianza y junto a ella, la velocidad de crucero. Sin embargo, entre los 100 y los 120 km/h, el Space Star circula muy bien, con una comodidad notable y con consumos contenidos. Cuando hay repechos, en ocasiones, hay que reducir una marcha para poder mantener la velocidad y si tienes que frenar, mejor colócate en el carril derecho (donde deberías ir todo el rato, por cierto) y deja que te pasen, porque tardarás un poco en volver a ponerte al mismo ritmo. Algo lógico, no obstante, porque el motorcillo tiene muy poco par y muy poca potencia, junto a unos desarrollos del cambio que me dieron la impresión de ser un poco largos en las dos últimas marchas (solo tiene cinco relaciones). En carretera convencional todo esto pasa desapercibido, siendo su segundo hábitat junto al centro de la cuidad.
El tema de los consumos, me lo esperaba un poco más bajos. Por ciudad, a poco que pises el acelerador para ganar velocidad con rapidez, el consumo puede ponerse en 9 litros, que bajan hasta los 5,5 cuando se combina poblado y carretera abierta. Si cuidas los movimientos del pie derecho y haces caso a las indicaciones de la instrumentación, puedes obtener unos consumos de unos 7 litros en ciudad y unos 5 litros en un uso mixto, pero no esperes menos. Yo, al menos, no fui capaz de bajarlos más.
De todas formas, si tienes todo esto claro, puedes ir a donde más rabia te dé, por muy lejos que esté. El confort en carretera es elevado, el coche ofrece un andar bastante suave para su categoría y su precio, y el motor apenas suena. El sistema de sonido funciona bien, puedes escuchar música desde el teléfono al poder conectarlo al sistema multimedia y la climatización enfría y calienta lo suficiente para que el viaje sea cómodo. Simplemente, tendrás que ir con calma, con un crucero cuya velocidad más indicada son los 110 km/h. Es ahí donde el coche más cómodo se encuentra.
Las curvas tómatelas con calma
Si tenemos pensado, por el contrario, viajar por carreteras secundarias en lugar de autopista o autovía, las cosas son diferentes. Al Mitsubishi Space Star no le gustan las curvas cerradas ni le gusta que le obliguen a correr en carreteras de montaña, es un tipo tranquilo que pide tranquilidad y buenas maneras. En lugar de correr, mejor salir antes de casa. Resumiendo, no es un coche para quienes buscan sensaciones fuertes, o quizá sí, porque sensaciones fuertes tendrás si te pasas de la raya.
Las suspensiones, que en carretera de buen piso y curvas amplias se habían mostrado muy cómodas, en carretera de montaña se ven sobrepasadas cuando se quiere rodar con ritmo. No sujetan la carrocería como cabría esperar; el coche inclina mucho y si le sumamos unos asientos que no sujetan y una dirección que quiere manotear mucho sobre el volante, el susto está servido. Sobre todo si, como me pasó a mi, vas a tus carreteras de siempre y frenas en el último momento y te das cuenta que vas mal: demasiado rápido, frenando demasiado tarde en un coche con poca rueda y con frenos de tambor trasero, entrando en una curva muy cerrada. El resultado fue un subviraje enorme, con la carrocería “hincada” hacia el lado izquierdo y yo apoyado con la pierna izquierda en la puerta pensando que soy tonto de remate.
Si en lugar de ir a saco, se hacen las cosas con tranquilidad y suavidad, el Space Star se desenvuelve con soltura, sin problemas de ningún tipo más allá de una velocidad reducida, si es que circular despacio se puede considerar problema. Como en autopista, los repechos requieren de marchas cortas y en algún caso, de llevar el pedal del acelerador a fondo. Si afrontas una subida pronunciada, mejor coger carrerilla y no pretender ganar velocidad a mitad de camino y en las frenadas el cambio es el mejor aliado. Muchos usuarios deberían conducir coches como este, aprenderían muchísimo.
Precio contenido
Como cabe esperar, el Mitsubishi Space Star es un coche barato, bastante para lo que estamos viendo últimamente. Según la página oficial de la marca, puedes tener un Space Star con el acabado Motion desde 12.650 euros, un precio que incluye descuento promocional e impuesto de matriculación. En el caso del Space Star con acabado Kaiteki, el otro disponible (solo se ofrece con dos acabados), el precio sube a 14.050 euros con las mismas condiciones descritas. Seguramente se pueda lograr otro pequeño descuento en el concesionario a poco que apretemos y nos mostremos con alguna duda. Lo más parecido al Mitsusbishi Space Star sería, por ejemplo, un Kia Picanto, que tiene un precio desde 10.700 euros o bien, para igualar el equipamiento, desde 12.907 euros (con descuentos promocionales incluidos), pero hay que tener en cuenta que es más pequeño que el Space Star y es ligeramente menos potente.
Datos técnicos
MODELO | Mitsubishi Space Star | |
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MOTOR | Delantero trasnversal. Tres cilindros en línea con 1.193 centímetros cúbicos, atmosférico. |
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RENDIMIENTO | Potencia máxima | 52 kW (71 CV) a 6.000 rpm |
Par máximo | 102 Nm a 3.500 rpm | |
TRANSMISIÓN | Tracción delantera, cambio manual de cinco relaciones y marcha atrás | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto (en mm) | 3.845 x 1.665 x 1.505 |
Batalla (en mm) | 2.450 | |
Peso en orden de marcha | 955 kilos | |
Volumen del maletero | 206/912 litros | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 14,1 segundos |
Aceleración de 80 a 120 km/h | N.D. | |
Velocidad punta | 167 km/h | |
Relación peso potencia | 13,4 kg por CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 4,9 litros/100 km |
Consumo medio durante la prueba | 6,2 litros/100 km | |
PRECIO UNIDAD PROBADA | 14.050 euros |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Pues hombre, en estos tiempos en los que miras el precio de un supuesto urbano (Ibiza, Yaris, etc) y te metes en 18-20.000 pavos sin pestañear, que aún haya coches urbanos de menos de 2 millones de pelas, fiables y honrados, es de agradecer. (esta es la declaración institucional para hilar con lo de buen aficionado, mal comprador). El problema que le veo es que ahora que mucha gente compra “ipad con ruedas” llenos de pantallas y farfolladas…no se que tal encaje puede tener este majísimo coche del 97 mas allá del precio. Es verdad que el tema del consumo… Leer más »