Cuantos más coches conduzco, más me doy cuenta de lo mucho que se habla y de lo poco que se conoce. Recuerdo como, hace un kilo de años, hablábamos los amigos y aparecían las típicas frases que afirmaban “ese coche es una mierda”, o aquella de “no te compres ese coche, hazme caso”. Frases que te puedes encontrar en cualquier grupo de colegas y en foros y redes sociales, dichas por personas que nunca han probado ninguno de esos coches de los que se hablan; es más, incluso había quien no tenía siquiera coche propio. Sí, obviamente, yo me he visto en situaciones así, incluso he sido de los que espetaban semejantes aseveraciones, y es evidente que hablaba según gustos personales, por cosas que había leído y oído, pues no había conducido, ni 10 metros, los coches de los que se hablaba.
El Jeep Avenger ha hecho que recuerde aquellas conversaciones mediante un auténtico guantazo de realidad. Con este coche, nuevamente, me he dado cuenta de que, en ocasiones, es mejor cerrar la boca y no decir según que cosas, incluso me ha recordado que es mejor esperar antes de opinar o pensar absolutamente nada, algo que ya deberíamos tener interiorizado pero que, como humanos que somos, nunca podemos dejar de lado.
Cuando vi las primeras imágenes del Avenger y comenzaron a publicarse los primeros datos, pensé que iban a poner en circulación un B SUV sin más interés que su diseño, la empresa que lo firma y su versión eléctrica, que hoy en día, es casi obligatoria. No en balde, está totalmente emparentado con los Peugeot 2008, Opel Mokka o DS 3, lo que podría suponer una personalidad totalmente difusa –como le pasa a Opel, que ha perdido totalmente su personalidad–, sobre todo cuando estamos ante un coche pensado para venderse en masa, un modelo diseñado para poner en circulación cientos de miles de unidades. Lo puedes ver en sus versiones, todas con 100 CV en caso de aquellas que montan motores de combustión –está el 1.2 PureTech de 101 CV y un semi híbrido a 48 voltios recién presentado, con la misma potencia, más el eléctrico, el más potente con 156 CV–.
Sin embargo, puedo decir, después de haber tenido el coche nada menos que 12 días, que todo lo que puedas pensar de este coche es mejor que lo tires a la basura. Tiene un tacto genial, la posición de conducción está logradísima, puedes circular por caminos de tierra en mal estado –en peor estado del que puedes imaginar– con una soltura inesperada y además, se conduce como un compacto o un utilitario, sin las típicas sensaciones de todo SUV –posición de conducción elevada, transferencia de masas, torpeza en curvas… –. Ciertamente, el coche me ha gustado más de lo que debería admitir, pero no solo a mí, a Miguel, nuestro eterno stuntman, también se ha quedado prendado del Avenger, e hizo un comentario con el que estoy totalmente de acuerdo: a este coche le falta una tracción a las cuatro ruedas.
El Jeep Avenger es el nuevo B SUV con el que esperan vender muchas, pero que muchas unidades, en un segmento muy competido
La pega más reseñable es un subviraje muy acusado cuando se fuerza el ritmo
Recogí las llaves y me subí al coche con expectativas muy reservadas y me esperaba un coche muy “PSA” en todos los apartados. De entrada, la llave es la misma que la usada por Peugeot y Citroën, que tampoco es malo, pero deja entrever que se han aprovechado muchas cosas del banco de órganos. Luego, al volante, hay otras cosas que también te recuerdan a PSA, como los pedales o el módulo para los botones de los elevalunas –se pueden encontrar, por ejemplo, en un Peugeot 208–, aunque el diseño general del interior no se parece a ningún otro coche y, por cierto, resulta demasiado simple comparado con el resto del coche.
Sin embargo, cuando regulé todo para empezar a conducir me di cuenta de una cosa: la posición al volante es buenísima. No se parece en nada a ningún coche de Stellantis y puedes lograr un “triángulo” realmente agradable –posición de volante, pedales y cambio–. El selector del cambio, con un pomo enorme y redondo –me encanta–, queda en una posición más propia de un deportivo: a un palmo casi exacto del volante y para colmo, el tacto de la caja de cambios es igualmente agradable y unos recorridos que, al menos desde mi punto de vista, son más que aceptables. El volante tiene un aro relativamente grueso, es cómodo y no es grande, aunque yo le añadiría un centímetro más para la regulación en profundidad, mientras que el tacto de la dirección, siempre sin olvidar que es asistencia eléctrica, no era especialmente blando aunque sí muy suave.
Resulta un coche muy agradable de conducir en cualquier circunstancia, aunque un motor un poco más potente no le vendría mal
Me había dejado descolocado, lo reconozco, e inicié la marcha con una sensación totalmente diferente a la que tenía cuando recogí las llaves, y solo habían pasado 10 minutos. Se presagiaban muchas sorpresas, y las hubo, una detrás de otra. Después de los detalles comentados llegaron las sensaciones en circulación, que nuevamente, fueron mucho mejores de lo que yo esperaba. Miguel me esperaba cerca y cuando paré fue lo primero que le dije.
– Javi: menuda sorpresa, la posición al volante es genial y el tacto, al menos lo poco que conducido, también me gusta.
– Miguel: hombre, Jeep tiene una imagen que cuidad, imagino que se lo habrán currado un poco, aunque a simple vista, hay mucho plástico duro, ¿no?
– J: todo es plástico duro, pero está muy bien ajustado y es agradable. No me gustan los paneles de las puertas, pero es un segmento B, tampoco podemos pedirle más.
– M: siempre te quejas de lo mismo, pero si es verdad que son un poco feos.
Iniciamos la marcha camino a casa, Miguel en su coche y yo en el Avenger, que nos separan de casa unos 40 kilómetros por autopista, un recorrido que fue un mero trámite, como podréis esperar. En estas situaciones pocos coches se comportan mal, pero merece la pena destacar lo cómodo que resulta este Jeep por autopista incluso a velocidades elevadas, aunque le cuesta un poco recuperar y la sexta es tirando a larga. Todo cambió cuando nos encontramos con un atasco en la M50 y Miguel optó por salir en el desvío a la carretera de El Escorial y subir por el puerto de Galapagar, pues no se le ocurrió otra cosa que darle vida al viaje sin acordarse que el lleva suspensiones roscadas y yo iba en un B SUV con el que había recorrido 50 kilómetros por autopista…
Al llegar a casa nos paramos a comentar la jugada.
– J: no veas si he sudado para poder mantener el ritmo, subvira muy pronto y no he acabado de cogerle el tacto al eje delantero. Tenía que frenar mucho y muy pronto, aunque los neumáticos también tienen parte de culpa y eso que no son malos, son Bridgestone Efficient Grip Performance 2.
–M: he visto por el espejo que en un par de ocasiones has abierto mucho la trazada, pero al menos no parece que haya ido mal, ¿no? También es un SUV y además, de Jeep. No puedes pedirle que sea un deportivo.
Le falta un sistema de tracción total
Pasaban los días y el Jeep convencía cada vez más. Fácil de conducir, cómodo incluso con suelo muy roto, el gasto en nimio –no se puso gasolina ninguno de los 12 días que lo tuve– y exceptuando el color –en casa no gustó–, el coche me parece bonito. Hay cosas que me parecen un tostón monumental, aunque son cosas que les pasa a todos: asistentes de conducción intrusivos y muy molestos. No soporto el asistente de mantenimiento de carril y no soporto el sistema que monitoriza la distancia con el coche de delante. El primero es de lo más aborrecible que se ha instalado en un coche –en este o en cualquiera– hasta el punto de odiarlo y el segundo, era tan sensible como el primero incluso al parar en un semáforo; o lo apagaba o tenía que acercarme a menos de 10 km/h al coche detenido en semáforo para que no pitara y no frenara por su cuenta. Y lo peor de todo es que hay que desconectarlos cada vez que se apaga el coche, porque se activa solos por defecto.
Un día, mientras pensábamos en un sitio donde poder sacar unas buenas fotos, a Miguel se le ocurrió la idea de meter el coche por un camino de tierra. Al fin y al cabo es un Jeep, un camino de tierra, aunque sea liso, debería ser un lugar acertado, ¿no? El caso es que la mayoría de los SUV no llevan bien eso de salir del asfalto, así que tampoco podíamos arriesgarnos. Buscamos un camino fácil y transitable, que nos permitiría sacar unas buenas fotos y no molestar a nadie, camino que al llegar, era todo meno fácil y transitable. Se nos pasó por alto los días de lluvia que habíamos tenido –y que teníamos– y al llegar, nos encontramos con un camino lleno de tramos de agua, agujeros y barro.
– J: ¿Tú crees que vamos a pasar por aquí? Lo mismo nos quedamos atascados y la liamos.
– M: si no probamos, no lo sabremos nunca. Creo que lo máximo que nos puede pasar es que nos mojemos los pies y llenemos el coche de barro.
– J: te olvidas que llevamos neumáticos normales, no son M+S…
Sin tenerlas todas conmigo, finalmente, iniciamos la marcha por una senda por donde no me habría metido con otros coches –como el Renault Austral E que se solapó unos días con el Avenger–. Poco a poco, con bastante sorpresa, recorríamos más y más metros. El coche se comportaba llamativamente bien, incluso a cierta velocidad, sin importar si había barro, agujeros, agua o todo a la vez. El concepto SUV, al menos el concepto con el que se desarrolló el segmento –recordar que, supuestamente, el primer SUV fue el Toyota RAV–, que básicamente se centraba en ofrecer un mini todoterreno, pero más civilizado y usable todos los días.
Me bajé del coche para buscar un sitio donde ponerme y sacar las fotos, mientras Miguel se quedaba en el coche y pasaba de un lado a otro a una velocidad insana. Le veía venir, saltar, salpicar agua hacia todas direcciones, le veía entrar de lado en os charcos, pasar por zonas embarradas y todo con una aparente facilidad que no esperaba. Al parar y revisar las fotos, Miguel no espero a decírmelo.
– M: no se queja nada, te deja pasar superrápido y no parece sufrir, y encima no tiene muchos problemas con el barro y los charcos. ¿Seguro que no lleva M+S?
–J: no lleva M+S, lleva Efficient Grip Performance 2 y no he visto el logo de la montañita ni las letras M+S, echa un vistazo si quieres.
– M: pues con unos M+S tiene que ir todavía mejor, ¿por qué no se los han puesto de fábrica? Una tracción total también le vendría genial, sería mucho más divertido.
–J: porque nadie se vendrá a un camino de cabras como este con un Jeep Avenger. Es un coche pensado más para uso en ciudad, no para hacer el tonto en charcos y barro…
Me puso al volante porque, no nos engañemos, también quería jugar y hay que decir que estoy totalmente de acuerdo con Miguel. Puedes pasar por charcos y barro con una facilidad que no esperas al ver el coche, al igual que los típicos canales que deja el agua en la arena, que para la ocasión, eran bastante hondos. Si hay agujeros demasiado grandes, es mejor frenar y no jugársela a lo tonto, pero en el resto de situaciones, la diversión está asegurada. La tracción total le vendría de perlas, pero muy pocos usuarios comprarán un Avenger para hacer precisamente lo que nosotros hicimos, se lo comprarán como coche “para todo” y nunca saldrán del asfalto, como mucho, algún camino de tierra fácil de poca longitud.
Dentro de su segmento tampoco es especialmente caro
El Jeep Avenger, como decía al inicio, ha sido un guantazo de realidad. Esperaba un coche con menos capacidades fuera del asfalto y más impersonal, más “del montón”, para vender a espuertas. Pero en realidad, me parece uno de los mejores SUV con aptitudes off road que hay ahora mismo en el mercado. Solo tiene 100 CV –y un motor que no gusta a todo el mundo por su correa de distribución en aceite–, pero no va nada mal y corre lo suficiente para un uso normal. Hablaremos con la marca para probar el semi híbrido, pero un motor más potente no le vendría nada mal –Stellatins tiene una versión del mismo motor con 130 CV que le sentaría la mar de bien–.
Con respecto al precio, según web oficial de Jeep, son 24.500 euros sin descuentos ni promociones, una tarifa que lo sitúa en buena posición y lo coloca por debajo de sus primos. No es el más barato entre los B SUV, pero no parece un mal precio para lo que se estila actualmente.
Datos técnicos
MODELO | Jeep Avenger 1.2 Turbo | |
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MOTOR | Delantero trasnversal. Tres cilindros en línea y 12 válvulas con doble árbol de levas en cabeza. Inyección directa con turbocompresor e intercooler, gasolina. 1,199 centímetros cúbicos. Con Stop & Start integrado |
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RENDIMIENTO | Potencia máxima | 74 kW –101 CV– a 5.000 RPM |
Par máximo | 205 Nm a 1.750 RPM | |
TRANSMISIÓN | Tracción delantera, cambio manual de seis relaciones. | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto | 4.084 x 1.776 x 1.528 mm |
Batalla | 2.562 mm | |
Peso en orden de marcha | 1.255 kg | |
Volumen del maletero | 380 litros | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 10,6 segundos |
Velocidad punta | 184 km/h | |
Relación peso potencia | 12,55 kg por CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 5,5 l/100 km |
Consumo medio durante la prueba | 6,8 l/100 km | |
PRECIO UNIDAD PROBADA | 24.500 euros –sin descuentos ni promociones– |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS