En espíritu RACER siempre tenemos un coche en el garaje. Todas las semanas hay un coche “de pruebas” entre nuestras manos, SIEMPRE. Ha costado mucho trabajo alcanzar el nivel que piden las marcas y no es fácil que determinados fabricantes te respondan rápido; al ser pequeños, sueles ser de los últimos. También hay marcas que no se molestan siquiera en responder, pero imagino que será como en todo, cuando alcancemos el nivel que exigen esas marcas, tendremos respuesta.
La cuestión es que, a pesar de tener siempre un coche de pruebas –a veces me he juntado con tres al mismo tiempo y es verdaderamente de locos… –, hay muchas pruebas que no se publican. Sí, hay pruebas que se quedan en el tintero por diferentes motivos. Recuerdo, por ejemplo, cuando nos dejaron el Hyundai Bayon. No ha salido ninguna prueba del modelo, pero lo hemos probado, pero en medio de la prueba, cuando llevábamos tres o cuatro días con el coche, se dio a conocer el restyling del modelo; al carajo con todo el reportaje. ¿Y ahora qué? Poco después, los “medios grandes” ya estaban publicando el contacto con el restyling, ya no tiene sentido publicar nada del que, de golpe, se había convertido en “el viejo Bayon”.
Y esto es un ejemplo del que podría poner otro del estilo, pues mientras probaba el Alfa Romeo Tonale híbrido enchufable de 280 CV, se renovó el modelo y ahí está la prueba por salir, aunque en ese caso sí que la publicaremos, hay cosas que merecen contarse. Y eso es, al final, lo que ha pasado con el Ford Focus ST: lo hemos probado, y hace tiempo ya, pero no se publicó la prueba. Resulta que aquella semana no dejó de llover, pero llover “a base de bien”, parecía que se acababa el mundo, una situación que se combinó con una unidad que tenía las cubiertas próximas a un cambio.
No es la primera vez que nos dejan un coche con las ruedas al final de su vida útil, no es un problema y es algo entendible, no vas a cambiar las ruedas antes de tiempo cuando no es necesario y además, con el coste que tienen. Pero claro, nos encontramos con una combinación poco interesante: mucho agua en las carreteras –pero mucho–, gomas con poco dibujo y 420 Nm de par al eje delantero. No eran las mejores condiciones para poder probar un coche de ese calibre, pero, aun así, lo intentamos, incluso sacamos las fotos; pero la prueba no salió.

Estéticamente, el Focus ST es un coche bastante discreto, a no ser que eches un vistazo a los escapes o a las llantas, que dejan ver unos buenos frenos
A la aventura con el Focus ST
Sin embargo, mientras volvía de recoger el nuevo Renault Captur –estamos preparando una comparativa entre el Captur y el Symbioz– me crucé con un Focus ST por la autopista y, además, del mismo color que la unidad que nos prestó Ford en su momento, en rojo. Y, casi al instante, lo primero que pensé fue “pero qué motor tiene ese coche”. Sí señores, ¡qué motor!, es todo motor, tiene un poderío exagerado, brutal. Devolví el coche a regañadientes porque, de verdad, me lo hubiera quedado. ¡Que “pedazo” de motor!
Con eso en la cabeza, recordé la aventura que tuvimos cuando nos fuimos en busca de un sitio bonito para las fotos. A Miguel, no sé muy bien porqué, se le ocurrió que sería buena idea subir al Puerto de Navacerrada, pues desde ahí, da igual hacia donde vayas –a la derecha la SG-615 dirección Rascafría; recto, la CL-601 hacía la Boca del Asno–, que tienes unas carreteras y unos paisajes espectaculares. Es realmente bonito, y muy recomendable su visita, pero si no vas a esquiar, es mejor que esperes a que pasen las fechas de frío y lluvia y no hagas como nosotros…
Si a unos 900 metros sobre el nivel del mar llovía como en el diluvio universal, ¿qué podría pasar a 1.810 metros? Pues solo podría pasar una cosa: nieve. No llevábamos ni la mitad del camino y ya nos habíamos encontrado con nieve. Es cierto que la carretera estaba limpia, toda la nieve estaba en los arcenes –había pasado la quitanieves y habían echado sal en cantidad–, pero todo el paisaje era blanco; las fotos iban a salir tremendas: un coche rojo sobre fondo blanco. Al menos algo saldría bien.
No obstante, desde el primer momento ya notamos que las cosas se iban a complicar. Los 420 Nm de par ponían en aprietos a los neumáticos, que estaban helados y con el poco dibujo que les quedaba no encontraban agarre, patinaban hasta en tercera. El Focus ST es todo motor y las condiciones no eran las mejores, pero seguimos hacia delante, en busca de algún tramo de carretera libre de nieve, de hielo y con sitio para poder disfrutar del coche. Era como ir en búsqueda de la Atlántida…

Las condiciones que nos encontramos en nuestra aventura no eran las mejores, y aunque disfrutamos, no pudimos exprimir al máximo las posibilidades del Focus ST
Cuando llegamos al Puerto de Navacerrada, un camino que siempre suelo evitar por las enormes colas que siempre suele haber –mucha gente sube de la capital a esquiar y se forman retenciones kilométricas, tanto para subir como para bajar–, pero que para la ocasión resultó estar casi vacío, nos dimos cuenta de que no había sido la mejor idea: aquello era de color blanco, no importaba donde se mirara, había nieve por todas partes y en grandes cantidades. La aventura se estaba complicando y no teníamos ruedas para hacer el tonto.
¡¡Pero que motorazo tiene este coche!!
Aun así, aunque todo pintaba muy, pero que muy mal, decidimos seguir adelante. Optamos por tomar la SG-615 y llegar, al menos, hasta Cotos; ir a Rascafría quedaba descartado, estaba muy lejos para el estado de la carretera, había nieve en los bordes, no en el arcén, en los bordes del carril, zonas con hielo y otras con esa mezcla de hielo a medio derretir, tierra y porquería varia. Todo gritaba precaución y así fue durante unos cinco o seis kilómetros, hasta que, de golpe, la carretera se despejó casi por completo y no había rastros ni de humedad… ¡Qué maravilla! Podíamos explayarnos con el Focus ST a gusto y así hicimos.
Según se despejó la carretera no dudé un momento y pisé más a fondo el acelerador. Recuerdo perfectamente que iba en cuarta, el par que rinde el propulsor del Focus ST daba para ir en esa marcha sin perder tracción y, si quería, para ir bastante rápido, pero preferí no reducir por si acaso. No importó, el propulsor tira de los poco más de 1.500 kilos que pesa el coche como si fueran plumas, notas claramente la presión en la espalda y como el coche avanza con fuerza. Durante las siguientes curvas, por asegurar y de paso, para probar, aguanté la cuarta. Frenaba ligeramente, dejaba rodar libre hasta media curva y luego, aceleraba suavemente, una secuencia de curvas “fluyendo” y con un motor repleto de par que no le importaba un carajo el régimen al que giraba.
Tal y como estaba el piso y con el frío que hacía, esa forma de conducir, la de no exprimir las marchas, sino aprovechar el par que generaba el motor, pero siempre con frenadas suaves y, quizá, un poco largas, permitía rodar más rápido de lo que parecía en un primer momento. Además, el Focus ofrecía un tacto y una respuesta superagradable y no había incentivos para conducir de otra forma. En ocasiones, los coches “te piden” un tipo de conducción muy concreto, ser conducidos con mayor suavidad, con más agresividad, sin prisa… Siempre según el modelo y, por supuesto, según la marca, la tendencia es una, pero en este caso, con el Focus ST y en un terreno tan poco propicio, poder conducir con suavidad era una gozada.

El interior del Fod Focus ST es agradable, muy agradable, tanto por tacto como por aspecto y acabados; y los asientos son tan bonitos como eficaces
De todas formas, es un motor con doble personalidad, y son personalidades muy marcadas. En nuestro periplo por carreteras nevadas encontramos unos tramos totalmente limpios, tanto de nieve como de hielo, ¡incluso estaban secos! Así que aprovechamos para sacar las fotos, con un resultado desigual; la presencia de nieve por todas partes provocaba que hubiera mucha claridad y, bueno, algunas se han podido aprovechar aunque podrían haber sido mejores. No obstante, me di cuenta de que Miguel, que hasta el momento había sido el copiloto, hacía pasadas bastante fuertes, lo que significa que había agarre suficiente, o bien, se la estaba jugando.
Como esperaba, se bajó muy contento con el Focus, algo entendible, al menos después del tramo que había probado yo. Pero como no había tenido oportunidad de rodar con suelo totalmente seco, me puse a los mandos y buscamos otro sitio para fotos. Y es aquí cuando me di cuenta de que tiene dos personalidades; si accionas el gas con contundencia, movimientos rápidos, con subidas de régimen igual de rápidas, el motor es incluso violento. Salir de casi cualquier curva en tercera con el pedal del acelerador a fondo, significa salir escarbando. Era divertido buscar el punto en el que las ruedas no perdían agarre y así poder salir de los virajes todo lo rápido posible, y ojo, que la rapidez no falta; el Focus ST anda muchísimo.
¡Nieva! Se acabó la aventura…
Así pude rodar durante algunas curvas, fuerte, torturando los ya maltrechos neumáticos con algún que otro exceso de acelerador al salir de las curvas, pero siempre con frenadas muy cuidadosas. No estaba convencido sobre el agarre que podría tener, el asfalto estaba muy frío y las ruedas también a pesar de las escarbadas, y no quería acabar entre los árboles. De hecho, mi convicción se vio reforzada en una curva amplia, la cual, con Miguel al volante, nos dio un susto. Miguel entró más rápido de la cuenta, el coche abrió trazada porque no encontraba agarre y al intentar devolverlo al sitio, costó lo suyo. Más adelante, nos encontramos algo de nieve pisada en la carretera y una ligera frenada hizo que se fuera un poco recto.
No fue nada serio, apenas unos centímetros fuera de la trazada, pero era evidente que las cosas se complicaban más. Para colmo, empezaron a caer copitos de nieve, eran pequeños, podríamos haber aguantado un poco más, pero desde nuestra posición hasta “lugar seguro” había como poco 40 minutos, era mejor marcharse y salir de allí que seguir en la zona. Así, pues, tomamos dirección a casa y pusimos fin a la aventura. Fue divertido, de eso no hay duda, pero nos pudimos exprimir el Focus, no solo fue la visita al Puerto de Navacerrada y alrededores, no paró de llover hasta el mismo día que devolvimos el coche.
Se habló con Ford para que nos dejaran otra unidad, pero al parecer, esta que tuvimos era la última y cuando regresara, salía de la flota de prensa y no habría más unidades del Focus ST. El Ford Focus, en aquel momento, todavía estaba a la venta –todavía seguía en la web oficial cuando se publica esto–, pero ya se había comunicado que en 2025 se detendría su producción y no iban a reponer unidades. Nos quedamos con ganas de más, no vamos a negarlo.
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | ||
---|---|---|
MODELO | Ford Focus ST | |
MOTOR TÉRMICO | Cuatro cilindros gasolina, 2.261 centímetros cúbicos, turbo e Intercooler. Delantero transversal con 206 kW (280 CV) a 6.000 revoluciones | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 206 kW (280 CV) |
Par máximo | 420 Nm a 3.000 revoluciones | |
TRANSMISIÓN | Tracción delantera. Cambio manual de seis relaciones | |
SUSPENSIÓN | Delantera | McPherson con muelle helicoidal |
Trasera | Paralelogramo deformable con muelle helicoidal | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto (mm) | 4.393 x 1.825 x 1.454 |
Batalla (mm) | 2.700 | |
Peso declarado | 1.512 kilos | |
MALETERO | Con todas las plazas / asientos abatidos | 358 litros / 1.320 litros |
Neumáticos | 235/35 R19 | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 5,7 segundos |
Velocidad punta | 250 km/h | |
Relación peso potencia | 5,4 kilos por caballo | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 8 litros cada 100 kilómetros |
Consumo medio durante la prueba | 9,2 litros | |
PRECIO | 33.799 euros con descuentos promocionales (a fecha de febrero de 2025) |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS