Anonima Lombarda Fabbrica Automobili; ALFA. La verdad es que suena bien: “Tengo un ALFA”. Tiene gancho, aunque también es cierto que la historia de la marca, que abarca más de 100 años y está repleta de éxitos y grandes coches, ayuda a que dicho nombre suene de forma especial. Es una lástima que lleve tantos años sumida en la oscuridad de no saber muy bien que esperar. La imagen de Alfa Romeo está manchada por una época que, seamos sinceros, quedó muy atrás y está totalmente superada. Sin embargo, los usuarios siguen renegando de Alfa y las ventas no acaban de despegar, a pesar, curiosamente, de que todo aquel (o casi) que se cruza con un Alfa por la calle, se gira y fija su mirada en el coche. No han sido ni una ni dos, las veces que he podido escuchar “como me gustan los Alfitas”. Además, así, “Alfitas”, una forma de nombrar la marca que te hace pensar en qué narices para, para que las ventas sean tan bajas.
No vamos a entrar en esos detalles ahora, no es el momento, aunque resulta un tema que tampoco se puede pasar por alto, después de haber convivido con un Alfa durante una semana. Concretamente, con un Alfa Romeo Stelvio Veloce Q4, uno de los contendientes de nuestro particular Battle SUV, vestido de riguroso negro, a excepción de algunos detalles mínimos (llantas, pinzas de freno, algún logotipo…). Incluso el habitáculo era negro en casi su totalidad, ofreciendo un aspecto que combina a la perfección, el etilo y deportividad de todo Alfa, con la clásica elegancia italiana cargada de picardía.
De hecho, su diseño deja intuir lo que vas a encontrar a sus mandos de forma bastante acertada. Cuando lo tienes delante, se aprecia que no estás frente a un deportivo puro y duro, no es un coche agresivo, pero tampoco es un británico estirado ni un estricto neutón; la impresión es la de estar delante de un Gran Turismo claramente italiano, con todo lo que ello conlleva. Y eso es justo lo que encuentras al conducir el Stelvio, un GT, un coche con el que cubrir distancias a un ritmo endiablado, pero rodeado de cuero, de buenos acabados y con un logrado compromiso entre dinámica y confort.
Suave y refinado incluso al límite
Ese compromiso, precisamente, es el que marca toda la experiencia a los mandos del Stelvio, eso, y la sensación general de conducir un coche con gracia, con estilo; especial. El habitáculo tiene un diseño relativamente sencillo, pero se siente diferente. El volante, con esas enormes levas detrás (son realmente grandes), el cuadro de instrumentos, la posición al volante, los asientos… todo contribuye a crear una atmósfera que ya querría para sí el Mercedes-AMG GLA45 S 4MATIC+. Quizá es que tengo gustos un poco clásicos, o que el aura de Alfa me engatusa en exceso, pero me encontré especialmente a gusto en el Stelvio.
Pero no solo el diseño cuenta, obviamente, hay cosas más importantes como el tacto general de los mandos, algo que influye directamente en la conducción y que estaba muy logrado. Es un tema que me llamó la atención, porque la sensación que se tiene a bordo, es la de conducir de calidad, bien fabricado. Incluso en determinadas ocasiones, como pasando a velocidad elevada por baches y rotos en el asfalto, no aparecen ruidos ni crujidos, todo parece bien ensamblado.
Los buenos ajustes provocan un efecto adverso, que se puede encontrar en muchos otros coches: se mitigan sensaciones y la llegada de información. Cuando un coche está muy bien acabado, hay ciertas sensaciones que se pierden y no te das cuentas de cosas como la velocidad, hasta que te fijas que el resto de coches de la vía circula muy despacio. No son ellos, obviamente, eres tú quien va más deprisa de lo que debería, pero es que no hay sensación de velocidad con este coche. El Alfa Stelvio va sobrado de bastidor para un uso estándar y la estabilidad es siempre muy alta, con un buen grado de comodidad a bordo.
Se puede decir que el Stelvio es un coche refinado y de reacciones suaves, unas características que se mantiene incluso rodando al límite. Como se ha dicho antes, el Stelvio no es un deportivo puro, es un Gran Turismo y eso se nota cuando aumentas el ritmo en carretera de montaña. El coche es rápido, bastante rápido, no en balde, el Stelvio Veloce está animado por un 2.0 turbo con 280 CV, pero además, en nuestro caso, también estaba equipado con el sistema de tracción total Q4, que añade extra de agarre a la salida de las curvas y en tramos muy rotos. De hecho, quizá ofrece demasiado control, porque todo parece tan controlado, que acaba siendo un poco aburrido y terminas por subir un poco más el ritmo, momento en el que aparecen algunas reacciones que te devuelven a la realidad. Cuando fuerzas las cosas, la suspensión acaba por darse por vencida y la carrocería se mueve cuando frenas muy fuerte y cuando entras en la curva a una velocidad indebida.
No se pierde el control en ningún momento, todo es muy controlable, es suave y refinado incluso al límite, pero es evidente que el coche no circula cómodo en esas circunstancias. Los controles electrónicos actúan para que nada se desmande, pero lo hacen de forma muy, muy sutil, no te das cuenta si no miras el cuadro de instrumentos y ves como parpadea el testigo, permitiendo seguir al mismo ritmo que pretendías llevar sin molestar. No hace falta que te corten, tú mismo acabas por aflojar porque notas que a las suspensiones se les acumula el trabajo.
Corre más de lo que parece, pero está demasiado aislado
El Alfa Stelvio es uno de los coches más pesados de nuestro Battle SUV, concretamente, pesa 1.735 kilos y como cabe esperar, se notan al frenar, en curva y también, claro está, en aceleración. El peso se suma a la linealidad de la entrega de potencia, al aislamiento del habitáculo y a la configuración general del coche, dando la sensación que no corre lo suficiente para tener 280 CV. El caso es que sí corre, más de lo que parece, pero las sensaciones están muy filtradas, no es todo lo deportivo que esperas, a pesar de todos los detalles que apuntan precisamente, por lo contrario.
Por ejemplo, las levas para manejar el cambio son una locura, por grandes y por lo fácil que es poder usarlas. Están fijas a la columna de la dirección y, por tanto, siempre están en el mismo sitio, siendo super fácil accionar cualquiera de las dos con el volante girado porque siempre sabes donde están. Además, su enorme tamaño también ayuda a poder accionarlas sin importar donde se colocan las manos. No todo es bueno, porque su tamaño y su posición incordian en el día a día, molestan a la hora de accionar los indicadores de dirección o los limpiaparabrisas. Al final te acostumbras, pero al igual que nos quejamos de las levas demasiado pequeñas, también nos vamos a quejar de unas levas demasiado grandes.
Otro punto que se hace pensar en la deportividad que luego no encuentras, son los dos terminales de escape, de gran tamaño y uno a cada lado del paragolpes trasero. Suenan bastante bien y te incitan a apretar todo lo posible, pero nuevamente, parece que falta algún caballo. Seguramente, quitando la tracción total, las cosas sean diferentes, porque además agarre, también se suma peso. No obstante, ese agarre extra te permite salir casi con el pedal a fondo de cada curva, sin que haya pérdidas de tracción destacables y por si fuera poco, con un control total. Si fuerzas un poco con el volante, verás como la trasera te acompaña y completa el giro, haciendo que, a pesar de esa falta de sensación de velocidad, sea divertido atacar curvas con el Stelvio.
La dirección ayuda a esa diversión porque resulta precisa, agradable de manejar y directa. Siempre pones el coche donde quieres, resultando bastante más ágil de lo que parece. Una vez en la curva, el Stelvio ofrece estabilidad y aplomo siempre que no fuerces demasiado, porque, como he comentado antes, a la suspensión se le acumula el trabajo y el coche acaba por moverse ligeramente, pero si no llegas a ese extremo, puedes empezar a acelerar muy pronto para redondear con la trasera y salir disparado con mucha velocidad hacia la siguiente curva. El problema viene luego, a la hora de parar, porque las frenadas son algo largas, no mucho, pero lo suficiente para provocar que haya que frenar antes de lo que tienes en mente y de lo que parece desde el volante. No es que esté falto de frenos, pero la sensación es de que cuesta pararlo.
Bonito, rápido… y caro
Deberíamos habernos acostumbrado a los SUV hace ya tiempo, pero por el momento, seguimos viendo estos coches con ojos críticos. Tienen el centro de gravedad más alto que un turismo convencional, pesan más y sobre todo, son más caros. En el caso del Stelvio Veloce, las tarifas arrancan en 67.580 euros. El color negro Volcano de la unidad que nos cedió la marca cuesta nada menos que 1.331 euros, aunque al menos el interior de cuero (sintético) está incluido de serie.
¿El Stelvio es un SUV deportivo? Pues sinceramente, creo que es un SUV deportivo, pero no tanto como esperaba. Es un Gran Turismo en toda la extensión de la palabra y no un coche radical como el Kona N, por ejemplo, jugando muy bien con el estilo típico de Alfa, su talante GT y las prestaciones del motor. El Alfa Romeo Stelvio va un poco por libre, apuntando a otra clientela más sibarita y menos “quemada”, aunque si quieres, puedes dejar a más de uno con la boca abierta en un tramo retorcido. Sin embargo, el Alfa Romeo Stelvio Veloce Q4 no es un coche emocionante, no te pone los pelos de punta, aunque puedes conectar con el coche de forma muy rápida.
No me atrevo a decir que es un coche con alma, pero es lo más parecido que encontrarás entre los presentes en este Battle SUV y eso es decir mucho. Ser rápido no lo es todo, hay que ofrecer un extra, ese “algo más” que te haga especial y el Alfa Romeo Stelvio lo tiene. Lástima que no sea más deportivo…
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | Alfa Romeo Stelvio | |
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MODELO | Veloce Q4 | |
MOTOR | Delantero transversal. Cuatro cilindros con 1.995 centímetros cúbicos. Turbo e intercooler | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 3206 kW (280 CV) a 5.250 rpm |
Par máximo | 400 Nm a 2.250 rpm | |
TRANSMISIÓN | Tracción a las cuatro ruedas. Cambio automático de ocho relaciones | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto en milímetros | 4.487 x 1.903 x 1.693 |
Batalla en milímetros | 2.818 | |
Peso | 1.755 kg | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 5,7 segundos |
Velocidad punta | 230 km/h | |
Relación peso potencia | 6,26 kg / CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 8,7 litros |
Consumo medio durante la prueba | 10,2 litros | |
PRECIO | 67.580 € |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS