En los últimos años es un hecho objetivo que el dinero destinado a la conservación de autopistas y autovías ha bajado, pero los kilómetros de la red a mantener han aumentado, bien por abrirse tramos nuevos al tráfico o por haber absorbido a la red principal las vías de peaje que -al fin- agotaron sus plazos de concesión: AP-1 (Burgos-Armiñon), AP-4 (Sevilla-Jerez) y AP-7 (Tarragona-Alicante).
De vez en cuando los de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (SEOPAN) recuerdan al Gobierno que tienen que establecer un modelo de financiación más sostenible, cuando en realidad quieren decir establecer un sistema a la portuguesa, peajes generalizados sin barreras, todo electrónico, sin contacto y libre de COVID-19.
Para el que no se ubique, se lo explico rápido. En Portugal había que pagar los costes de la crisis anterior, y los iluminados del Gobierno decidieron que había que colocar peajes en las autopistas SCUT (sin coste para el usuario) construidas con fondos europeos, en un país donde ya hay varias vías principales con peajes convencionales, con sus barreras o sus carriles de Vía Verde (como Telepeaje).
Y así lo hicieron, con un impacto negativo en el tráfico (-56 % entre 2010 y 2014), trasladándolo a vías convencionales más peligrosas, espantando a buena parte del turismo, sentando un mal precedente, y con un coste leve -pero al parecer, asumible- en vidas humanas por el incremento de la accidentalidad a nivel local. En la AP-1 entre Burgos y Armiñón, los primeros 12 meses de ser gratuita, no falleció NADIE. Son datos, no opiniones.
El sistema portugués de peajes es tan incómodo y complejo que requiere un documental para entenderlo, degenerando en inconveniencias a los turistas, tan necesarios para nuestros vecinos lusos
Las autopistas y las autovías no son un capricho, son una conquista
De acuerdo a los cálculos de SEOPAN, el Gobierno de España tiene que gastarse en esta década 103.633 millones de euros, cantidad que no se va a cubrir con el modelo de financiación actual. Habría que aumentar la inversión pública del 2,12 % al 2,95 %. Para ellos la solución es obvia, poner peajes electrónicos a lo largo de 14.130 kilómetros de vías de alta capacidad, y que re-paguen o tri-paguen los usuarios. La última vez que dieron el peñazo fue días antes de establecerse el estado de alarma.
Dichas vías, recordamos, no son un capricho para que los ricos puedan conducir sus deportivos y sus Porsche Cayenne sin que les estorben los camiones. Dichas vías retiraron un tráfico inasumible para los diseños de las carreteras nacionales originales, alejándolo de los núcleos urbanos, reduciendo la siniestralidad, contribuyendo a una mejor vertebración territorial y flujos más rápidos de personas y mercancías.
Durante la época en la que los españoles pensábamos que éramos todos ricos -incluyendo a los que estaban a los mandos- se construyeron varias autopistas de peaje para aliviar a la red principal y de paso hacer negocio. Hablamos de las cuatro radiales madrileñas (R-2, R-3, R-4 y R-5), la autopista de Toledo (AP-41), varios tramos de la AP-7, la M-12 para el Aeropuerto de Madrid-Barajas, la autopista de Albacete (AP-36), etc.
Todas esas vías han precisado rescates con numerosas pérdidas para las concesionarias, el erario público y otros tantos bichos vivientes porque las previsiones de tráfico no eran realistas, llegó una crisis, y no las usaban apenas. Ese modelo no funciona. Y resulta absurdo tener redundancia de la red principal útil solo para ahorrar 5-10 kilómetros, en episodios puntuales de alta congestión, o por el placer de ir a velocidades absurdas sin encontrarse con nadie (si acaso algún radar móvil tras un puente).
Con el modelo a la portuguesa no hay escapatoria, cada pórtico con cámaras que se supera es foto a la matrícula, determinación de qué usuario es, y cobrarle algún eurito o céntimos. Es como recibir cada cierto tiempo micromultas de radar por el mero hecho de circular. ¿Alternativa? Las vías antiguas de doble sentido que la DGT dice que son tan peligrosas -eso sí, soportado por una evidencia numérica que no voy a discutir-.
El conductor español, ante la diatriba de la bolsa o la vida, elige la bolsa: costará vidas cuya interrupción prematura sale demasiado cara a la sociedad
Es el momento de expresar nuestra opinión por el cauce administrativo adecuado
Previo a la aprobación del anteproyecto de la Ley de movilidad sostenible y financiación del transporte urbano se ha abierto un periodo de consultas. En la web del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) nos explican de qué va a ir esa ley, los puntos principales son estos:
- Fiscalidad del transporte
- Financiación del transporte urbano y otras subvenciones y ayudas al transporte
- Planificación y financiación de las infraestructuras de transporte
- Regulación para el fomento de la movilidad sostenible
- Regulación en materia de sensibilización y formación en movilidad sostenible
- Investigación e innovación en transporte y movilidad
- Regulación de la logística y distribución urbana de mercancías
- Digitalización y automatización del transporte y datos abiertos
- Mejora de la competitividad del transporte y otras medidas sectoriales
- Instrumentos para la gobernanza y participación pública
Menos mal que ya no se hacen ciertas cosas por cojinetes, y los ciudadanos podemos decir a los poderes públicos lo que pensamos. Es nuestra oportunidad. Os dejamos enlace al formulario. Y la dirección al mismo bien merece la pena hacerse viral e inundarlo de comentarios. Para eso está.
Mi punto de vista lo he expresado en numerosas ocasiones, y lo volveré a compartir con vosotros. En España todos somos usuarios de las autovías y las autopistas, tengamos coche o no, viajemos o no. Casi todo se transporta por carretera, y las mercancías no llegan a los estantes por ciencia infusa, ni los profesionales se teletransportan. Si se implantan peajes generalizados los vamos a pagar todos a través de los bienes y servicios. Pagarán hasta los hipsters que van a todas partes descalzos o en bici.
Y dado que vamos a pagarlo igual, esto ha de sufragarse con los impuestos, porque los automovilistas ya pagamos muchos por circular: IVA, impuesto de hidrocarburos, impuesto de matriculación, etc. El impuesto de “circulación” no existe, el IVTM que pagamos a los ayuntamientos penalizan la posesión de un vehículo motorizado (por eso es el impuesto de vehículos de tracción mecánica), circulemos con él o lo tengamos parado en una vitrina. Las bases hay que tenerlas claras. Si los impuestos que pagan los automovilistas no llegan para mantener las carreteras es que muchas cosas se están haciendo rematadamente mal.
Soy consciente de que estamos a las puertas de una crisis que implicará sacrificios muy dolorosos, que el COVID-19 la ha acelerado, y que el Gobierno de España no tiene demasiado claras las prioridades para salir de la crisis, más bien piensa en el bienestar de todos sus componentes, asesores y demás adláteres. Por eso nos han enmendado la plana nuestros socios europeos para recibir una millonada en ayudas directas (a fondo perdido) y préstamos.
La solución portuguesa no es una solución, ha expulsado a miles de conductores del uso de infraestructuras rápidas y seguras, en España pasaría exactamente lo mismo, y habría que replantearse el modelo cuando ya fuese tarde, con muertos sobre la mesa. De todas formas, no sé yo qué efecto podría tener eso ante unos políticos que no tienen clara la diferencia de unos miles de muertos más o unos miles de muertos de menos. A buen entendedor, no hacen falta más palabras.
Es el momento de expresarnos, por un cauce legal, regulado y sin necesidad de formas de protesta más incómodas para el resto de la ciudadanía. Desde la comodidad de casita, rellenando un formulario, sin quemar neumáticos, ni cortar carreteras, ni destrozar el mobiliario público y sin echar carreras a los antidisturbios en los 200 metros lisos con posibilidad de recibir porrazos o una bala de goma en el ojo.
Si los poderes públicos consuman la infamia de convertir las autovías y autopistas en un privilegio solo para los que se las pueden permitir, habremos sido cómplices por inacción. Ahí lo dejo. Los españoles nos merecemos usar las autovías y autopistas que hemos pagado con nuestros impuestos, que mantendremos con nuestros impuestos, para poder desplazarnos a mayor velocidad y con mayor seguridad. Recordatorio para amnésicos o para los que no vivieron la España sin autovías/autopistas por ser demasiado jóvenes:
Si no han cambiado el significado de la palabra “progreso”, entiendo que estamos hablando de eso, no de volver a los años 70-80, cuando había que jugarse la vida por carreteras secundarias sí o sí. Progreso también es oponerse a renunciar a todo aquello que tanto esfuerzo, sudor, sangre y lágrimas costó a nuestros antepasados, no dar pasos hacia atrás como los cangrejos.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.Espero que funcione dar nuestra opinión, porque es un tema muy importante, que al fin y al cabo nos afecta a todos.
En este tema no hay medias tintas, hay que dar el coñazo por las redes sociales a todos nuestros contactos y que estén los buzones a rebosar. De los políticos no nos podemos fiar…
Algo importante a tener en cuenta: solo el impuesto sobre hidrocarburos, el que pagamos al repostar, en 2019 ha recaudado 12.604 millones de euros (https://www.agenciatributaria.es/static_files/AEAT/Estudios/Estadisticas/Informes_Estadisticos/Informes_Anuales_de_Recaudacion_Tributaria/Ejercicio_2018/Nota5.pdf), más que suficiente para cubrir el mantenimiento anual de todas las vías que dice SEOPAN (10.363 millones anuales).
Si contamos el resto de impuestos a los vehículos, esa cifra se dispara. Por lo que claramente quiere decir que los impuestos al transporte se dedican a otras cosas. En román-paladino: la excusa es el peaje para crujirnos a impuestos, aumentar la recaudación y tapar otros “agujeros”.
Exacto. Si los impuestos por repostar y hacer kilómetros/consumo no sirven para mantener la red de carreteras, es que algo se hace muy mal…