No lo habías visto todo en el mundo de los hipercoches… No lo habías visto todo en el mundo de los hipercoches de Koenigsegg. El fabricante sueco se supera a sí mismo. Lleva bestias al equivalente local del Infierno Verde para demostrarle a sus rivales que, antes que para ellos, es una amenaza que atenta contra sus propias creaciones. Un trazado de 7,3 kilómetros, vueltas en menos de tres minutos. ¿Con que el Jesko Attack la hizo en 02:56.97? Una retórica que habría salido de su más reciente modelo si pudiese hablar. El idioma que habla el Koenigsegg Sadair’s Spear, aunque sea un homologado para la calle, se traduce en pista mejor que en ningún otro reducto. Vaya que ha hablado.
Ubicado en el norte de la isla Gotland, a metros del Mar Báltico y dando forma a un parque eólico, el Gotland Ring es un circuito con un máximo de cuatro adaptaciones y un total de 41 curvas en su faceta completa, pero, ante todo, es una maravilla de paisaje. Allí fue donde el nuevo Sadair’s Spear fue superior a su antecesor por más de un segundo y no sorprende en absoluto, porque su unidad de potencia parte del motor biturbo de cinco litros del Jesko Attack, pero mejorado para producir 20 ó 25 caballos más según el combustible: con el E85 –mayoría de etanol–, es capaz de enviar al eje trasero hasta 1.624 CV.
Este coche no es un conjunto de cifras. Los números son importante. Después de todo, es un hypercar con nombre a la altura de sus capacidades. Si Jesko, el padre de Christian von Koenigsegg, fue para él un soporte, una fuente de experiencia y una inspiración al servicio de sus coches, su pasado como jockey lo fue para el Sadair’s Spear. Este modelo limitado a 30 unidades se llama así en honor al caballo con el que su Jesko von Koenigsegg corrió por última vez. Son, entonces, importantes, porque, en definitiva, conforman la esencia de este purasangre sobre ruedas.

Aunque estas cifras de potencia y desempeño en tiempo de vuelta son consecuencia de la calibración del motor, un retocado sistema de refrigeración y unas nuevas tomas de aire para su V8, también responden a su declaración de intenciones que se revela al observarlo cual obra de arte. Puedes ver al Koenigsegg Sadair’s Spear de perfil e imaginar su eficiencia aerodinámica. No solo en cuanto a carga. Sin que esté haciendo de las suyas, también puedes visualizar sus la resistencia del aire.
Es un purasangre con cabina bien al frente y todo atrás. El recorrido del voladizo delantero acaba antes de empezar, mientras que la parte trasera es más larga y recibe un evolucionado alerón trasero activo de doble hoja. Su peso en vacío de 1.370 kilogramos, obtenido de la utilización de la fibra de carbono en el interior y de componentes mecánicos más ligeros hacia una reducción de 34 kg, le da una relación potencia-peso de 1,18 CV/kg. Ahora bien, si aplicamos la fórmula de la propia marca sueca –relación potencia-peso-peso–, el resultado de 8,65 da cuenta de un coche de hábil maniobrabilidad a altas velocidades. Sus neumáticos, más anchos, aportan a la causa.
Mención especial y final para el lenguaje de diseño que se descubre desde lo alto. Como lleva neumáticos precisamente más anchos, sus pasos de ruedas, además de funcionales, terminan siendo espectaculares. Pero lo que más me seduce la combinación entre el dibujo de su techo y el parabrisas envolvente.
Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS