No, era imposible que no se moviera de allí, del Classic Team Lotus. Eran 40 años. Nunca es mal momento para recordar a Ayrton Senna, pero esta ocasión era especial. Eran 40 años y, además, no todos los monoplazas son tan pero tan distintivos a la vista como el Lotus 97T 1985. Más que a la vista. Lo ves, te transportas a resultados urgentes. Lo ves, te transportas a jornadas históricas.
¿Será por la geografía y las condiciones climáticas propias de la región que es normal que en Interlagos se corra bajo la lluvia? ¿Será por eso que el transgeneracional héroe paulista se movía como pez en el agua cuando la pista se mojaba? ¿Acaso habrá sido al revés? Tal vez, en los Gran Premio de Brasil solemos ver a los pilotos con las full wet azules porque la madre naturaleza, desde que conoció a Senna moviéndose bajo la lluvia, así lo empezó a querer.
Tal vez, parte del legado del brasileño radica allí. Tal vez, el aura de Senna no esté solamente en la S. Consideremos válida esta teoría por un momento. Entonces, el Lotus 97T es el comienzo del mito. Abril de 1985. En aquel Gran Premio de Estoril, el lenguaje en común no fue sólo el idioma. El antecedente más inmediato, el segundo puesto en el lluvioso Montecarlo 1984 tras adelantarse 11 posiciones, había sido un presagio. Perdonen que me ponga denso con las alegorías, pero, para romper con la sequía, tenía que llover y que un maestro se hiciera cargo.

El Lotus 97T 1985: El primer ganador de Ayrton Senna, 40 años después
El icónico socio patrocinador tabacalero, la insignia de la motorización francesa… la firma. Dorado sobre negro. El Lotus 97T está rodeado. El público lo acosa, pero también, según tengo entendido, el impedimento de un motor incapaz, que no permite verlo en acción ni oírlo expresarse. Cortesía de Classic Team Lotus, el primer ganador de Ayrton Senna está de regreso en el Autódromo de Estoril, inmóvil, sin dejar que nos teletransportamos mediante el sonido de su V6. Pero, días atrás, en el marco de este aniversario especial, el coche pasó por Goodwood, donde sí lo pudimos hacer.
En la pista británica, el EF15B 1.6 sí que se escuchó. Allí, el Lotus 97T volvió a girar, la sangre de Ayrton volvió a circular, porque las manos sobre el volante fueron las de su sobrino Bruno, que llevó puesto el legendario casco verde-amarelo en una escena que pide, si no es mucha molestia, que alguien se encargue de hacer uno de esos edits de transición de presente a pasado haciendo uso Skyfall, de Adele.
Domingo 21 de abril de 1985. Tras lograr la pole, Ayrton Senna y su Lotus 97T número 12, seguidos por el otro Lotus-Renault –el de de De Angelis, que no tarda ni tres segundos en en desplazar al Ferrari de Alboreto–, salen primero en Portugal. Llueve, paraguas arriba de los espectadores, la pista está muy mojada de arranque… Es el comienzo del mito y el resto es historia.
“Aguanta tu respiración y cuenta hasta 10/ Siente el movimiento de la Tierra y luego escucha a mi corazón estallar otra vez (…) El cielo es donde empezamos/ A mil millas y polos de distancia, donde los mundos chocan y los días son oscuros/ Puedes tener mi número, puedes tomar mi nombre, pero nunca tendrás mi corazón/ Que caiga el cielo, cuando se derrumbe, nos mantendremos firmes, lo afrontaremos todo juntos”.
Mauro Blanco
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