Durante los últimos años del siglo pasado convivieron dos modelos cuya imagen era indisociable de los tramos de los ralis. El Mitsubishi Lancer era uno de ellos, y sus versiones Evolution servían para que cualquier conductor pudiera sentirse, con las obligadas precauciones, todo lo cerca posible de un piloto del mundial en cualquier carretera de curvas. No en vano, este Mitsubishi Lancer Evolution IV GSR, que acaba de ser subastado en Estados Unidos a través de Bring a Trailer, pertenece a una cuarta generación que, lanzada al mercado en el año 1997, aprovechaba los vientos favorables proporcionados por el título de pilotos logrado por Tommi Mäkkinen en la temporada de 1996 del WRC.
La unidad que acaba de cambiar de manos al otro lado del Atlántico fue construida en el año 1997, aunque su importación al país norteamericano desde Japón no tuvo lugar hasta junio de 2023. Su apellido GSR denota su pertenencia a una de las cuatro versiones que fueron comercializadas de este modelo. Esta, en concreto, se caracteriza por incluir un nivel de equipamiento tecnológico superior, cuyo sistema más notable consistía en un control de guiñada. Las siglas AYC daban cuenta del módulo encargado de repartir el par en su diferencial trasero para mejorar el posicionamiento del chasis ante los cambios de dirección.
Por supuesto, los diferenciales de deslizamiento limitado están presentes en ambos ejes en este modelo, con el objetivo de optimizar la transferencia al suelo de la potencia entregada por su propulsor de cuatro cilindros y dos litros de cubicaje. Con un turbocompresor de doble entrada, se obtenían hasta 280 CV a 6.500 revoluciones por minuto, mientras que la cifra de par motor máximo se situaba en los 352 Nm a 3.000 rpm. La caja de cambios es manual de cinco relaciones. Además, esta unidad incorpora un sistema de escape de competición, equipado con un catalizador de alto flujo firmado por SARD.
Otros elementos que son característicos de esta versión, relacionados con deportivísima puesta a punto, son las barras antitorsión en ambos ejes, que redondean un tren de rodaje equipado con unos amortiguadores regulables provistos por Blitz. En el frontal, podemos observar un spoiler en la parte inferior y una abertura de ventilación en su capó, mientras que la trasera está dominada por el habitual alerón, presente sobre la tapa de maletero de todos los Mitsubishi Lancer Evolution. Las llantas de OZ son de 17 pulgadas de diámetro.
La imagen de su habitáculo va en consonancia con el aspecto exterior, y el volante de competición de MOMO se complementa a la perfección con los asientos deportivos que firma Recaro. También hay espacio para la comodidad, representada por su climatizador automático y el sistema multimedia con pantalla táctil de Kenwood, instalado por alguno de sus propietarios previos. Otro de los elementos añadidos con posterioridad consiste en un detector de radares.
Muestra el rastro de los 26 años de existencia que acumula, puesto que su pintura exterior está comenzando a levantarse, además de poderse observar algunos puntos de corrosión en la parte inferior de este ejemplar. En cualquier caso, y ya con 160.000 kilómetros en su odómetro, se trata de un automóvil icónico, propio de una época en la que los fabricantes acostumbraban a ofrecernos productos más pasionales que en la era actual. Por eso, los 16.000 dólares estadounidenses —14.625 euros, según el tipo de cambio actual— que ha pagado por él su nuevo dueño se nos antojan, de algún modo, una verdadera ganga.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS