Hay que tenerlos bien puestos para comparar tu primer superdeportivo con un Ferrari SF90. Pero en China llevan un tiempo sobrados de autoestima, y la última ocurrencia es un bólido firmado por Great Wall Motor que promete dejar al Cavallino Rampante comiéndose su propio polvo. Así, tal cual. Con un desarrollo interno al estilo Lotus o Koenigsegg, un diseño de los que levantan pasiones, y una hoja de especificaciones que ya querrían muchos europeos, el nuevo modelo de GWM apunta altísimo. Tanto, que cuesta no mirar con cierta mezcla de asombro y suspicacia.
Lo primero: todavía no tiene nombre oficial, pero ya se le conoce como el superdeportivo de Great Wall, y ha sido presentado de forma semioficial por el vicepresidente de diseño de la marca, Andrew Dyson, un ex-Lotus que ha declarado sin rubor que el objetivo es crear un coche “mejor que cualquier Ferrari actual”. Por si quedaba alguna duda de por dónde iban los tiros. Un coche “de ingeniería propia, desarrollado internamente”, y sin el respaldo de ninguna marca occidental.
La criatura ha sido diseñada y gestada en el nuevo Centro de Innovación de Great Wall en Alemania, en pleno corazón de Europa. Esto no es una coincidencia: los chinos llevan años comprando talento europeo (Lotus, Volvo, MG…), pero ahora han decidido plantarse en el epicentro del desarrollo automovilístico del viejo continente para construir su propio caballo de batalla. Si esto te suena a película de espías industriales, tranquilo: va bastante bien encaminado.
Prestaciones prometidas (y algo de escepticismo)
Según los propios responsables del proyecto, el coche está siendo desarrollado con una arquitectura híbrida enchufable que, ojo al dato, superará los 1.200 CV de potencia. Eso lo coloca directamente por encima del Ferrari SF90 Stradale, que “solo” declara 1.000 CV. La comparación no es gratuita: la propia marca la ha puesto sobre la mesa. Lo que no queda tan claro es si hablamos de un sistema PHEV con motor térmico central o si se atreven con una configuración más radical. ¿Un V6 biturbo y tres eléctricos? ¿Un V8 chino al estilo Koenigsegg Jesko? De momento, misterio.

El desarrollo del chasis, la aerodinámica y el tren de rodaje también es 100% interno, según ellos. Lo cual es una barbaridad de ser cierto. Fabricar un superdeportivo desde cero, sin un socio técnico occidental, y pretender que esté a la altura de Ferrari, McLaren o Porsche, no es algo que se haga en un par de años por muchas ganas que le pongas. Hay cientos de marcas que han muerto en el intento. Literalmente.
De ser real, los renders que nos traigan deberían ser espectaculares. Formas afiladas, proporciones agresivas, una silueta a medio camino entre un Lambo Sián y un Aston Martin Valkyrie. Debería tener todos los ingredientes visuales para convencer a cualquier europeo pudiente que valore más la estética que la procedencia. Que en este mercado, no es precisamente poca gente.
¿Puede un supercoche chino ser aspiracional?
Este es uno de los asuntos clave, porque una cosa es hacer un coche rápido, y otra muy distinta es hacer un coche aspiracional. Ferrari no vende solo prestaciones, vende historia, vende escudo, vende mito. Lo mismo con Porsche, con McLaren o incluso con Bugatti. Great Wall Motor no tiene esa mochila a la espalda. Es más: hasta hace poco, su producto estrella era un SUV baratero de nombre discutible.
Ahora bien, el mundo está cambiando. Los compradores de alto nivel en China, Emiratos o incluso en partes de Europa del Este o América Latina no siempre valoran la tradición sobre el impacto. Quieren lo más rápido, lo más llamativo y, en muchos casos, lo más caro. Si Great Wall consigue darle a este coche una imagen de lujo y exclusividad, podría meterse en el mercado como un disruptor, como hizo Tesla en su día con los eléctricos.

¿Veremos a este bicho rivalizando en Nürburgring contra un SF90? ¿Podrá siquiera medirse en circuito con un McLaren Artura o un Corvette E-Ray? Difícil decirlo sin cifras reales, pero si logran homologarlo para calle y mantener ese nivel de prestaciones sin que explote nada, ya será un milagro, y un hito.
El futuro no espera a nadie
Ahora mismo China va tan rápido que ya ni se molesta en copiar a las marcas occidentales y directamente quiere superar a todos. Este superdeportivo de Great Wall es la mejor prueba de ello. Si consiguen convertir este proyecto en un coche real, fiable, rápido y, sobre todo, deseado, podrían hacer temblar a más de uno. No a Ferrari, que está en otra liga mediática, pero sí a marcas más pequeñas que ya sudan para sobrevivir en la era de las normativas verdes de la dichosa UE.
El coche aún no tiene fecha de lanzamiento, pero según Dyson, el objetivo es tener un prototipo funcional en 2025 y una versión de producción “poco después”. Que eso signifique 2026 o 2029, ya lo veremos. Lo que está claro es que si lo consiguen, van a cambiar muchas cosas.
Mientras tanto, toca esperar y ser escépticos. China es totalmente capaz de crear cohetes porque ya lo mostró con el Xiaomi SU7 Ultra, pero subir a pegarse con Ferrari es otro nivel.
Quién sabe, lo mismo vemos una nueva “Lamborghini”.
Jose Manuel Miana
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