Los diseñadores de coches son tipos un poco particulares y su visión de un automóvil, a veces, dista mucho de la visión que tenemos los demás. No en balde, su profesión, al final, acaba por provocar que su mente no deje de analizar y de dibujar toda clase de ideas, sin ni siquiera estar frente a la mesa de dibujo. Por eso resulta tan interesante conocer lo que esconde el garaje de un diseñador y también, como sería su visión personal de algún modelo en producción.
Jason Battersby es un canadiense que ha dibujado coches para Audi durante 12 años –era diseñador senior de exteriores– y es, por ejemplo, uno de los responsables del Audi Grandsphere, uno de los últimos proyectos de la firma alemana. Nació en Toronto en 1986 –37 años cuando se redactó esto– y es un apasionado del Corvette desde hace muchísimo tiempo.
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Ahora ya no trabaja para Audi, y ha dejado volar su imaginación, plasmando de forma digital lo que ha podido ver durante ese vuelo. Y ciertamente, es interesante. Su pasión por el Corvette le ha llevado a diseñar como podría ser la próxima generación del Corvette, si recuperase el motor colocado delante del habitáculo. Además, se ha inspirado en los Corvette C2 y C3, aunque los rasgos presentes en el proyecto hacen pensar más en el C2, aunque las proporciones del coche son más próximas a las del Corvette C3 y el frontal tiene una mezcla de rasgos con un resultado más que aceptable.
“Con mi Stingray pretendía realmente lograr el equilibrio perfecto entre musculatura y elegancia”, dice Battersby. “El Corvette C2 no era deliberadamente agresivo, sino que encarnada una elegancia que parecía adecuada cuando estaba estacionado fuera afuera de hoteles de alto standing. Aparte del Ferrari Roma y algunos Aston, la mayoría de coches deportivos se inclinan hacia el enfoque agresivo y pueden ser un poco abrumadores. El Corvette siempre fue deportivo, pero nunca ‘cabreado’”, añadió Battersby.
Por supuesto, se trata de un proyecto totalmente digital y que nunca veremos en producción, una creación desarrollada por amor a su trabajo y por diversión, que muestra como un diseñador ve uno de los coches más famosos del mundo. Por suerte, se trata de un proyecto con bastante buen gusto y mucha lógica, sin añadidos innecesarios para crear expectación, ni tampoco hay elementos para ofrecer “postureo”. Superficies lisas, sin excesos y con mucho equilibrio. Una muestra de que no está todo perdido en cuanto a diseño en el mundo del automóvil.
“Quería asegurarme de conservar las proporciones icónicas del capó largo y enfatizarlas tanto como fuera posible. Las largas líneas características se extienden desde el morro hasta la base del parabrisas. Los canales de aire bajos y funcionales rinden homenaje a las salidas cromadas que se encuentra en el capó del C2”, explica su creador, el señor Battersby. Añade también que “para mi Stingray no quería usar ningún logotipo de Corvette existente, así que opté por diseñador el mío propio. En lugar de los clásicos bordes biselados con incrustaciones de color, simplifiqué la forma y opté por un tratamiento mate/brillante para los gráficos. Sin cromo, sin complicaciones, solo un elegante logotipo negro que continúa la tradición de la bandera del Corvette”.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS