¡Se agranda la familia de los prototipos experimentales de Hyundai! La expectativa por ver una versión de producción derivada del N Vision 74 está intacta, pero, mientras tanto, los surcoreanos nos distraen con su más reciente revelación. Del mundo del rally al área de los Rolling Lab, la serie de vehículos que reúne en cada uno el desarrollo de la firma hacia los futuros eléctricos de alto rendimiento, los futuros coches de alto rendimiento de la división N.
Esta nueva entrega es, sin temor a equivocarme, la más exótica, y eso que el propio N Vision 74 y otros de la división como el N 2025 Vision Gran Turismo exclusivo del simulador habían hecho méritos. Las participaciones de Hyundai en el World Rally Championship (WRC) ya había catapultado al departamento al reconocimiento y a una evolución prometedora, pero ningúna de las propuestas se había acercado tanto en estética como en especificaciones técnicas al rally como el que acaba de golpear la puerta: el RN24.
A nivel “naked” dudo que esté a la altura de lo demostrado por este Dodge Challenger modelo 2009, pero, dejando las diferencias y preferencias de propulsiones, en experiencia de manejo extremo, por ser un experimento nutrido de toda una diversidad de dones derivados del deporte de motor, de tener ambos frente a mí con la posibilidad de llevar a pista sólo uno, me subiría al RN24 sin pensarlo demasiado.
Esto es debido a que congenia tecnologías variadas que permiten llevar el sistema eléctrico del IONIQ 5 N a otro nivel. La motorización es puramente eléctrica, pero su aplicación se da en conjunto con la puesta a prueba de tecnologías propias del i20 N Rally1 Hybrid. Una batería de 84 kWh rediseñada para adaptarse a un chasis de segmento B, con una distancia entre ejes un 12 por ciento menor que la batalla del mencionado IONIQ. Menos peso, experiencia de manejo con ascendencia en el rally… Combinaciones y resultados facilitados por la selección del chasis y la flexibilidad obtenida de su figura exoesquelética para llevarlo a cabo. Podríamos decir, entonces, que, de alguna manera, hay en este Hyundai cierta condición híbrida.
La clave del RN24 radica en cómo eleva el potencial de los 650 CV del esquema eléctrico del IONIQ 5 N, pero también en que tiene mucho del i20 N, que ha sido el faro de su tracción a las cuatro ruedas, de su suspensión y, como dato a destacar, de su relación de dirección –es decir, la relación entre los grados de giro del volante y los grados de giro de las ruedas, que en el RN24 llevan llantas negras forjadas de 19 pulgadas (me gustan los radios en forma de U y la estética que aportan las pinzas rojas)–, producto ésto de que toma del i20 la cremallera R-MDPS. Maniobrabilidad garantizada.
A todo esto, para una mayor carga aerodinámica y una estabilidad resuelta en situaciones complejas como las curvas más pronunciadas, la importancia de contar con un alerón trasero del estilo de los que solemos ver en las carreras TCR.
Sí, su alto rendimiento puede que se resuma en una aceleración de 0 a 100 por debajo de los 3,4 segundos, pero el RN24 parece ser mucho más que eso. Un eléctrico que se sirve de la ingeniería rally de combustión interna, una prueba más de que las cifras de prestaciones de un coche de competición, en definitiva, son sólo una pequeña parte de su virtuosismo.
Mauro Blanco
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