En 1959, un tal Phil Hill (campeón del mundo de Fórmula 1 y californiano con más redaños que glamour) se subió a un torpedo aerodinámico pintado de rojo y decidió que 410,5 km/h era una buena velocidad para ir en línea recta por las salinas de Bonneville. Aquel misil se llamaba MG EX181 y era el canto del cisne de una época en la que los récords de velocidad importaban más que los consumos homologados o las pantallas táctiles. Tenía forma de gota de lluvia, y por eso lo apodaron Roaring Raindrop. Rugía, volaba, y era puro romanticismo mecánico.
Medio siglo después, MG ha rescatado ese espíritu para celebrar su centenario. Y lo ha hecho a lo grande, con un concept car eléctrico llamado EXE181 (sí, las siglas son parecidas, pero lo que hay debajo no puede ser más distinto). Esta reinterpretación futurista del viejo rompe-récords acaba de ganar el iF Design Award 2025 en la categoría de vehículos conceptuales. Y no por ser un homenaje bonito, sino por su combinación de líneas imposibles, eficiencia aerodinámica y descaro técnico.
Aerodinámica de ciencia ficción y cifras que asustan
¿Cifras? Apunta: velocidad máxima de 415 km/h, un coeficiente aerodinámico de 0,181 (una salvajada, aunque parezca una flipada) y una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de un segundo. Esto último habría que verlo con cronómetro en mano, pero si MG dice que es posible, habrá que darle el beneficio de la duda… o del humo conceptual.
Detrás del diseño está Carl Gotham, director del Centro de Diseño Avanzado de SAIC en Londres, el mismo que parió el MG Cyberster. Él y su equipo se propusieron imaginar cómo sería hoy un coche dispuesto a batir récords de velocidad sin recurrir a pistones ni gasolina, sino a kilovatios y rotores. El resultado es una bala eléctrica con una silueta que recuerda vagamente al original, pero que ha pasado por el filtro de los videojuegos futuristas y el túnel del viento.

No es un simple ejercicio de estilo. Según MG, se han realizado pruebas aerodinámicas reales, se ha conservado la configuración monoplaza y se ha desarrollado pensando en cómo funcionaría realmente a alta velocidad. Otra cosa es que alguna vez lo veamos rodar más allá de una presentación estática o una rampa de Goodwood.
Un concept que va más allá de la estética
Que el EXE181 haya ganado el iF Design Award no es casualidad. Este certamen, uno de los más prestigiosos del mundo en el ámbito del diseño industrial, recibe cada año más de 10.000 candidaturas de casi 70 países. Que un concept car como el de MG destaque entre tanta propuesta no solo habla bien de su estética, sino de su capacidad para comunicar una idea potente: la velocidad como herencia, la electricidad como futuro.
Además del premio en la categoría de vehículos conceptuales, SAIC Motor también ha recibido otro galardón en el apartado de experiencia de usuario por su sistema Rising OS. No tiene que ver directamente con el EXE181, pero sí con la línea de trabajo de todo el grupo chino, del que MG es una marca más. A medio plazo, esta tecnología podría integrarse en modelos de producción y dotarlos de una personalización y conectividad aún más avanzada.
Pero volvamos al EXE181, que aquí hemos venido a hablar de velocidad. Este concept no es un coche de producción, ni lo será. Es un escaparate, una declaración de intenciones y, sobre todo, un regalo para los que aún sentimos algo al ver una carrocería afilada y sin retrovisores. No tiene sentido práctico, pero tampoco lo tenía el EX181 original cuando se lanzó al desierto con Hill o Stirling Moss al volante.
Goodwood, altavoz del centenario
El debut mundial del EXE181 tuvo lugar en el Salón del Automóvil de Pekín, pero fue en Goodwood donde capturó todas las miradas. No solo por lo que representa, sino porque MG fue la marca protagonista del Festival de la Velocidad en 2024, tomando el testigo de Porsche. Ahí es nada.
La marca (hoy bajo el paraguas de SAIC y muy lejos ya de sus orígenes británicos) ha aprovechado el centenario para recordarnos que no todo es SUV urbano ni movilidad compartida (puaj). También hay sitio para soñar con coches imposibles, diseñados más para levantar pasiones que para rellenar hojas de Excel. En ese sentido, el EXE181 cumple su misión con nota: evoca un pasado glorioso, se atreve a mirar al futuro sin complejos, y encima gana premios por el camino.
Puede que nunca llegue a rodar a 415 km/h. Puede que sea solo un estudio de diseño con ínfulas de ciencia ficción. Pero si algo tiene el EXE181 es que, durante un instante, hace que nos olvidemos del WLTP, de las etiquetas medioambientales y de las pantallas de 15 pulgadas. Y eso ya es mucho decir.
Jose Manuel Miana
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