La crisis provocada por el coronavirus ha reabierto viejas heridas en la economía de McLaren. Es por ello por lo que el constructor británico ha decidido poner a la venta su icónica sede de Woking, Reino Unido, valorada en 215 millones de euros, incluyendo en la venta una cláusula de alquiler con derecho a compra para que McLaren siga utilizando las instalaciones a cambio de una renta anual pagada al nuevo comprador del inmueble.
Con ello, la compañía busca conseguir liquidez para poder afrontar todos sus gastos, debido a la gran reducción de ingresos que ha provocado la pandemia, tanto en la Fórmula 1 como en el sector automovilístico, dos de las principales fuentes de financiación de McLaren. Esto supone un ejemplo más de la pésima situación financiera que tenía el grupo ya antes de la COVID-19.
2015 fue el año en el que comenzó la cuesta abajo para McLaren. Su asociación con Honda en la escudería de Fórmula 1 trajo unos resultados muy por debajo de lo esperado, situándose durante tres años en la parte baja de la clasificación de constructores. Esto conllevó una considerable reducción en los premios económicos que otorga la F1. Como consecuencia, se produjo una pérdida de patrocinadores del equipo, que acabaría esta etapa sin casi ninguna marca luciendo en su monoplaza, con la disminución de ingresos que esto conlleva. Sin embargo, Honda pagaba más 100 millones de euros al año a cambio de utilizar sus motores, lo que redujo el impacto de estas pérdidas.
El segundo evento clave para entender la situación financiera de McLaren tiene lugar en 2017. En ese año se produjo la salida definitiva de Ron Dennis de la compañía, quien poseía un 25 % de las acciones de esta. McLaren decidió comprar todas sus acciones para acabar con cualquier vínculo existente con Dennis, para lo cual recurrió a la emisión de bonos “basura” o de alto rendimiento por valor de 596 millones de euros.
Con ello se logró liquidez para pagar la compra de acciones y además refinanciar la deuda existente de 268 millones de euros, pero como aval de estos bonos se utilizaron los bienes inmuebles (incluida la sede de Woking, el MTC) y la colección de coches históricos que posee McLaren. A este agujero económico se sumaba la desaparición del dinero que pagaba Honda al romper el acuerdo con el proveedor japonés, sustituido por Renault en 2018 (lo que además suponía un gasto adicional, al tener que pagar al fabricante francés para utilizar sus motores).
Para tratar de arreglar este problema, desde McLaren se intentó dar una vuelta de tuerca a su modelo de negocio. Zak Brown, nuevo CEO de la compañía, ha buscado mejorar la imagen de la marca fuera de la F1 con participaciones en otras competiciones automovilísticas como la IndyCar, donde ahora tienen su propia escudería tras regresar a la competición en 2017. Además, las otras dos divisiones del grupo han cosechado buenos resultados en los últimos tiempos.
La división de coches de calle, McLaren Automotive, creció en ventas ininterrumpidamente desde 2010, batiendo su récord de unidades entregadas en 2018, con 4.829 coches vendidos. Y McLaren Applied Technologies, la división tecnológica, se encuentra implicada en multitud de proyectos distintos: la creación de las centralitas utilizadas en todas las escuderías de F1, IndyCar y NASCAR; la colaboración que mantiene con GSK, un grupo farmacéutico, al que ofrece su tecnología para mejorar la fabricación de sus productos; o su gestión de la electrónica de una plataforma petrolífera en Noruega.
A esto se le suman diversas colaboraciones que ha llevado a cabo McLaren con otras compañías para lanzar teléfonos móviles (como la línea OnePlus McLaren), colecciones de ropa (como la de 2018 llamada Belstaff X McLaren) o gadgets, entre los que se encuentra el último lanzamiento, los auriculares Klipsch McLaren Edition.
La empresa británica logró recuperar parte del terreno perdido y mejoró su balance económico en los últimos tiempos. La mejora de los resultados en la Fórmula 1, con un cuarto lugar en la clasificación del año 2019, también ayudó en forma de nuevos patrocinadores y más dinero por premios de la F1. No obstante, McLaren se ha visto fuertemente golpeada por la crisis del coronavirus al ver paralizada tanto la actividad competitiva en el mundo del motor como la fabricación y venta de sus superdeportivos.
Se tuvo que prescindir de un 25 % de los trabajadores como consecuencia de la paralización de su actividad, unos 1.200 empleos perdidos. Además, la empresa se vio obligada a pedir a sus accionistas una inyección de dinero de 300 millones de libras. Aun así, no fue suficiente, ya que la compañía presentó en agosto el balance del primer semestre del 2020, reflejando pérdidas de casi 200 millones de euros. Las cifras de ventas de coches se han desplomado también a consecuencia de este parón generalizado por la pandemia de COVID-19, cayendo a un tercio de lo vendido en el mismo período de 2019.
Debido a esta realidad, el pasado junio saltó la noticia de que McLaren necesitaba una urgente inyección de liquidez para poder hacer frente a los pagos pendientes en este año con muchos menos ingresos de lo esperado. Logró un préstamo de más de 150 millones de euros por parte del Banco Nacional de Bahréin, cuyos propietarios son a la vez los principales accionistas de McLaren. El resto del dinero pretenden lograrlo con esta venta y realquiler de su sede en Woking, para así poder sortear la amenaza de cierre que se cernió sobre la compañía automovilística británica durante los últimos meses.
Las consecuencias de la crisis del coronavirus todavía se van a notar en 2021, pero todo dependerá en gran medida de la evolución de la pandemia. Un rebrote que conlleve una nueva paralización y el confinamiento de gran parte de la población podría suponer un golpe definitivo para McLaren, a pesar de que esta vez estén mucho más preparados para este posible escenario.
Luis Martínez
Cuando era un niño, no podía pasar una semana sin el nuevo número de mi revista de coches favorita. De adolescente, descubrí que me apasionaba escribir, divulgar y comunicar ideas. Ahora me encuentro dando mis primeros pasos en la profesión que me apasiona de la mano de la afición que ocupó buena parte de mi infancia, toda una suerte que demuestra las vueltas que puede dar la vida.COMENTARIOS