Todas las generaciones del Porsche 911 despiertan la admiración de la mayor parte de los aficionados al automóvil. Más allá de los ultramodernos representantes de esta estirpe, los actuales 992, las generaciones históricas no dejan de estar de actualidad gracias a los diversos restomods de los que son objeto en estos últimos años. Aunque una empresa californiana cuya popularidad ensombrece de algún modo el trabajo de todos los demás preparadores, existen muchas otras empresas que ofrecen sus propias interpretaciones. Una de ellas, Tuthill Porsche, acaba de presentarnos su Porsche 911K, con unas intenciones claramente definidas desde el inicio del proyecto.
A diferencia del camino seguido por Singer en tiempos recientes, que ha incluido motores turbo en sus creaciones, en este nueveonce, el Porsche 911K de Richard Tuthill —que ha colaborado en el pasado con Singer— emplea un propulsor atmosférico. Se trata de un seis cilindros en disposición bóxer, con 3,1 litros de capacidad, que ha sido profundamente renovado por Tuthill Porsche y que es capaz de girar a 11.000 revoluciones por minuto. La potencia estimada es de alrededor de 350 CV y, atención, está refrigerado por aire. Se asocia a una caja de cambios manual de seis velocidades que esconde una curiosidad. Y es que su creador decidió en primera instancia retirar la marcha atrás, que ahora se acciona mediante una palanca separada situada entre los asientos, la que tradicionalmente se destinaba al control de su calefacción.
La segunda pata de este proyecto de Richard Tuthill pasa por ofrecer el menor peso posible para este Porsche 911K. Sin duda, puede darse por satisfecho con el resultado, porque el peso total del modelo, con sus depósitos llenos, es de solo 846 kilogramos —menos incluso que este Sportec SUB1000 que os mostramos recientemente—. Para conseguirlo han recurrido, cómo no, a la fibra de carbono. De este material están compuestos casi todos los paneles de su carrocería: el techo, las puertas, las aletas traseras, los paragolpes, el capó delantero y la tapa del compartimento del motor.
Richard Tuthill quiso crear un Porsche 911 tan ligero y potente que pudiera ofrecer sensaciones cercanas a las que produce conducir una motocicleta
El titanio se emplea para otros componentes que tienen relevancia mecánica, según las palabras de su creador. Es el caso de, por ejemplo, la jaula antivuelco. Todo ello con el objetivo de ofrecer una experiencia cercana a la de una motocicleta. Al menos así lo ha afirmado Richard Tuthill, quien define su Porsche 911K como “una moto de cuatro ruedas”. La base de este vehículo está constituida por el chasis de acero de un nueveonce de 1972.
Además de la puesta a punto de su propulsor y del aligeramiento generalizado de su chasis, el Porsche 911K de Tuthill también incorpora otros elementos específicos. Es el caso de sus frenos carbocerámicos, con pinzas a medida, o del depósito de aceite. Sus amortiguadores son regulables. En el interior, los asientos también son exclusivos de este vehículo y pesan menos de ocho kilogramos cada uno. Los pedales, diseñados por Richard Tuthill para ser utilizados en sus incursiones en diferentes ralis, también son de fibra de carbono.
Desde el Reino Unido no se han especificado ni cuántas unidades se construirán de este Porsche 911K de Tuthill ni qué precio alcanzarán en el mercado. Mientras tanto, puedes ver este vídeo en el que Chris Harris se pone al volante de una unidad para disfrutar con el bramido de su propulsor atmosférico girando por encima de las 10.000 revoluciones por minuto.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS