Maextro S800: ¿Un rival serio en el lujo o solo una imitación china?

Maextro S800: ¿Un rival serio en el lujo o solo una imitación china?

Lujo de copia y pega


Tiempo de lectura: 7 min.

Huawei y JAC nos presentan el Maextro S800 con un objetivo claro: competir en el terreno de los coches eléctricos de lujo frente a nombres como Maybach o Rolls-Royce, pero a un precio más razonable. La idea, sobre el papel, tiene sentido: un vehículo con diseño llamativo, tecnología puntera y una potencia que promete, todo sin llegar a los precios astronómicos de las marcas europeas. Ahora bien, ¿estará realmente a la altura de lo que promete o se quedará en buenas intenciones? Vamos a analizarlo sin dejarnos llevar por el “hype” tan habitual en este tipo de lanzamientos.

Diseño atractivo, pero con ecos conocidos

Este coche no pasa desapercibido, eso está claro. Mide más de 5 metros de largo y se codea directamente con los grandes sedanes de lujo, como el Mercedes-Maybach Clase S. Su perfil alargado y el techo ligeramente inclinado le dan un toque dinámico que, hay que admitirlo, resulta muy atractivo. Elementos como las luces LED con diseño estelar o las manillas de las puertas integradas refuerzan esa imagen moderna y elegante que busca captar miradas.

A primera vista, parece tener personalidad propia. Pero al observarlo con más detalle, empiezan a surgir las dudas. Las llantas tienen un aire más que evidente a Rolls-Royce, los detalles cromados recuerdan a Bentley, la trasera parece sacada del Porsche Panamera, y la silueta lateral es sospechosamente similar a la del Maybach S680. Es decir, más que inspiración, parece un collage de referencias de lo que “vende” en el segmento de lujo. ¿Es esto innovación o simple reciclaje visual?

En el interior, las promesas son altas: un habitáculo lujoso con techo “cielo estrellado” (sí, otra vez el guiño a Rolls-Royce) y materiales de alta calidad. Las imágenes promocionales pintan un espacio refinado, pero sin acceso a datos concretos sobre los acabados, la insonorización o el confort real de los asientos, es pronto para cantar victoria.

Maextro S800 (2)

La gran incógnita sigue siendo si podrá igualar el nivel de detalle, refinamiento y coherencia estética de un coche europeo de alta gama. Porque una cosa es poner cuero y luces por todas partes, y otra muy distinta es lograr una atmósfera que respire auténtico lujo. Por ahora, el diseño convence a primera vista, pero en lugar de brillar por sí solo, parece depender demasiado de lo que ya han hecho otros. Un Frankenstein del lujo, bien ejecutado, pero sin alma propia.

Avances interesantes, pero sin sorpresas

Huawei aporta al Maextro S800 su experiencia tecnológica, y eso se traduce en un sistema de conducción autónoma de Nivel 3. Es decir, el coche puede conducir por sí solo en ciertas situaciones (como autopistas), aunque el conductor debe permanecer atento. Suena bien, pero no es nada que no hayamos visto ya en modelos de Mercedes-Benz o BMW. Aquí es donde uno esperaría que una marca como Huawei, con músculo tecnológico de sobra, fuera un poco más allá.

Uno de los puntos fuertes está en el chasis, denominado Tuling Longxing, que integra sensores, control central y ajustes por inteligencia artificial. Según sus creadores, este sistema es capaz de escanear la carretera en tiempo real, predecir riesgos de deslizamiento y ajustar la suspensión para minimizar movimientos indeseados. Prometen reducir cabeceos al frenar, levantamientos al acelerar o balanceos en curvas, todo ello en milisegundos. Sobre el papel suena de maravilla, aunque falta verlo en la práctica.

Además, cuenta con dirección en las cuatro ruedas con un ángulo de giro de hasta 16 grados, lo que permite un radio de giro muy contenido: 5,05 metros en condiciones normales y solo 3,8 metros en un modo especial. También incluye el ya clásico “modo cangrejo”, para moverse lateralmente. Este tipo de soluciones son, sin duda, uno de los terrenos en los que más destacan los fabricantes chinos, y aquí Huawei y JAC juegan bien sus cartas.

Maextro S800 (1)

El interior incluirá un sistema de infoentretenimiento avanzado, algo totalmente esperable viniendo de Huawei. Sin embargo, tampoco marca la diferencia frente a lo que ya ofrecen Tesla, Mercedes-Benz o BMW. Que sea rápido, fluido y bonito no sorprende. Para competir en este segmento, hace falta ir un paso más allá: integración perfecta, personalización elevada, reconocimiento de voz de verdad útil… Todo eso es lo que define la experiencia de lujo tecnológica. Y aún está por ver si el S800 lo logra.

Rendimiento: cifras prometedoras, incógnitas en la práctica

El Maextro S800 llegará con versiones que van desde los 530 hasta los 852 caballos de potencia. Son cifras que lo colocan cerca de los deportivos eléctricos más potentes del mercado. Además, presume de una carga rápida de escándalo: del 10% al 80% en poco más de 10 minutos. Sobre el papel, esto lo convierte en una opción muy competente para quienes no quieren estar demasiado tiempo enchufados.

Ahora bien, en este tipo de coches, la potencia bruta importa menos que otros factores clave como la suavidad de marcha, el aislamiento acústico, el confort de suspensión o la autonomía real. No olvidemos que el público objetivo no busca deportividad, sino que lo lleven de la forma más suave, silenciosa y cómoda posible. Es decir, hablamos de limusinas, no de berlinas deportivas.

Y ahí es donde el Maextro tiene mucho que demostrar. Porque una cosa es lanzar cifras impresionantes en una nota de prensa, y otra bien distinta es lograr que un pasajero sienta que va sobre una alfombra mágica, como sucede en un Maybach o un Rolls. ¿Estará Huawei a la altura del reto?

Maextro S800 (2)

Además, contará con una versión EREV (vehículo eléctrico de autonomía extendida), que incorpora un motor de gasolina para actuar como generador y ampliar el rango total. Esto es especialmente interesante en un coche de este tipo, pensado para largas distancias y uso ejecutivo. Un detalle a favor que demuestra que, al menos en este aspecto, han pensado con lógica.

¿Lujo real o solo apariencia?

Con un rango de precios entre 131.500 y 195.900 euros, el Maextro S800 se posiciona muy por debajo de sus rivales directos en el segmento de lujo, como el Maybach Clase S o el Rolls-Royce Ghost, que fácilmente superan los 300.000 euros. Esto puede ser una ventaja clara para quien quiere un coche impactante sin dejarse medio millón de euros. Pero el problema es que, en este segmento, el precio no siempre es la barrera de entrada.

Aquí entran en juego la exclusividad, el prestigio y, sobre todo, la tradición. Porque quien se gasta cerca de 200.000 euros en una berlina de lujo suele poder permitirse gastar un poco más en algo con empaque, historia y renombre. Y ni JAC ni Huawei tienen, a día de hoy, el pedigrí que se espera en este club tan exclusivo.

El S800 parte con un gran reto: convencer a un público acostumbrado a detalles artesanales, a materiales nobles tratados con mimo, y a un servicio posventa que roza la servidumbre. Para ellos, la percepción lo es todo, y los prejuicios hacia los coches chinos siguen estando muy presentes, especialmente cuando hablamos de lujo.

Intentar competir en este terreno ofreciendo “más por menos” puede funcionar en el segmento generalista, pero en el de alta gama puede ser justo lo contrario: sonar a alternativa low cost, aunque no lo sea. El peligro es que, en vez de verse como un rival serio, se perciba como un imitador con ínfulas.

¿Merece la atención?

El Maextro S800 tiene argumentos sólidos para llamar la atención: un diseño llamativo, tecnología avanzada, potencias elevadas y un precio competitivo. Huawei ha sabido rodearse de buenos ingredientes, y sobre el papel, la receta tiene buena pinta. Pero una cosa es tener los ingredientes, y otra muy distinta es saber cocinar el plato.

Su falta de originalidad en el diseño, las dudas razonables sobre la calidad de los acabados y la experiencia real en carretera, y el hándicap de competir en un terreno dominado por marcas con siglos de historia, son obstáculos difíciles de superar. No imposibles, pero sí muy serios.

Por ahora, lo más sensato es mantener el escepticismo hasta poder verlo en acción. Porque el lujo no se mide en pantallas ni en cifras de potencia, sino en sensaciones, en detalles y en coherencia. ¿Estamos ante un nuevo aspirante serio o solo otro intento más de impresionar a base de copia y gadgets? El tiempo (y las primeras pruebas reales) lo dirán.

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Jose Manuel Miana

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