Las reinterpretaciones del Half-11 están a la vista. La evolución está a las claras, en líneas de diseño, proporciones y materiales. El prototipo tiene su encanto, su apariencia espartana lógica por su condición de coche de carreras, aunque homologado para la calle. Esto es diferente, una mutación necesaria para su fin de edición limitada.
De la indisimulable atemporalidad a un supercar comparable con el Valkyrie de Aston Martin. De la media carrocería al desnudo del Porsche 911 de 1966 a referencias mucho más sutiles. De una rudimentaria zaga en el prototipo que con su V8 al descubierto –el LS3 de la General Motors; nada mal, ¿verdad?– y su alerón nos recordaba tiempos pasados del campeonato mundial, a un sector trasero generoso en armadura para esconder el seis cilindros bóxer 4.6 de 650 caballos, pero sin resignar el fuego de escape. Eso sí: del Half-11 al flamante HF-11, el espíritu del 917 se conserva.
El HF-11 es la confirmación de Oilstainlab, un proyecto que hace rato ha dejado de ser proyecto. Amantes de Porsche los hay en todo el mundo, pero crear una marca con base en montar el frontal del deportivo clásico alemán en un diseño inédito, eso ha sido obra de los hermanos Nikita, quienes tienen algo muy claro y es no ser fabricantes. Ellos simplemente anhelan construir coches sin concesiones. La decisión de ofrecer un motor eléctrico de 860 caballos al de combustión en el HF-11 ni siquiera está ligada a posibles regulaciones, sino a consentir los intereses de los clientes. No hay necesidad en una producción tan limitada como ésta, que entregará sólo 25 unidades. Los gemelos canadienses apuestan a ambas motorizaciones como quien se posiciona entre dos bandos en disputa.
Vaya conjunto aerodinámico es este HF-11, que ha suavizado las líneas de su antecesor para presentar una cara mucho más hiperdeportiva. Los pasos de rueda ya no son los del Half, mientras que el diseño original de las ópticas delanteras de Porsche se evidencian más de perfil que de frente. Un morro, dicho sea de paso, más limpio, con menos molduras y una boca de refrigeración en el capó que es lo que más se respeta del prototipo. Los componentes inferiores tienen injerencia en este nuevo diseño. Alerón delantero, faldones y difusor trasero se combinan en un único concepto que va elevando la fibra de carbono de atrás hacia adelante. Un esquema necesario para un coche de manejo extremo, con motor y tracción trasera, que requerirá seguridad al momento de tomar las curvas.
Hacia el interior, más de Porsche. Una cabina que bien podría catalogarse como restomod. Tecnología de avanzada con guiños atemporales, siendo el tablero con cinco instrumentos típico del 911 clásico el elemento retro definitivo. Mucho Alcántara y dos cascos en las puertas para poner a prueba la transmisión manual de seis velocidades mediante la palanca de aluminio con pomo en madera, o de siete en el modo secuencial.
Es el HF-11 la confirmación de Oilstainlab, una edición que, desde su taller en Torrance, California, promete prestaciones y de las buenas. Una experiencia de manejo que, esperemos, esté a la altura de los dos millones que valdrá cada ejemplar. El programa de 11 colaboradores –que serán al mismo tiempo 11 de los 25 clientes–, esos denominados “maníacos” por los gemelos, busca asegurarse de ello.
Redaccion
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