John Hennessey tiene entre ceja y ceja producir el automóvil más rápido del mundo, al menos en línea recta. Aunque aún está pendiente de demostrar todo su potencial, el Hennessey Venom F5 se postula para colmar los deseos de su creador. Disponible como cupé o como descapotable, la versión convencional del modelo es suficientemente rápida como para maravillar a cualquiera que se ponga a sus mandos, o a quien tenga el privilegio de viajar de pasajero a bordo de uno de ellos. Para quienes desean este aparato como acompañante perfecto de sus jornadas de tandas en circuito, la marca norteamericana lanzó hace unos meses el Hennessey Venom F5 Revolution. Ahora ha llegado el momento de la presentación de esa versión especial, con una puesta a punto específica para sobresalir en ese cometido, pero descapotable, la cual se denomina, muy oportunamente, Hennessey Venom F5 Revolution Roadster.
Al igual que sucede con la versión presentada meses atrás, este Hennessey Venom F5 Revolution Roadster recurre a diferentes elementos aerodinámicos para permitir un paso por curva que se presume demencial. Concretamente, incorpora un splitter delantero de mayor tamaño, así como unos aletines de tipo canard situados en la parte delantera de los pasos de rueda anteriores.
En la zona trasera, nos encontramos con un alerón de gran tamaño, el cual es, como es obvio, de fibra de carbono. Además, permite un ajuste completo y, según los datos de la marca, ofrece hasta 363 kilogramos de apoyo a 299 km/h, que se transforman en 635 kg si se alcanza una velocidad de 401 km/h. Más abajo, el difusor gana tamaño y efectividad en esta versión especial.
El nuevo Venom F5 Revolution Roadster combina nuestro hiperdeportivo orientado a los circuito con la posibilidad de circular a cielo abierto, para ofrecer una experiencia de conducción visceral. Esta primera unidad, personalizada para un cliente especial, significa el debut de nuestro acabado en fibra de carbono desnuda. Nuestro hiperdeportivo es una obra de arte atemporal que es, al mismo tiempo, visualmente inspiradora y físicamente cautivadora, gracias a los 1.842 CV extraídos de su V8 sobrealimentado por dos turbos”, comentó John Hennessey, fundador y presidente ejecutivo de la compañía texana
El acabado que presenta el automóvil de las imágenes, caracterizado por la fibra de carbono desnuda de su carrocería, será exclusivo de las primeras cinco unidades fabricadas. También está presente este material en la resina compuesta que se emplea para la construcción del panel de su techo, que tiene un peso de menos de nueve kilogramos. Este, en la parte interior, está tapizado con Alcantara.
Hennessey no ha querido especificar de forma más concreta cuáles son los cambios que afectan a la puesta a punto de esta versión especial y que la diferencian del Hennessey Venom F5 convencional. Se limitan a señalar que los reglajes de sus suspensiones han sido modificados, además de haber instalado unas nuevas llantas. Donde no hay cambios es en su propulsor, que sigue siendo el conocido V8 de 6,6 litros con doble turbo, el cual alcanza los 1.842 CV de potencia máxima y 1.617 Nm de par motor. Sin embargo, el diferente enfoque de estas versiones Revolution, que buscan incrementar el apoyo aerodinámico para permitir un mejor paso por curva, tiene como consecuencia una velocidad punta más reducida. Así, el Hennessey Venom F5 Revolution Roadster, tal y como sucede con su versión cupé, se conforma con unos 402 km/h de máxima, nada que ver con los 500 km/h que consigue alcanzar en su configuración original.
El precio establecido para este Hennessey Venom F5 Revolution Roadster es de tres millones de dólares estadounidenses —2,7 millones de euros, según el tipo de cambio actual—. Ahora bien, para poder adquirir uno a estas alturas es necesario conseguir no solo ese dinero, sino también una máquina del tiempo, puesto que las doce unidades cuya fabricación está programada ya han sido vendidas. Su puesta de largo en vivo tendrá lugar el próximo día 18 de agosto en la Semana del Motor de Monterey, durante el evento denominado The Quail.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS