Sin ánimos de hacer de estas líneas una desglosada y tediosa ficha técnica, y ya habiendo pasado algunos días de su presentación, es momento de apuntar con la precisión más certeza posible a las grandes claves del nuevo Aston Martin DBX S, las que lo hacen un distinto en comparación con las versiones antecesoras, las que nos garantizan que no es un SUV más ni para la propia marca británica ni para el universo de los utilitarios deportivos en general.
Podría hablarles de las distinciones que hacen al concepto superficial y a la temática S, tales como las insignias bordadas o el patrón de espigas grabado tanto en los asientos como en el revestimiento interior del techo en carbono. En ese caso, me estaría limitando a agregados propios de una personalización que no marca la diferencia en lo profundo, en lo que importa. Sí, en esta simbiosos de elegancia, poder de fuego y detalles que hacen la diferencia, considero destacable el uso de cuero semianilina para proteger las áreas de desgaste en las que se aplica la Alcantara.
Tampoco quisiera ir más allá de una fugaz mención en lo que respecta a las opciones de colores disponibles para los bajos aerodinámicos: los faldones, el spoiler delantero y el difusor. Sí debo ser justo con las insignias S exteriores hechas de metal macizo, las que vemos sobre los guardabarros delanteros en rojo. Los entusiastas de la casa de Gaydon las reconocerán y las valorarán, dado que continúa con el linaje: son emblemas que llevaron anteriormente versiones como el Aston Martin Vantage S y el Aston Martin Rapide S.

El nuevo Aston Martin DBX S: Las claves de un SUV diferente
Es cierto que con el DBX707, el SUV de Aston Martin dio un salto radical de potencia, pero en el nuevo DBX S, a pesar de que el incremento de potencia es mucho menor –de 20 caballos, contra el aumento de 157 CV de la versión anterior respecto del modelo estándar–, adquiere trascendencia el hecho de que el V8 ahora cuenta con tecnología heredada del universo de los superdeportivos.
El resultado se refleja en los papeles, donde se indica la potencia máxima de 727 CV, que acelera de parado a los 100 km/h en 3,3 segundos y que es tres décimas de segundo más rápido de los 100 a los 200 km/h, pero lo importante radica en las mejoras recibidas del Aston Martin Valhalla en la turbocompresión, con las que se llega a tales números. Es lo que lo hace un SUV distinto, pues aquí la herencia supercar no se limita a la cifra de potencia.
Aunque no es un cambio, no está de más recordar las cualidades de arranque del DBX707, pues se replican en esta nueva versión: el rendimiento desde el ralentí sigue siendo un don innegable en esta saga y se consigue con la caja de nueve velocidades con embrague húmedo, lo que hace prescindible al convertidor de par, y el par puede transferirse en partes iguales a ambos ejes, pero lo mejor es que se puede enviar en su totalidad a las ruedas traseras.

Postura y ligereza
La reducción del peso del nuevo integrante es notable. Sumando lo que el coche te da de manera estándar y lo que puedes conseguir de acuerdo a las características opcionales, la ligereza termina influyendo con fuerza en las prestaciones y en las sensaciones de manejo. Una de las posibilidades es la de elegir llantas de magnesio de 23 pulgadas, que, además de quitarle 19 kg a la masa no suspendida, mejora la dirección. Restemos a esto lo que ocurre en lo más alto y en lo más bajo del vehículo.
Una de las novedades está en el techo, que ahora tiene la opción de fibra de carbono –agrego aquí un dato de color que suma a la premisa de SUV diferente, aunque no sea precisamente relevante: midiendo cerca de tres metros cuadrados, se trata de la pieza en carbono más grande aplicada en un Aston Martin– y que además retira las barras portaequipaje. Esta combinación le quita al coche otros 18 kg, pero más interesante es que así pasa a ser un DBX más ágil y estable debido a su centro de gravedad menor.
Con otros siete kg menos si el alerón, el paragolpes trasero, el difusor y los faldones son de fibra de carbono, nos da un total de 45 sobre 47 kg menos totales a los que puede llegar esta versión. Por último, secciones con retoques visuales que decido incluir a esta selección.
El sistema de escape se incluye entre las mejoras y de punta a punta, desde las válvulas hasta las salidas, tanto en lo mecánico como en lo estético. Los cuatro tubos, dos por lado, ahora no van en línea, sino en posición vertical. Definitivamente una impronta renovada. Al frente, Aston Martin ha acertado con el contraste generado entre el acabado de carrocería y la calandra opcional negra en panal, que además es funcional por ser ligera e influir en la distribución de peso.
Mauro Blanco
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