Tras la oscura época en la que el tuning español se basaba en kilogramos de fibra y altavoces, comenzaron a llegar revistas cuya temática se orientaba más al tuning alemán. Este podría ser el ejemplo perfecto de una portada de una de aquellas revistas de principio del milenio. Este BMW 850i modificado respira elegancia por los cuatro costados, está en subasta en Miami y tiene un V8 bajo el capó.
La historia de la serie 8 comienza en los años setenta, por aquel entonces, BMW todavía estaba en una depresión, fabricando vehículos económicos sin ningún resquicio pasional. Además de eso, la compañía acababa de separarse del brillante diseñador Paul Bracq, pero dejó a BMW una pequeña joya, el prototipo Turbo de 1972. Sin embargo, el fabricante quería algo nuevo, por lo que buscaron fuera de la empresa, ya que tenían algo más exótico en mente.
BMW llamó a los italianos en Lamborghini con una propuesta de motor central en la mano, sobre el papel, la idea era increíble. Los alemanes diseñarían el motor y toda la mecánica, y los extravagantes italianos se encargarían del exterior y el montaje. El resultado se llamó BMW M1, pero la relación se derrumbó cuando Lamborghini no cumplió con las expectativas de montaje y el automóvil tuvo un rendimiento inferior al esperado. Después de eso, se apegaron a lo que sabían, fiabilidad e ingeniería alemana.
Su producto estrella fue la serie e24, nacida de la mano de Bob Lutz, que quería un cupé elegante y potente, y consiguió una bien construida y exitosa. Dando un salto hasta 1984, Claus Luthe pensó en algo nuevo, tras el éxito implacable del e30 que había diseñado dos años antes, trabajó en la serie e32. Si bien la idea del nuevo cupé surgió en 1981, Mister Luthe se puso seriamente en ello en 1984 con un plan simple, construir un automóvil con un coeficiente de resistencia inferior a 0,3. Para poner eso en perspectiva, el Countach tenía un coeficiente de arrastre de 0,42 y el Ferrari Testarossa era un poco mejor con 0,36.
Para lograr esa hazaña, contó ayuda de Klaus Kapitza, que inspiró en el concepto Turbo mencionado anteriormente con el capó largo y lo mezcló con partes del diseño del M1 para crear la parte delantera del automóvil. Luego, se concentró en optimizar los lugares donde se produciría resistencia, curvó los guardabarros delanteros, le puso limpiaparabrisas empotrados e incluso se esculpieron los espejos para reducir la resistencia. Todo ese trabajo resultó en un impresionante coeficiente de arrastre de 0.29.
Y ese fue el nacimiento del BMW 850i en 1986, pero llegaría al mercado en 1990, ya que las ventas de la serie 6 seguían siendo fuertes. Dicho esto, el lanzamiento del Salón del Automóvil de Frankfurt de 1989 fue un gran éxito, y la serie 8 se agotó hasta 1993, incluso algunas personas estaban dispuestas a pagar el doble del precio por un automóvil que ya era bastante caro. Ahora, para ver qué lo hizo tan bueno y por qué tanta gente quería comprarlo, tenemos un excelente ejemplo de 1992, con una sorpresa debajo del capó, pero llegaremos a eso después, calma.
La carrocería sin pilares fue restaurada pintada en oro metalizado y tiene rayas verdes y amarillas. La carrocería también cuenta con cubiertas de parachoques y espejos 850CSi. El tema dorado continúa con las llantas, que son AL13 de tres piezas y miden 18 pulgadas de diámetro. Detrás encontramos aún más modificaciones, tiene amortiguadores Bilstein y muelles H&R. Los frenos también recibieron mejoras, con la frenada del e60 M5 en la parte delantera y del e92 M3 en la parte trasera.
Pasando al interior, se ha cubierto prácticamente cada rincón con piel de color amarillo. Los asientos, el tablero, la consola central y los paneles de las puertas están todos en ese color de gusto cuestionable. En contraste, encontrarás un volante forrado en cuero negro frente a un velocímetro que llega hasta los 275 km/h. También tiene una insignia de Renner Projekts, la empresa de Miami que convirtió este 850i en lo que es hoy.
Ya os hice esperar suficiente tiempo, así que echemos un vistazo a lo que hay debajo del capó. La serie 8 estándar tenía tres opciones de motor diferentes debajo del capó, la primera opción V8 llamada 840i o 840Ci, y la segunda con el monstruoso V12. La primera iteración tenía el 5 litros, llamado 850i que luego se convirtió en el 850Ci, en el que el motor creció a 5,4 litros, y luego el grandioso 850 CSi, con un 5,6 litros M70 V12 que produce 380 CV.
Pero serie 8 que tenemos aquí hoy no tiene ninguna de esas opciones de motor, debajo del capó se esconde otra bestia de BMW. Está propulsado por el S62 V8 de 4,9 litros procedente de un BMW M5 de 2002. No es un V12, pero el V8 tiene 400 CV y transfiere la potencia a las ruedas a través de una caja de cambios manual de seis velocidades procedente del mismo M5.
Este Serie 8 puede ser extraño, y los puristas podrían incluso llamarlo un sacrilegio, pero es bastante impresionante. Si te encuentras en el grupo de personas a las que les gusta, está en subasta en Miami, Florida. Actualmente, cuesta 23,000 $, con 61,000 kilómetros, muchos habrían preferido el modelo de serie, pero a mí al menos me ha servido para contaros parte de la historia de BMW.
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Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS