Koenigsegg en realidad nunca ha competido en carreras, algo que el fundador Christian von Koenigsegg no planea cambiar a corto plazo (por desgracia). Sin embargo, a mediados de la década de los 2000, la compañía tenía la ambición de competir en GT1 y construyó un prototipo para las pruebas con las especificaciones de dicha competición, creando así el único Koenigsegg de carreras de la historia. Las reglas cambiaron antes de que el automóvil llegase a la pista, por lo que los sueños de Le Mans de Koenigsegg terminaron con un solo automóvil.
A estas alturas, está claro que el fabricante hace piezas muy especiales, pero esta está claro que podría estar en el pedestal más alto de los modelos únicos de la marca. Con menos de 1.000 kg sin lastre, generaba más de 600 kg de carga aerodinámica y tenía más de 600 CV disponibles con su motor V8 de 5,0 litros y 32 válvulas de aspiración atmosférica, aunque la potencia máxima estaba limitada. La potencia llegaba a las ruedas traseras a través de un embrague de doble disco AP-Racing y un cambio secuencial de magnesio que Koenigsegg desarrolló en colaboración con Cima.
Otras especificaciones destacadas incluyen suspensión de doble horquilla, amortiguadores hidráulicos de gas push-rod, sistema neumático de elevación pit-stop como era de esperar, y frenos de disco de carbono de 362 mm sujetos por pinzas monobloque de seis pistones de aleación ligera. El chasis de fibra de carbono está rematado por una carrocería biplaza de fibra de carbono/Kevlar que incorpora una jaula antivuelco completa homologada por Koenigsegg-ME-Racing. Originalmente, el modelo contaba con una palanca de cambios convencional, pero ahora la caja de cambios secuencial es manejada a través de levas en el volante.
Este coche ha estado en manos de un solo propietario privado desde que acabasen con él, y ahora puede ser tuyo, si tienes unos cuantos millones de sobra, claro. El único CCGT se construyó para la antigua clase GT1, la categoría en la que los Corvettes C6 campaban a sus anchas frente al Aston Martin DB9, el Ferrari 550 y el Saleen S7 en sus breves días de gloria. El desarrollo de este modelo tuvo lugar entre 2003 y 2007, pero un cambio en la reglamentación para mantener las carreras de GT1 más cerca de los coches de producción terminó con las posibilidades del deportivo de nombre impronunciable.
El vehículo resultante no corrió hasta que finalmente se vendió a un propietario privado, que solo lo usó para lo que la casa de subastas Bonham llama “exhibiciones ocasionales y carreras de demostración”. El resto del tiempo se ha mantenido en “condiciones de temperatura controlada, baja humedad y luz, sujetas solo a operaciones de mantenimiento del motor dos veces al año”, vamos, que está prácticamente a estrenar. El automóvil no era una posibilidad para carreras GT1 cuando se terminó, pero el anuncio señala que la organización Masters Historic Racing ya decidió que sería aprobado para competir en su serie histórica equivalente.
Por supuesto, la falta de repuestos, el desarrollo por parte de los equipos de carreras de los clientes y los datos históricos de ejecución dificultarían la vida de cualquiera que intente ganar en una serie de este tipo, pero a saber si algún excéntrico quiere distinguirse y demostrar lo que el CCGT es capaz de hacer. El coche está listo para ser vendido en el Goodwood Festival of Speed a finales de este mes, Un precio estimado de entre 3,25 y 4,36 millones de dólares lo convertiría en uno de los coches modernos más caros del mundo, con la diferencia de que este es único.
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS