Cuando apareció el Toyota Prius allá por 1997, rompió muchos moldes. Era un pionero, un coche adelantado a su tiempo y uno, además, con una tecnología en la que no todo el mundo creía. Era la primera vez que se ponía en circulación un automóvil con un grupo motor híbrido, compuesto por un propulsor de gasolina y uno eléctrico, el cual, como es obvio, necesitaba de una batería y una serie de sistemas muy específicos. Hoy, esa tecnología ha reemplazado al diésel en el mercado, concentra la atención de todos los fabricantes y por ejemplo, en la propia Toyota, supone el grueso de todas sus ventas.
El Prius supuso un enorme cambio, aunque con el tiempo, se ha ido quedando poco a poco atrás, viendo como algunas marcas se acercaban demasiado e incluso le superaban, como era el caso del Hyundai IONIQ. Ahora, llega el momento de una renovación completa, algo de lo que se ha estado hablando durante algo de tiempo y, siendo el coche que es, generaba mucha expectación. Por fin la espera ha terminado y ya conocemos la nueva generación del pionero, el Toyota Prius se ha renovado por completo, para seguir siendo, por otra parte, el mismo vehículo de imagen particular y extravagante, aunque en esta ocasión, ya no es tan innovador en lo referente a su grupo motor.
Hasta el momento, el Prius se ha caracterizado por el ser el coche más especial de Toyota, el más eficiente y siempre, hasta su última generación, por ser un híbrido convencional. La quinta generación, recién presentada, da un paso hacia la hibridación enchufable, única opción que estará disponible en Europa, mientras que en Japón también se ofrecerá como híbrido convencional. Sin embargo, ya no es tan sorprendente, todo el mundo está acostumbrado a los híbridos y casi todo está inventado, pero sí que gana notablemente en prestaciones respecto a su última entrega.
Estéticamente, como siempre, muy particular
Si por algo ha destacado el Prius, desde el primer lanzamiento, ha sido por su particular estética. Los japoneses han buscado, con todas sus generaciones, ofrecer un coche diferente y que, desde el primer golpe de vista, se tenga claro que no es un coche convencional. Esa característica se mantiene en la quinta generación, incluso va un poco más allá, pues resulta, de lejos, el Prius más llamativo y peculiar. De hecho, esta generación se puede considerar incluso atractiva y hasta cierto punto agresiva, con unas líneas claramente influenciadas por cuestiones aerodinámicas (como siempre ha ocurrido).
Curiosamente, en cuanto a dimensiones, el ligeramente más pequeño, al menos en cuanto a longitud. La nueva generación del Toyota Prius mide 4,49 metros de largo, frente a los 4,57 de la generación saliente. La anchura el ligeramente mayor, 1,78 frente a 1,76 metros, pero es más bajo, 1,42 metros el recién presentado, mientras que el último Prius se iba hasta los 1,47 metros. La batalla es más amplia, 2,75 metros para el nuevo y 2,70 para el “viejo”, lo que debería dejarse notar en el habitáculo, sobre todo, como viene siendo normal, en las plazas traseras. Las llantas son de 19 pulgadas, siguiendo las modas de “rueda grande” para todos.
Su diseño se inspira en el Toyota bZ4X, principalmente en el frontal, que ofrece la imagen más agresiva que ha tenido ninguna generación del modelo, gracias a unos faros espectacularmente delgados. Es un diseño muy japonés, que sin duda, le hacía falta al híbrido nipón, siempre criticado por muchos usuarios por su fisonomía. La trasera sigue siendo igual de peculiar, pero ahora incorpora una delgada tira luminosa que abarca todo el ancho del coche. No se puede negar que resulta más personal que cualquier otra generación del Prius y con posiblemente, llame la atención de un mayor número de usuarios, y eso que no se puede considerar que el híbrido por antonomasia haya sido un fracaso en ventas, ya que se han vendido, hasta el momento, más de cinco millones de unidades en todo el mundo.
El habitáculo también cambia por completo, ofreciendo ahora un diseño que, seguramente, esté más cerca de gustar a todo el mundo. Sigue manteniendo una imagen tecnológica y diferente, pero no es tan extraño como en ediciones anteriores. Emplea lo que Toyota llama “arquitectura de isla”, con una ergonomía mejorada y pensado, siempre según la marca, para reducir el estrés durante la conducción. Los tonos negros son protagonistas, mejorando gracias a este simple cambio, la calidad percibida y apuesta, como todos los fabricantes, por la digitalización.
La instrumentación recurre a una pantalla que se coloca ligeramente elevada respecto al plano del salpicadero y se acompaña de una pantalla para el equipo multimedia de mayor tamaño. Concretamente, alcanza las 12,3 pulgadas, pero no es el módulo principal de control, por suerte, mantiene mandos físicos para funciones básicas como el climatizador.
Plataforma TNGA y hasta 75 kilómetros sin gastar combustible
Para esta quinta generación del Prius, se ha tomado como punto de partida la plataforma TNGA, la misma que está dando sustento a otros modelos de la firma japonesa. Con ella, se gana en rigidez, se baja el centro de gravedad y como se ha podido comprobar en algunas ocasiones, mejora el comportamiento. La suspensión delantera recurre a columnas McPherson, mientras que atrás se monta un sistema de paralelogramo deformable, que viene a ser el mismo esquema que usaba la generación saliente. Obviamente, contará con una puesta a punto diferente y con elementos de nuevo diseño, pero al fin y al cabo, es el mismo esquema de suspensión, que ya funcionaba sobradamente bien.
Además de todo lo mencionado hasta el momento, los cambios más importantes se centran en el corazón de todo coche, pero especialmente, en el Toyota Prius: el grupo motor. Como se ha dicho antes, a Europa solo llegará como híbrido enchufable, mientras que en Japón también contará con una versión híbrida convencional. Este último es la evolución del Dynamic Force que ya monta el Toyota Corolla, es decir, un grupo motriz compuesto por un bloque de gasolina con dos litros y un motor eléctrico con su respectiva batería, que rinde 193 CV.
En Europa contaremos con el grupo motor más potente, mucho más potente que todas las generaciones anteriores. Será el primer modelo de Toyota que monte este nuevo desarrollo, que se compone de un propulsor de gasolina 2.0 con 151 CV y un eléctrico con 160 CV, que en combinación, rinden 223 CV, son 100 CV más que la generación saliente que le permiten anunciar un 0 a 100 km/h en 6,7 segundos (11,1 segundos la cuarta generación del modelo nipón). La parte eléctrica dispone de una batería de 13,6 kWh, que según Toyota, aumenta un 50% la autonomía eléctrica, que se cifra en 75 kilómetros. Esta batería está colocada bajo el asiento trasero.
De forma opcional, se puede equipar con un techo con paneles solares, que ofrece, según datos oficiales, hasta 1.250 kilómetros de autonomía al año. Es decir, no consigue una carga especialmente alta, pero ayuda. Sin embargo, no sabemos si estará disponible en Europa, como tampoco sabemos si llegarán las dos tomas de corriente de 100V CAQ/1.500W. Una de ellas está situada en la parte trasera de la consola central y el otro en el espacio de carga, pensados para poder ser usados para conectar elementos externos.
No hay, por el momento, fecha de inicio de comercialización y, por tanto, tampoco sabemos precios.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS