Allá por 2004, un Toyota Prius muy especial se presentó en las salinas de Bonneville para batir récords. Nunca, hasta ese momento, se había visto un híbrido en las míticas pruebas de velocidad realizadas en Estados Unidos, era la primera vez que ocurría. También fue la primera vez que un híbrido lograba un récord de velocidad, lógicamente, al alcanzar las 130,794 millas/hora, 210,49 km/h. Hoy parece ridículo, hay híbridos de producción que superan esa velocidad, pero hace 20 años no era así y el Prius no era como ahora, que presume de nada menos que 200 CV.
Lógicamente, ese récord ha sido superado y apenas nadie se acuerda de él, pero es un trozo de historia de los récords de velocidad y del automovilismo, el cual, va camino de la prensa. Al parecer, Toyota destruirá –o ha destruido ya– el coche con el que logró batir aquel récord en 2004. Es cierto que la clase híbrida de las pruebas en Bonneville fue creada solo para este coche, y también es cierto que Toyota sabía que saldría de allí con un récord de velocidad, pero eso no quita que merezca ser conservado para el recuerdo en el museo de la marca.
Según el medio Japanese Nostalgic Car, el Toyota Prius que participó en la Bonneville Speed Week fue visto en un lote que estaba en un patio de reciclaje en Dallas, Texas, junto a un Toyota Cressida de 1978. Ambos coches pertenecían al Museo Toyota EE.UU., cuando la compañía tenía la sede en Torrance, California, antes de mudarse a Texas.
Para poder lograr alcanzar aquella velocidad partiendo de un Prius de producción –que no superaba los 170 km/h–, el ingeniero Shigeyuki Hori y su equipo de Skunkworks tuvieron que realizar un profundo estudio del coche y evolucionar algunos apartados. Por ejemplo, se montó un inversor overclockeado, se instaló una transmisión con mayor desarrollo, se recortó la altura de suspensión todo lo posible y se instalaron llantas especiales –de tipo lenticulares, con neumáticos bastante finos–. El motor de combustión se mantuvo intacto y la carrocería también, pues ya era suficientemente aerodinámica de origen.
Según parece, se han rechazado diferentes ofertas de compra, porque tienen órdenes estrictas de destruir los coches. No se sabe cuál es el motivo para borrar del mapa un vehículo que forma parte de la historia de las salinas de Bonneville y de la misma Toyota, pero no sería la primera vez que ocurre algo semejante, aunque suele ser con modelos de exhibición, maquetas para salones o prototipos.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS