El Subaru P25 es la interpretación moderna de un mito, gracias a Prodrive

El Subaru P25 es la interpretación moderna de un mito, gracias a Prodrive

No se basa en el Subaru Impreza STI 22B, sino en el WRX de la misma generación


Tiempo de lectura: 5 min.

A nadie se le escapa que se ha abierto un nuevo nicho de mercado que, cada día que pasa, tiene más seguidores y más representantes. Y no hablamos de los restomod, aunque muchos los tilden como tal, pues se trata de creaciones que van un poco más allá y en ocasiones, son algo más que un “simple” restomod. De hecho, últimamente son mucho más que un restomod, llegando a rozar casi un desarrollo desde cero.

Ya había representantes de mucho renombre en dicho segmento de mercado, Singer y sus Porsche son uno de los más conocidos, pero no podemos olvidar a la gente de Alfaholics, a Emory o a David Brown con sus espectaculares MINI. Habrá quien piense también en Kimera Automobili y su espectacular EVO37, pero en realidad el Kimera EVO37, una reedición del Lancia Rallye (más conocido como Lancia 037), es un coche que se creó partiendo de una hoja en blanco. Y estos son algunos ejemplos, claro está.

A todos ellos debemos sumar una nueva incorporación, una además que llega pisando fuerte, al poner en circulación un coche que levantará tantas pasiones como ampollas. Nos referimos a Prodrive, que después de algunos adelantos, nos ha presentado por fin su particular visión del Subaru Impreza STi, más famoso por su código interno: 22B. Uno de los modelos de Subaru más deseados de todos los tiempos, del cual solo se fabricaron 424 unidades y que además, Prodrive conoce muy bien, pues fueron ellos quienes se hicieron cargo de las versiones de competición.

subaru impreza wrc (2)

Subaru Impreza WRC, obra de Prodrive

No es de extrañar, por tanto, que el Subaru P25, nombre que le han dado a la criatura, sean un aparato especialmente interesante. No obstante, en este caso, estamos ante una creación especial, una preparación más que un restomod, si se nos permite emplear la definición “preparación” para un coche así. Y decimos esto porque, en realidad, no es un Subuaru Impreza STI, las pocas unidades que se pueden encontrar a la venta superan los 150.000 euros y, como hemos dicho antes, hay muy pocas. En realidad se trata de un Subaru Impreza WRX con carrocería de dos puertas, el cual, sufre una transformación bastante salvaje y tremendamente cara.

Según la empresa británica, se ha reinventado el modelo como habría sido hoy y hay cosas que no decepcionan, aunque habrá otras que darán mucho sobre lo que hablar. Su presentación oficial se hará durante la celebración del Goodwood Festival of Speed y solo se van a fabricar 25 unidades, todas a ellas a un precio de nada menos que 460.000 libras esterlinas sin impuestos, más de 500.000 euros.

Partiendo, como se ha dicho, de un Subaru Impreza WRX, se desmonta el coche por completo, se sanean las partes que lo necesiten y mientras tanto, se comienza con el trabajo de adaptación y modificación. Por ejemplo, algunos de los paneles que dan forma a la carrocería son de fibra de carbono (capó, tapa del maletero, pasos de rueda, paragolpes, techo…), todo ello diseñado con la ayuda de Peter Stevenes, quien fuera el responsable de la estética del 22B original, de los Subaru de competición de Prodrive y por si fuera poco, del McLaren F1. La fibra de carbono también se deja notar en otros lugares, como los asientos (los traseros se pueden retirar para instalar una jaula).

Prodrive P25 (2)

Como se aprecia en las fotos, se ha cuidado mucho la imagen, ya que la intención es la de recrear el 22B, el coche que sirvió a Subaru para homologar las versiones de competición. La verdad es que cuesta diferenciarlo de un 22B original y eso es una buena noticia, aunque seguramente para otros no lo sea.

Donde si hay cambios y además, notables, es en el apartado técnico. Aquí, Prodrive a tirado la casa por la ventana y ha dado vida a una auténtica bestia. El motor, por ejemplo, es en esencia una unidad boxer de la última generación de modelos de la marca, como el que monta el Subaru BRZ, pero se ha instalado un enorme Turbo Garrett procedente de competición, intercooler de alto rendimiento y un escape casi de carreras, fabricado con titanio y acero inoxidable suministrado por Akrapovic. También se ha aumentado la cilindrada hasta los 25 litros y se han instalado camisas, pistones, bielas y válvulas creados ex profeso. No han publicado datos concretos, solo afirman que rinde más de 400 CV y tiene 600 Nm de par, con los que puede acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos.

Una de las cosas que no gustarán a los fanáticos, tiene que ver con la transmisión. Si bien mantiene la tracción total con sus diferenciales (central activo y ajustable, más uno en cada eje con deslizamiento limitado), la caja de cambios no es manual. Prodrive ha optado por una transmisión semiautomática de manejo secuencial, como en competición, que tiene seis relaciones y que puede cambiar de marcha en 80 milisegundos. Para entender la presencia de este cambio, nos tenemos que ir a las declaraciones de la propia compañía, donde afirman que han “reinventado el modelo como sería hoy día”. Y hoy día se emplean cambios automáticos para las versiones más deportivas.

Prodrive P25 (3)

Las suspensiones se fabrican con aluminio y son totalmente ajustables, mientras que los frenos corren a cargo de AP Racing, con rotores delanteros de 380 milímetros con pinzas de seis pistones y discos traseros de 350 milímetros y pinzas de cuatro pistones.

Los icónicos Subarus azules traen recuerdos de una era extraordinaria del WRC, y fue el Impreza 22B el que trajo este rendimiento de coche de rally a la carretera. Al reinventar este automóvil utilizando las últimas tecnologías y materiales, el Prodrive P25 rinde homenaje a sus raíces y habrá poco más que pueda igualar su rendimiento en la carretera abierta. Por lo tanto, creo que hemos logrado nuestra visión de crear nuestra propia interpretación moderna del Subaru Impreza más icónico de la historia”. – David Richards, CEO de Prodrive

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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