El Porsche 991 es un coche especial, único, o casi. Siempre lo he pensado, y no porque haya conducido uno, es uno de esos temas pendientes que tengo en mi vida como aficionado al automóvil. Me baso, para decir algo así, en todo lo que puedo leer, hablar y conocer. Por ejemplo, todo aquel que ha conducido un Porsche 911 dice lo mismo, “es una maravilla”, las pruebas de las revistas van por el mismo camino, gana campeonatos cada dos por tres y a pesar de que los SUV dominan las ventas incluso en el catálogo de Porsche, mantiene su posición como uno de los más vendidos y deseados contra viento y marea.
Luego está el mercado en sí, que tiene al Porsche 911 como el rival a batir y el espejo en el que mirarse y además, también se tiene al Porsche 911 como una de las bases más populares para todo tipo de creaciones, restauraciones y restomods. Es algo de locos, un coche con una disposición técnica arcaica, es uno de los coches más valorados y más deseados del mundo y si no que se lo digan a Singer, a RUF, a 9FF, o que se lo digan a Emory, aunque estos últimos se centran más en crear auténticas maravillas sobre la base del Porsche 356.
Y solo hemos mencionado algunos de lo más conocidos, porque también está Paul Stephens Autoart, quienes tienen un resmotod sobre el Porsche 993 que no les envidia nada a los antes mencionados, de hecho, podría incluso superarles al menos en cuanto a imagen. No obstante, usar la palabra restomod para determinados proyectos debería hacerse con cierto cuidado, el significado de dicha palabra está completamente desvirtuado y ahora, casi cualquier cosa es un restomod.
De todas formas, sea o no sea un resmotod “auténtico”, el trabajo del británico Paul Stephens es de quitarse el sombrero. En lugar de recurrir a las últimas tendencias, PS Autoart ha mantenido la esencia original del Porsche 993, el último “Nueveonce” refrigerado por aire, pero ha multiplicado todos sus atributos sin caer en exageraciones y sin añadir elementos que son innecesarios, como una carrocería de fibra de carbono –en un coche “de calle”, una carrocería de fibra de carbono es innecesaria–.
La carrocería se desmontó por completo, se saneó, se volvió a soldar y reforzó con una jaula antivuelco integrada. El capó, de nueva factura, es un componente de aluminio de Porsche Motorsport, las ventanillas laterales montan cristal más delgado y los paragolpes, así como la tapa del motor –con un alerón tipo “cola de pato”– se fabrican con material compuesto.
El habitáculo también se desmonta por completo, se sanea y se añaden nuevos elementos, como unos asientos con estructura de fibra de carbono para ahorrar peso. Los paneles de las puertas son de material compuesto y se elimina la consola central que lleva el Porsche 993 original. Incluso se han eliminado los elevalunas eléctricos y el cierre centralizado en aras de una mayor reducción de peso. El resultado son 1.200 kilos en báscula; nada mal.
Motor y chasis también se retocan y modifican, obviamente, pero nada de extremismos y potencias locas. Para la ocasión, el motor original, el seis cilindros boxer de 3,6 litros y 272 CV, ahora tiene 3,8 litros y es capaz de generar 360 CV a 7.400 revoluciones y 350 Nm a 5.400 revoluciones. Para ello, además de aumentar el desplazamiento, se han montado árboles de levas personalizados de PS Autoart, elevadores de Porsche Motorsport, un colector de admisión de 996 GT3 y unos cuerpos de acelerador individuales.
Para el chasis también se recurre a Porsche Motors, con suspensión ajustable de 993 RS –con amortiguadores semiactivos Tractive–, frenos también del 993 RS, diferencial de deslizamiento limitado WaveTrac…
El PS Autoart 993R no es nada barato. Piden 445.000 dólares más el coche donante, un disparate, pero, ¿acaso no lo pagarías? Sí, seguro que sí, aunque con las modas de tener potencias absurdamente altas, tener “solo” 360 CV por más de medio millón de euros podría ser bastante criticado. O quizá no, hablamos de un Porsche y en el mundo hay ciertas marcas que pueden hacer lo que quieran, que pocos dirán nada en contra…
Por cierto, a esto sí le podemos llamar resmotod, aunque está muy cerca de la fina barrera que separa un restomod de una construcción totalmente nueva –como ocurre con Singer, con Kimera o con cualquier otro especialista similar–.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS