Actualmente los fabricantes ofrecen una cantidad muy elevada de sistemas de seguridad activos, más o menos útiles. Mediante el empleo de cámaras de televisión, ultrasonidos u ondas de radar los coches pueden “ver” su entorno y evitar sustos y malas experiencias a los conductores. Un flash brillante en el retrovisor suele ser una de ellas, sinónimo de haber caído ante un radar de velocidad.
Si bien es cierto que hay sistemas que son totalmente prescindibles, otros demuestran tener una enorme utilidad. Ford ofrece desde hace meses en los nuevos S-MAX y Galaxy un limitador varible de velocidad, que se basa en la información obtenida por la cámara (que lee las señales) y la cartografía digital que usa el navegador. Esos coches saben cuál es el límite de velocidad de la vía, y lo muestran por pantalla. Hasta ahí, nada novedoso.
Los limitadores de velocidad voluntarios -no hablo de los 250 km/h de la industria alemana- los programa el conductor, pero no se traslada la información del límite de la vía al limitador. En otras palabras, si el conductor pone 120 km/h, y aparece un disco de 100 90, en un limitador convencional el coche no cambia el límite a 100 para cumplir con la norma en ese punto. Si hay un radar en las proximidades, ya tenemos una multa de 200 euros y dos puntos en el caso español.
El sistema de Ford conecta el limitador de velocidad con la información de la cámara y el navegador. Si está activado, el coche decelera tan pronto pasa de un límite programado a uno inferior, mediante el corte de combustible, no usando los frenos. Pongamos que circulamos a 120 km/h y aparece un disco de 100. El coche decelera hasta 100 km/h, y si hay radar, ya no pasa nada. El sistema no actúa cuesta abajo, pero avisa al conductor de que tiene que usar los frenos si no quiere ganar velocidad. Esto depende de la inclinación y de la velocidad a la que se circula.
Al terminarse la limitación de velocidad, el conductor podrá volver a acelerar hasta el límite programado previamente
Dado que el 95% de los clientes europeos de S-MAX y Galaxy han elegido esta opción, tiene todas papeletas para acabar siendo equipamiento de serie. El próximo modelo que dispondrá de esta tecnología es el SUV Edge. Es de esperar que según vaya refrescándose la gama de producto, el avance acabe llegando hasta los modelos más sencillos de la gama. Es más una cuestión de software que de hardware, implementarlo no es precisamente caro.
Ford aporta el dato de 35.000 radares tirando multas a lo largo de Europa. En nuestro país ya tenemos mucha experiencia radarística, y cada vez es más difícil hablar con un conductor que tenga virgen su expediente de recetas. Unas veces es por correr voluntariamente, otras por despiste. El coste de la opción queda amortizado con una o dos multas evitadas, y lo mejor de todo, cumple estrictamente con cualquier legislación a lo largo de la UE.
De todas formas, el conductor puede desconectarlo cuando quiera, o pisar a fondo el pedal del acelerador para desactivarlo temporalmente, tal y como hace cualquier regulador de velocidad actual. Aunque este sistema no es un antídoto infalible contra las multas, sí permite que el conductor quede descargado de una tarea y pueda ir más pendiente de lo que pasa en la carretera, que de lo que hay tras los arbustos, los pórticos o los postes elevados. Esto, a fin de cuentas, también es seguridad vial.
Esta obra, cuyo autor soy yo mismo, se publicó el 24 de abril de 2016 bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.COMENTARIOS