En Estados Unidos, el automóvil se ve de forma muy diferente respecto a Europa, solo hay que mirar los catálogos de las marcas a un lado y a otro del Atlántico para darse cuenta. De hecho, si miras los deportivos y los diferentes especialistas que hay en una y en otra región, las cosas son todavía más diferentes, aunque, poco a poco, se van acercando los gustos. No mucho, Estados Unidos seguirá con sus particulares gustos para siempre, pero la electrificación hará estragos con muchas de las características de los coches yankees.
Pero hasta que eso ocurra, seguirán haciendo locuras con potencias absurdas como el Hennessey Challenger Jailbreak, un Muscle Car con 1.014 CV y 1.285 Nm de par. Un desparrame puramente yankee y típico de Hennessey Performance, uno de los tuneros más locos de Estados Unidos y además, uno de los pocos que ha puesto a Bugatti contra las cuerdas. Nonos olvidemos del Hennessey Venom GT y el Hennessey Venom F5, dos de los coches “de producción” más rápidos del planeta.
El Hennessey Challenger Jailbreak se basa en el Challenger Hellcat Redeye, una versión del Muscle Car norteamericano que presume de un motor capaz de rendir 808 CV. Sí, tiene caballos de sobra para dar y regalar, y para superar los 300 km/h a pesar de una aerodinámica más bien poco favorable. Una bestia diseñada para rectas, para aceleración, que tanto les gusta a los americanos y que tras pasar por las manos de Hennessey es todavía más bestia.
Los ingenieros de Hennessey Performance ha cambiado muchas cosas, pero no se han complicado en exceso, pues los cambios son los típicos de este tipo de creaciones. Lo primero es cambiar el supercargador otro más grande y poner nuevas poleas para el mismo, luego se montan nuevos inyectores, catalizadores de alto flujo y el tramo intermedio de la línea de escape, completado todo ello con retoques en la gestión electrónica. Se trata de los elementos que componen el paquete HPE 1000, que además, no es específico para el Challenger y Hennessey lo monta en cualquier modelo con motor Hellcat. Es decir, si tienes un Jeep Grand Cherokee Trailhawk y quieres ponérselo, puedes. También se ofrece el paquete HPE 900, que como cabe esperar, “se conforma” con 900 CV. Y sí, solamente se comercializa en Estados Unidos.
El resto del coche es, básicamente, un Dodge Challenger Hellcat Redeye que puede ser personalizado hasta donde la economía del cliente sea capaz de llegar, que debería ser bastante lejos. La transformación comienza con un Challenger Hellcat Redeye con el paquete Jailbreak (permite personalizar casi cualquier elemento del vehículo de fábrica) de estricta serie, saliendo del concesionario Dodge camino de las instalaciones de Hennessey, donde se hacen todas las transformaciones. Y Hennessey no es precisamente una empresa con precios al alcance de todos.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS