El Porsche 924 fue un modelo con el que la marca alemana amplió su gama por la parte baja desde mediados de los años 70 del siglo pasado. Con una configuración de motor delantero y tracción a las ruedas traseras, inhabitual en el fabricante de Zuffenhausen, su propulsor era, además, un cuatro cilindros en línea. Este vehículo sirvió, además, para que numerosos campeonatos a lo largo y ancho del globo poblaran sus parrillas de salida con los característicos logos con el caballo en corveta en su centro. Es el caso de este Porsche 924 que está a punto de subastarse en Estados Unidos, el cual compitió en la categoría D de vehículos de producción del Sports Car Club of Amercia (SCCA).
De los 16 Porsche 924 de competición —conocidos también como Porsche 924/933— que existieron en total, fueron dos las unidades con estas especificaciones que se inscribieron en la mencionada serie. Desde 1979, Doc Bundy y Tom Brennan fueron los pilotos que tuvieron el honor de conducir estos modelos en multitud de circuitos estadounidenses. La concreta unidad que podéis ver en las imágenes fue la empleada por el segundo de ellos en el SCCA.
Se trata de un vehículo que esconde una curiosa historia, puesto que en 1980 sufrió un fortísimo accidente cuyos daños amenazaron su supervivencia. Sin embargo, tras dos años de reconstrucción, volvió a participar en las carreras del SCCA e, incluso, se alzó con la victoria en dos de las citas de esa temporada 1982, en Indianápolis y Road America. De hecho, y pese a que la categoría D de vehículos de producción no se mantuvo vigente muchos años más, este Porsche 924 fue adaptado a la homologación GT3 de la FIA y extendió su vida competitiva hasta bien entrado este siglo XXI. Las temporadas de 2004 y 2005 le retribuyeron sus últimas victorias, durante sendos Mother’s Day Competition celebrados en Indianápolis. Precisamente estos trofeos serán entregados a quien se haga finalmente con este Porsche 924 en la subasta.
Las últimas victorias en competición de este vehículo datan de 2005, pese a que la categoría a la que estaba destinado inicialmente ya llevaba largo tiempo sin estar vigente
Su configuración mecánica está protagonizada por un propulsor de cuatro cilindros en línea y 1.986 cc de capacidad, con lubricación por cárter seco. Alimentado gracias a dos carburadores Weber, su nivel de potencia máxima entregada era de 185 CV en su momento. La caja de cambios es manual de cinco relaciones. Como todo vehículo de competición, sus suspensiones —con columnas McPherson en el eje anterior y sistema multibrazo en el trasero—, provistas por Bilstein originalmente, cuentan con una configuración especial y acorde con su cometido. El equipo de frenos de disco, por su parte, combina elementos fabricados por Wilwood —los delanteros— y Bremtec —los traseros—, en ambos casos con pinzas de cuatro pistones. Las llantas están firmadas por BBS.
El color negro dominante en su librea exterior, que recoge los distintivos de Herman Miller, el equipo en cuestión, se combina con un interior que cuenta con una tapicería en color claro —Almond White o “blanco almendra”— y todos los elementos propios de un coche de carreras. Así, los asientos son, por supuesto, deportivos y su piloto está envuelto en la pertinente jaula antivuelco. Momo es la marca cuyo logo está inscrito en su volante, mientras que los cinturones de seguridad son de RCI Racing.
Este Porsche 924 será subastado este fin de semana en Monterrey, centro de todas las miradas de los entusiastas del automóvil durante estos días cada año. El precio que alcanzará se estima entre los 150.000 y los 200.000 dólares estadounidenses —de 137.000 a 183.000 euros, según el tipo de cambio actual—. Por poner esta cantidad en perspectiva, cabe apuntar que hace prácticamente medio siglo, estos vehículos se ofertaban a cambio de 40.000 dólares de la época, que se corresponden con 120.000 dólares de la actualidad, o 110.000 euros.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS