Coche del día: Mazda 787B

Coche del día: Mazda 787B

El único vehículo con motor rotativo en ganar las 24 Horas de Le Mans


Tiempo de lectura: 4 min.

¿Hay alguna prueba internacional que tenga el peso histórico de las 24 Horas de Le Mans? ¿Acaso hay alguna carrera que tenga tantísimos seguidores y mueva tantos equipos y fanáticos de las carreras? Quizá, sin lugar a dudas, el Dakar, pero pocas más. Las 24 Horas de Le Mans son las 24 horas más pasionales que se conocen actualmente y todo lo que ocurre ahí, acaba guardado para la posteridad.

Ahí está la victoria del Mazda 787B allá por la década de los 90. Una victoria histórica por su significado y también, por la tecnología empleada. El Mazda 787B fue la primera victoria de una marca japonesa en las 24 Horas de Le Mans y también fue la primera victoria de un coche con motor rotativo. Primera, y además, única victoria, ya que no se ha vuelto a repetir ni se repetirá nunca. A no ser, claro está, que compitan automóviles con grupo motor híbrido en serie, en cuyo caso, quizá, Mazda vuelva a competir con un motor Wankel, si les dejan…

La victoria del Mazda 787B se ha convertido en un mito, no solo se ganó en Le Mans, se hizo con un propulsor cuya tecnología no emplea nadie –aunque esto tiene su lógica, pues solo Mazda tiene los derechos para ello–. Sin embargo, esto solo fue la sublimación de un proyecto iniciado mucho antes. En 1969 ya se dejaron ver con un automóvil de motor Wankel, con un Cosmo Sport –se inscribieron varias unidades–, una presencia que sirvió, en realidad, para probar y desarrollar todavía más el propulsor en busca de la máxima fiabilidad. A partir de aquí se participó en varias ocasiones, pero siempre con equipos privados, aunque si con apoyo oficial de la marca japonesa.

Cuando la marca, a finales de los 80, decidió entrar oficialmente en Le Mans, el cambio fue drástico. Se pasó de competiri en la categoría de derivados de calle, directamente, al Grupo C, el más espectacular de la categoría. También se pasó de contar con un equipo de cuatro personas y algo de apoyo de algunos trabajadores relacionados con la firma japonesa, a contar, directamente, con un equipo de 120 personas. El despliegue fue espectacular y la inversión, elevada. PEro no fue hasta 1991 cuando se logró lo inalcanzable: se ganó una de las pruebas más duras del mundo.

En 1991 fue cuando apareció el Mazda 787B, un coche que dejó estupefactos a todos gracias a un sonido demencial, y a uno datos que eran inalcanzables para los demás. De primeras, el Mazda 787B pesaba alrededor de 200 kilos que su rival más ligero, y ojo, que hablamos de coches de la talla del Peugeot 905, del Porsche 962, del Jaguar XJR-12 o del Mercedes C11 –que, por cierto, pilotaba Michael Schumacher–. Pero no solo eso, la estrategia que escogió Mazda también fue algo inusitado: ir al máximo desde el primer momento, pues su coche necesitaba menos gasolina y era muy fiable.

Por supuesto, parte del secreto estaba en el motor, el famoso R26B. Un propulsor compuesto por cuatro rotores –con tres bujías por rotor–, 2,6 litros de cubicaje y una potencia estimada de entre 700 y 710 CV a unas 9.000 revoluciones, así como unos 600 o 610 Nm de par a 6.500 revoluciones. Una potencia espectacular para un coche que pesaba cerca de 830 kilos, así, la relación peso-potencia era tan solo de 1,16 kilos por caballo. Todo ello, por supuesot, desarrollado internamente por Mazda, a excepción de la caja de cambios, que fue un desarrollo puntual con Porsche.

Uno de los datos más interesantes, es que la carrera no comenzó para victoria, los Mazda 787B presentes en la prueba arrancaron por debajo del 10º lugar, concretamente desde la posición 12 –el número 55–, desde la 17 –el número 18– y desde la 24 –el coche número 56–. El tiempo más rápido del Mazda se quedó a 12,233 segundos del más veloz de la calificación, el Mercedes C11 de Schumacher.

La victoria del Mazda 787B fue, básicamente, por fiabilidad y por haber mantenido un ritmo constante. Los Mercedes, por ejemplo tuvieron que realizar varias paradas para solucionar algunas averías, mientras que el 787B seguía su ritmo sin que nada lo perturbara. Al final de la carrera, el Mazda tenía dos vueltas de ventajas sobre el siguiente perseguidor, Jaguar, que ocupó las tres plazas siguientes –sí, Juagar logro el 2, el 3 y el 4 puesto–.

Tras esto, la FIA, en unas de sus criticables y muy cuestionables decisiones, prohibió los motores Wankel y reemplazo el Grupo C por el Campeonato Mundial de Sport Prototipos.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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