Los ricos también lloran, pero la clase obrera sigue en su lucha particular. Por mucho que desde el grupo Volkswagen estén sufriendo por la transición eléctrica, y especialmente por su llegada en un mercado en el que todavía no están teniendo el volumen de ventas que se deseaba inicialmente. Ante la caída de las ventas, desde la marca Audi no descartarían la opción de llegar a despedir a más de 3.000 empleados, todo ello con la intención de recortar gastos que catalogan como innecesarios.
Todo esto ha supuesto que desde la marca estén evaluando una reestructuración estratégica a corto y medio plazo. Tanto es así, que los planes iniciales pasaban por reducir sus costes en 10.000 millones de euros durante los próximos tres años y ahora han apuntado que los datos y estimaciones de ventas son muy perjudiciales para el futuro de Audi. Los germanos anuncian una caída de ventas de algo más de medio millón de unidades. Al mismo tiempo, se ha podido saber que van a cancelar sus planes iniciales de desarrollo de nuevas plantas para coches eléctricos, las cuales iban a estar en Alemania inicialmente para estos ambiciosos planes.
Hablando de sus instalaciones, desde el grupo han apuntado una de sus plantas como la que puede que viva en primera persona este cambio estratégico. Esta no es otra que la de Bruselas, la cual fue rediseñada en 2020 para producir de manera exclusiva el Audi Q8 e-tron, que era la máxima referencia entre los coches eléctricos. Para ello, se plantearon implementar una tecnología nunca antes vista, y ese es el principal problema de este coche, que se quedó rápidamente obsoleto, siguiendo así los pasos del Mercedes EQC o el Jaguar i-Pace.
En Audi han querido renovar de nuevo el coche con 100 km extras de autonomía, pero eso sigue siendo inviable. El coche se ha quedado anticuado, viéndose superado por el nuevo Audi Q6 e-tron internamente. Para eso se ha producido mediante una plataforma de reciente diseño, dotándole de baterías de 100 kWh de capacidad, todo ello por un precio de 76.000 euros, dejando en una irrisoria cifra de 17.900 unidades vendidas del Q8 e-tron en los primeros seis meses del 2024.
Ahora que se han conocido las cifras de las ventas, todas las miradas apuntan a esta fábrica, la que lleva parada desde hace dos meses y parece que desde la empresa estarían evaluando la opción de cerrarla de manera definitiva, dejando en el aire unos 3.000 puestos de trabajo, de los que ahora para tranquilizar indican que van a reubicar a los empleados. En un momento en el que las negociaciones son cada vez más duras, los trabajadores han optado por pasar a la acción.
Su movimiento es puramente anticapitalista: han secuestrado los coches. Así lo ha asegurado el sindicado ACV-Metea que ha admitido que “Nos llevamos las llaves para mantener un diálogo social pacífico. Si la dirección quiere retirar los coches ahora, no podemos garantizar la seguridad ni la paz”. Por el momento, para presionar a la empresa, se han llevado las llaves de entre 200 y 300 coches a un lugar seguro y su objetivo es claro: avanzar la negociación y que desde Volkswagen muevan ficha.
Desde el grupo siguen en sus trece y han puesto sobre la mesa el despido de 1.500 empleados durante el mes de octubre, 1.100 el próximo año y a finales del 2025 cerrar por completo la fábrica, lo que supone 3.000 puestos de trabajo que se cargarían. Audi asegura que los trabajadores les están chantajeando y amenaza a los trabajadores con denunciarles por quedarse con una propiedad que no les pertenece. Lo que es evidente es que esta situación se va a prolongar durante mucho tiempo y que con la clase obrera no se juega.
Alejandro Delgado
COMENTARIOS