Es más que una simple foto. Es más que un simple primer plano. El lente parece que apuntó con total intencionalidad. En una sesión de fotos, primero las que encuadran al coche de cuerpo entero, luego las que van a los detalles. En este caso, la que toma a uno de los faros delantero de este ejemplar, el Mini con más carreras de la historia, tiene un fin concreto y no es precisamente el de mostrar cómo luce ese elemento.
Hoy les traigo un coche a la venta que no es cualquier cocha a la venta. Es, como dije, el más competitivo de todos los tiempos en cuanto a cantidad de carreras disputadas. Su patente, como esos faros, dicen mucho, esconden historia e historial de circuito. Para contar episodios de automovilismo están las victorias o bien los hechos curiosos. El antecedente más recordado de este Austin Cooper S 1966 se cuenta por las dos vías al mismo tiempo.
Antes, su actualidad. Saquémonos de encima el dato duro y, tal vez, algo tedioso. Tedioso, menos para los amantes del rallye y, por qué no, para los coleccionistas de reliquias de la disciplina. Esta es una reliquia, no cabe duda alguna de que así califica. Su cotización, de 184.000 euros al tipo de cambio actual a través de Piston Heads, suena a completo absurdo para un MINI, pero esta unidad es para mirar y no tocar, y el nivel de conservación justifica, al menos, acercarse a la cifra.
Las fotos narran en silencio la historia. Salvo las que lo toman en movimiento. En ellas se alcanza a escuchar el sonido de su 1.3. Por dentro y por fuera, este Austin Cooper S 1966 es una máquina del tiempo. Molduras de interior desteñidas, asientos y elementos de seguridad desgastados, interruptores e instrumentos, la carrocería misma rediseñada para la Shell 4000 canadiense de 1968. Todo ello y más se conserva intacto. Todo lo que sea cicatrices de carreras de hace casi 60 años viene bien y tiene sentido que el coche las conserve: aquella carrera en Canadá fue su última.

El Mini con más carreras: El día de la “infamia”
Pero volvamos a esa foto. El Cooper S y sus faros, los faros de la vergüenza. Al otro extremo de la Shell 4000, su destino final. El coche se destaca porque, bueno, lo dicho, es el MINI con más carreras de todos los tiempos –un total de 11 en 27 meses–, pero la carrera que más lo representa es la primera. Su debut fue en Europa y fue en el Rally de Monte Carlo 1966. Victorias y datos curiosos. De la curiosidad no caben dudas, de la victoria, digamos, fue un tercer lugar que podría considerarse como tal por el triplete del podio.
Un BMC Mini Cooper ganador, otro Mini en segundo lugar y el de patente GRX 5D acabando tercero. Sin embargo, en un episodio sobre el cual se habla de infamia cada vez que es narrado, los tres fueron descalificados. El irlandés Paddy Hopkirk, recordado piloto del GRX 5D hoy en venta, alguna vez rememoró aquella jornada y cómo todos esos Mini habían sido inspeccionado hasta la más remota tuerca antes de correr, por lo que todo estaba en regla.
Cada vez que las leo en el artículo de Autosport, las palabras de Hopkirk se oyen con la misma rabia que cuando el irlandés tiempo después de aquel Monte Carlo. Es que, cuando las dijo, es probable que aún sintiera el calor del despojo. “Contaron todos los dientes de los engranajes de la caja de cambios (…) Desmontaron los neumáticos, los pesaron y luego los pesaron por separado. Fue ridículo; no encontraron nada malo”.
En el mismo artículo de Autosport, el escritor Nick Garton concluyó que “al final, la opinión pública falló a favor de BMC y observadores imparciales de todo el mundo declararon que los Mini habían sido robados”. ¿Qué había ocurrido? Un reporte posterior a la carrera apareció y en él se aclaraba que los competidores debían llevar los faros de los coches de producción. No era el caso de los Mini ganadores y un Citroën DS acabó escalando al primer lugar. En cuanto al GRX 5D, su única victoria en la general fue en el Circuito de Irlanda del ’67, pero lo vivido en Mónaco supera, en su historial, cualquier otro antecedente.
Mauro Blanco
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