“V8, 470 caballos, llantas de 20 pulgadas, radio satelital, Bluetooth, de 0 a 60 (millas por hora) en 4,7 segundos”.
¿Alguien que recuerde esta línea de la cuarta temporada de Breaking Bad? La nostalgia por lo que fue y ya no será se nota en sus ojos cuando se la pronuncia al tío Hank, quien, por cierto, no le entregó más que sabiduría en su respuesta. Aunque sea por 15 horas, Walter Junior supo lo que era manejar un Challenger modelo 2009. Eso sí, con toda esa carrocería roja que hizo del coche un símbolo de la serie, ¿pues lo imaginan al volante de uno del mismo año de producción como, por ejemplo, esta indisimulable personalización de la cual se hicieron eco nuestros colegas de Carscoops?
No, dudo que sea el indicado. Por el contrario, mejor le sienta al bueno de W.W., pero no por la escena que inmortalizó quemando llantas y autografiando el asfalto, sino porque, vamos, el peligro latente siempre ha sido su combustible. ¿Acaso le hubiese significado un obstáculo el estado de este Challenger? De alguna u otra manera se las habría ingeniado para conducirlo y no ser descubierto.
No estoy aquí para interactuar con ustedes sobre la gran serie del siglo veintiuno. Ni siquiera el ejemplar que aparece en la serie es un 2009. A causa del desfasaje entre el período de grabación y el punto temporal del guion, sólo en la ficción es un modelo de ese año. Los 470 caballos corresponden al 392 HEMI de 6.4 litros ofrecido a partir del SRT8 2011. Sí, estoy aquí para presentarles un verdadero Challenger 2009, aunque definirlo por el año de su fabricación es relativo. En esa relatividad, sin embargo, no hay ficción que valga, sino pura y absoluta realidad. Esto es porque debajo del capó –”¿de qué capó?”, me pregunto a mí mismo– no trabaja el V8 original, sino el V6 3.6 de un Challenger 2018.
Apreciando a un “naked” sin igual
Confieso que, al lado de este Dodge Challenger, el Audi R8 kart del taller de autopartes LeeC Parts parece lo más legal del mundo. Al menos, al superdeportivo alemán le dejaron el techo completo. Este ejemplar estilo “naked” del Challenger va más allá y bordea los límites de la ilegalidad.
Este Dodge ha quedado con lo mínimo indispensable para circular y que no reciba multa: Ópticas, espejos, parabrisas, escape y dejemos de contar. Cada parte de lo que algún día fue su carrocería, vaya uno a saber a dónde fue a parar. En su lugar, una creativa estructura tubular que replica el dibujo original del Challenger de tercera generación. Está en el acabado plateado en contraste de esta estructura la virtud de la atención. Diría que lo digitaliza: le da al coche el aspecto de uno de esos bocetos con que las marcas nos presentan lo nuevo de su gama, mostrándonos en capas cada detalle de la mecánica y del interior. Una radiografía a ojo limpio es lo que nos propone este deportivo americano por el que piden casi 15.000 dólares en Georgia.
Puede que el contraste de la estructura tubular acapare una impertinente atención y entonces debamos observar con suma minuciosidad los componentes que, a pesar de estar a la vista, resultan algo relegados por tal motivo. Dicho esto, todo está ahí, a la espera de ser descubierto si pasas justo por su lado. Es oportuna la apreciación de Carscoops sobre la proximidad entre la manguera de combustible y el asiento del pasajero trasero izquierdo.
Redaccion
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