Acostumbras renovarte con SEAT y necesitas alejarte de la ciudad. Tomas el volante de tu Ibiza, de tu Arona, de tu León. Da igual, o no, dependiendo de si tu perfil tradicional de manejo te ata a los compactos, a los subcompactos o a los crossover. Pero siempre SEAT. Y necesitas alejarte de la ciudad. De Madrid hacia el noreste por la E-90, te adentras en la provincia de Guadalajara. Entonces, te encuentras a punto de entrar en Soria, pero…
Abandonas la ruta para empalmar con la N-211 y vas bajando hasta el cruce con la CM-2107, a la altura Anquela del Ducado. Tomas la 2107 y entonces, ahora sí, te encuentras a punto de abandonar Guadalajara, pero en este caso para seguir conduciendo por Zaragoza. Retomas el noreste y la 210 es la carretera que asoma, aunque para conectarla sí o sí debes bordear la localidad de Milmarcos.
Van casi dos horas y media de viaje, el paisaje acompaña, es lo que buscabas y decides hacer un recorrido allí. Pero es una escala deliberada. Dados tus conocimientos sobre SEAT, sabes que espera allí. No necesariamente es el destino que te has planteado, pero es parte del camino. La escala es obligatoria y no hay nada que haga que reconsideres la decisión. Una escala imprescindible para todo aquel amante de los clásicos de la marca española.
El pequeño gran mundo de SEAT en Rodaje, un servicio a la comunidad
Son conscientes de la función cultural que cumplen.
Un taller de entusiastas para entusiastas, porque además de autopercibirse “colección privada”, los apasionados de SEAT en Rodaje son un servicio para la comunidad, ya que dan espacio a otros usuarios de los icónicos y entrañables modelos de la firma, publicando fotos y enlazando con los perfiles de sus seguidores a través de su sitio oficial. El mensaje es claro, la comunidad –en este caso la de propietarios y aficionados de los SEAT de tiempos pasados– se construye día a día y no por sí solos, y son conscientes de la función cultural que cumplen.
Indagando sobre la faceta más importante y visceral, una definición me llamó la atención. “Una de las partes de nuestra afición que más gusta, aparte, eso sí, de los sin vivir que nos producen. Que como todo aficionado sabe, afrontar una restauración integral provocará lamentaciones, dolores de cabeza, algún que otro problema matrimonial… y ganas de tirar la toalla en algún que otro momento. Pero… ¿Qué tendrá que siempre acabamos repitiendo?”, se confiesan desde SEAT en Rodaje.
Al respecto, lo mejor de todo es cuando ingresas a por los detalles de cada caso. Esa definición sobre lo que significa empezar y experimentar una restauración es coherente con la manera en que comparten a la comunidad a la que se deben las sensaciones y la cronología del proceso recorrido, y graficando el antes y el después para contrastar y expresar esa inevitable satisfacción propia del trabajo terminado.
Todo allí está documentado. Por ejemplo, un Fiat 1400 –del que derivara el primer SEAT de la historia– les llevó una década de arduo trabajo. Empezaron en 2002 y lo completaron en 2012, pero el resultado está a la vista: han dejado como nuevo un coche totalmente tomado por el óxido. Si hay pasión por lo que se hace, hay talento. Al menos, este grupo de entusiastas honran esa máxima.
Mucho más que una colección privada
Un servicio para la comunidad toda de los amantes de los SEAT clásicos, pero esa función cultural es, en definitiva, dual.
El 1400 es la estrella de la casa, el modelo insignia de SEAT en Rodaje, cuya colección reside actualmente en un espacio de 600 metros cuadrados en “la pintoresca” Milmarcos. Así definen a la localidad. Bautizada “Nave 6A”, solo debes tener a mano ese dato si decides visitar la colección, que se ubica en la calle Matadero 6A.
“Este espacio busca no solo preservar la colección, sino también compartirla de manera accesible y cautivadora con todos aquellos aficionados que lo deseen y, de paso, conocer un pequeño pueblo de la España vaciada, ya que Milmarcos cuenta con poco más de 70 habitantes permanentes”, contextualizan. Lo dicho, un servicio para la comunidad toda de los amantes de los SEAT clásicos, pero esa función cultural es, en definitiva, dual. Con su colección, igual de pintoresca que el pequeño pueblo al que dan vida, SEAT en Rodaje es taller, es restauración por vocación y oficio, pero es también el atractivo turístico que espera en lo más recóndito de la provincia.
Mauro Blanco
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