Una imagen vale más que mil palabras y, cuando el rombo más famoso de la industria reveló el Renault 5 Turbo 3E, ahí estaba entonces el coche de competición reviviendo. Por nuestros ojos entraba un revival eléctrico más, pero era esa una mirada perdida, porque el flashback había empezado a correr de inmediato en nuestra memoria. Las 1.980 unidades anunciadas se encargaron de que nadie olvidara el año de lanzamiento de la versión sobrealimentada de producción, pero el negro, el blanco y el amarillo reivindicaron los pergaminos que el Renault 5 Turbo de carreras se ganó a pesar de nunca haber logrado el título en el Campeonato Mundial de Rallye.
Mónaco, 1981. El manejo del francés Jean sobre el manto blanco es temerario, lo suficiente como para hacérsela difícil a su copiloto. A Jean Marc Andrié se le atribuye la siguiente frase: “Va tan rápido que tengo que calcular bien mis movimientos para no perder el aliento cuando leo las notas a Jeannot“. Ese es el apodo de Jean Ragnotti, a quien no parece importarle el resbaladizo camino ocasionado por la nieve. La cámara onboard, además de las indicaciones de su compañero, registra la habilidad para sentir la propulsión de las ruedas traseras y transferirla a sus manos.
La otra cámara, la que toma el lateral izquierdo del número 9 desde el guardabarros delantero, esclarece las maniobras de Ragnotti para mantener al coche en pista. Las ruedas traseras fijas, alimentándose de la potencia que, aunque superior a los 160 CV del Renault 5 Turbo de serie, está lejos de los 350 CV que generará el motor de evolucionado R5 Turbo Maxi de 1984. Las ruedas delanteras, en pleno estado de trance. Se mueven de un lado a otro en pequeños intervalos, lo que no es más que el equilibrio constante aplicado por Jeannot para combatir las curvas y la hostilidad de la superficie.
Esta es la parte en la que regresamos al presente. A unos pocos años atrás, al menos. La calidad estaba intacta. El talento de un conductor de la talla de Ragnotti es inmune al paso del tiempo. En 2017, el propio Jeannot dio cátedra sobre cómo girar en 360 grados con el Renault 5 Turbo: “En cuarta a 160 km/h. Giro ligeramente a la derecha y luego firmemente a la izquierda. Es muy violento. Esto, combinado con el freno de mano, provoca un fuerte bloqueo de las ruedas traseras y el coche empieza a girar”. No lo intenten en sus casas. El flashback ataca de nuevo.
Es el debut del Renault 5 Turbo en el Grupo 4 del World Rally Championship y será con victoria. Una de las cuatro que cosechará el pequeño intrépido de tracción trasera. La única en Montecarlo. Entonces debe dejarlo todo. Entre los pinos y la soledad, Ragnotti avanza con seriedad, escuchando a su copiloto, sin dejar nada al asar. Cuando el manto blanco se ilumina y aparece el público deseoso del vértigo que en el mundo del rallye solo le garantiza el dar siempre un paso más hacia el circuito, el piloto francés, simplemente, escucha al coche, sabe lo que tiene que hacer.
Como pasar por el Grand Hotel Hairpin del trazado para la Fórmula 1, solo que con nieve hasta la conciencia y lo que la disciplina demanda: una maniobra a la altura del espectáculo. Esos giros en U no faltan en el Rally de Montecarlo y este es uno. Jeannot se abre para ganar ángulo y luego se sirve de las prestaciones de su motor central-trasero. Aquí no ha pasado nada. El R5 Turbo se pone de frente, se aferra a la huella y los presentes pueden volverse a casa con los negativos de sus cámaras analógicas.
Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS