El Volvo S40 1.8i era el resultado lógico de una ecuación: Mitsubishi y Volvo, juntos en el desarrollo de dos modelos destinados al segmento medio y que fue el motivo de nacimiento del Mitsubishi Carisma y del Volvo S40. Los japoneses se aprovecharon de los conocimientos técnicos de los suecos en determinados apartados, los suecos, se aprovecharon y tomaron el motor gasolina con inyección directa para su S40, coche con el que, curiosamente, lograba mejores cifras en algunas mediciones.
Volvo, en la década de los 90, estaba inmersa en un cambio que buscaba una nueva personalidad y mejorar determinados apartados. El Volvo S40 es uno de los mejores ejemplos, ya que muestra sin tapujos que, a pesar de ser un Volvo de pies a cabeza, se abandonaba la tradicional línea cuadrada y se ganaba en dinámica y desenfado. El Volvo S40 fue un éxito y el motor Mitsubishi de inyección directa de gasolina una novedad muy interesante.
Ese motor se encuadraba en una zona de ventas relativamente popular en aquellos años, la de 1.800 centímetros cúbicos, que solía presentar una gama media con potencias entre los 115 y los 135 CV. En el caso del S40 GDI hablamos de 125 CV a 5.500 revoluciones y 174 Nm de par a 3.750 revoluciones. No eran cifras para quitarse el sobrero, pero si lo eran los consumos, según, siempre, las mediciones de las revistas de la época. Por ejemplo, el consumo en circulación urbana era de 8,6 litros, mientras que a 120 km/h era de 6,8 litros. A 140 km/h, el consumo se iba hasta los 7,9 litros y la media era de 7,4 litros. Con un depósito de 60 litros, la autonomía media se cifraba en 757 kilómetros. Datos según la revista Motor 16, número 776.
Con el motor Mitsubishi y un cambio de desarrollos largos, el S40 1.8i lograba, comparado con el resto de rivales con motor 1.8, unos consumos muy contenidos sin dejar de ser un coche relativamente rápido
No obstante, según parece, el Volvo S40 1.8i era un coche con doble personalidad, y eso afectaba negativamente a pequeños detalles. Al parecer, hasta las 3.000 revoluciones, el motor funcionaba con una mezcla ultrapobre, que pasaba a ser mezcla estequiométrica a partir de dicho régimen. En su momento se explicaba así: en una motor normal, se inyecta una parte de combustible por cada 14 o 15 partes de aire, pero en el motor GDI de Mitsubishi, el aire alcanza entre 35 y 40 partes por cada parte de gasolina.
Esa personalidad del motor se combinaba con unos desarrollos del cambio algo largos, o muy largos a tenor de los datos. Por ejemplo, en cuarta a 1.000 revoluciones era de 30,23 km/h, mientras que en quinta a 1.000 revoluciones, era de 38,08 km/h. Es evidente que el Volvo S40 1.8iI se había desarrollado con el máximo ahorro en mente, pero con las prestaciones un poco de lado.
Curiosamente, no aparecían las siglas GDI por ningún lado de la carrocería, solo al abrir el motor se podían ver las tres letras que delataban su conducción de inyección directa. El nombre comercial era Volvo S40 1.8i, sencillamente, seguramente por acuerdo con Mitsubishi para no quitarles protagonismo con el Mitsubishi Carisma GDI. De todas formas, aunque los suecos se hubieran llevado algo de protagonismo, el precio del S40 1.8i era de 3.910.000 pesetas, bastante más alto que el precio de un Carisma 1.8 GDI, lo que supone un impedimento para muchas personas que bien podrían haber optado por un Carisma, ¿no?
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Como curiosidad cuando se dió a conocer en 1995 por primera vez se llamaba s4 el sedan y v4 el familiar, pero Audi se quejó ya que s4 era la variante deportiva, del A4 y finalmente se llamaron s40 y v40