El Volvo C70 2.0T Cabrio procede, claramente, de una época diferente, una época en la que Volvo miraba más allá de la electrificación y de los SUV. Solo hay que ver su silueta, sus formas, para poder comprobar que el C70 Cabrio era un coche bastante pasional, y bastante bello, que no solo se había diseñado con la eficiencia en mente. No obstante, lo que si escondía era algunos de los sistemas de seguridad más innovadores que había incorporado un descapotable hasta el momento.
Si por algo es famosa Volvo, es por su empeño y su obsesión por la seguridad, lo ha convertido en una seña de identidad hasta el punto de que ninguno de sus coches supera los 180 km/h de velocidad punta desde 2020. La excusa es que más allá de esa velocidad es demasiado arriesgado circular y no tienen sentido que un coche de producción supere esa velocidad. Y seamos sinceros, tienen toda la razón, pero claro, el morbo y el riesgo de la velocidad tienen muchos seguidores.
No ocurría eso con el Volvo C70 2.0T Cabrio, cuando se lanzó al mercado, en pleno arranque del Siglo XXI, no se había llegado tan lejos en la firma sueca y había cierto hueco para la pasión y para un poco de locura. De hecho, uno de los rasgos más destacados del C70 Cabrio con motor dos litros turbo, era su rendimiento mecánico. El motor, con 1.948 centímetros cúbicos y carrera larga –83 por 90 milímetros para diámetro y carrera de los pistones–, culata con dos árboles de levas, cuatro válvulas por cilindro, turbo e intercooler, rendía 163 CV a 5.100 revoluciones, junto a 23,4 mkg de par entre 1.800 y 4.800 revoluciones. Era un portento en cuanto a fuerza y empuje, que movía los 1.510 kilos que pesaba el conjunto con la suficiente soltura como para plantar cara a todo un BMW 323 Ci Cabrio, ¡y gastando menos!
Para muchos, el C70 cabrio es uno de los Volvo más bellos y no les falta razón; no en balde, el señor Ian Callun estuvo involucrado en su concepción

Por aceleración, el C70 2.0T Cabrio podía presumir de capacidades. El 0 a 100 km/h lo completaba en 9,3 segundos, los 400 metros con salida parada los recorría en 17,2 segundos y los 1.000 metros, también con salida parada, en 31 segundos. Todo ello con un consumo medio de 8,9 litros, según datos oficiales. No obstante, el Volvo C70 Cabrio no era un coche deportivo, ni tampoco lo pretendía. Al límite era claramente subvirador y se encontraba plenamente cómodo en carreteras abiertas y con buen firme, donde la estabilidad y el confort encontraban su mejor compromiso.
Entre lo más destacado del Volvo C70 2.0T Cabrio, estaba su sistema de protección antivuelco, que recibía el nombre de ROPS –Roll-Over Protection System, básicamente, sistema de protección antivuelco en inglés–. Consistía en dos barras de gran groso ocultas tras los reposacabezas traseros, que se extendían en caso de vuelco y colaboraban con el marco del parabrisas reforzado, para proteger a los ocupantes.
Volvo pedía por el C70 2.0T Cabrio una cuantía de 6.976.232 pesetas, 41.928 euros de 1998, es decir, sin incluir inflación alguna…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS