Coche del día: Volvo 850 GLE

Coche del día: Volvo 850 GLE

Una de las versiones más baratas de la gama


Tiempo de lectura: 3 min.

El Volvo 850 GLE, con un precio de 3.850.000 pesetas –23.139 euros de 1992–, pretendía ser una opción más económica y accesible a la gama del sedán sueco. Para ello, con la versión GLT como punto de partida, se llevaron a cabo ciertos cambios que redujeron el precio, pero también las prestaciones.

Volvo dio plenamente en el blanco con el 850. La puesta en escena de ese sedán supuso un enorme cambio para la compañía en todos los sentidos. El diseño se volvía más interesante e incluso deportivo, se ganó en calidad, en equipamiento y sobre todo, se ganó en conducción, tanto por el tacto general como por las prestaciones y el talante general del coche. Y no lo decimos nosotros, lo dice la presa de la época.

El Volvo 850 GLT era una de las mejores versiones del modelo, pero era un coche caro y sus ventas, como en todo coche de precio elevado, eran algo limitadas. Para paliar un poco y potenciar la popularidad del coche que estaba llamado a cambiar la imagen de Volvo para siempre, se lanzó una variante menos prestacional y menos equipada, pero más barata: el Volvo 850 GLE.

Uno de los principales cambios que sufría el Volvo 850 en su acabado GLE, tenía que ver con el propulsor. Este era igual al montado en el 850 GTL, un cinco cilindros atmosférico de 2.435 centímetros cúbicos alimentado por inyección, que recibía una culata –de aleación– que se conformaba con dos válvulas por cilindro y un solo árbol de levas. Ese pequeño cambio permitió ofrece una potencia de 140 CV –en lugar de 170 CV– a 4.500 revoluciones y un par de 21 mkg a 3.600 revoluciones. Un motor verdaderamente percherón, casi como un diésel, pero que aseguraba una fiabilidad elevada.

Obtener la potencia máxima a un régimen tan bajo, aseguraba una fiabilidad a prueba de bombas

Volvo 850 GLE (2)

Con un cambio de marchas manual de cinco relaciones y un peso de 1.341 kilos, no se podían esperar unas prestaciones especialmente altas, pero sí las suficientes para el talante del coche y sus pretensiones. Los 400 metros con salida parada los completaba en 17,19 segundos, y los mil metros en 31,4 segundos. Las recuperaciones de 80 a 120 km/h en cuarta necesitaban 13,78 segundos, y en quita 37,25 segundos. Mientras tanto, el consumo medio registrado, por ejemplo, por la revista en el número 1.739, era de 9,34 litros cada 100 kilómetros, pero presumía de una autonomía de 782 kilómetros gracias a un depósito de 73 litros.

La conducción del 850 GLE era “puramente Volvo”. La suspensión resultaban un poco blandas, aunque ofrecían una comodidad notable en carretera y unas reacciones muy nobles. No obstante, en la prueba publicada en la mencionada revista Autopista, se decía que el Volvo 850 GLE era muy sensible al viento lateral, provocado, según la opinión del probador –Juan Ignacio Eguiara–, por la aerodinámica de la carrocería.

Por otro lado, lo que era bueno para el confort, era malo en otros apartados como el tacto o el feeling. Cosas como la asistencia de la dirección, que a alta velocidad provocaba que se perdiera sensibilidad en el volante, aunque resultaba muy rápida de reacciones.

Como curiosidad, por los casi cuatro millones de pesetas que se pedían en 1992 –unos 51.808 euros si añadimos IPC- hasta 2024–, se tenía un Volvo 850 GLE con embellecedores en las puertas –las llantas se pagaban aparte–, sin control de tracción, sin elevalunas eléctricos traseros, con volante sin tapizar o sin airbag del conductor, que se podía equipar con un sobrecoste de 145.000 pesetas…

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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