Aún habiendo pasado casi siete décadas desde la popularización del “ gana en domingo, vende en lunes “, todavía no está del todo claro quién dijo aquello realmente. Algunas fuentes apuntan al dueño de un concesionario, otras a cierto piloto e incluso algunas al propio Henry Ford II. Sea como fuese, lo cierto es que ésta es una de las máximas que mejor describe la importancia de las carreras como instrumento publicitario y de prestigio en el automovilismo de masas. No obstante, ya que toda regla tiene su excepción aquí no iba a ocurrir algo distinto. De hecho, la prueba de ello es la repercusión mediática del Volvo 850 Estate Racing del Campeonato Británico de Turismos. Un modelo que, a pesar de no ganar en domingo, sí consiguió el ruido mediático necesario como para vender alegremente en lunes.
Pero vayamos al comienzo de todo esto. Concretamente a comienzos de los noventa. En aquel momento Volvo al fin renovó su gama con la incorporación del 850. Una berlina destinada a competir con los BMW y Audi de su mismo segmento, la cual se caracterizó por dar un importante paso hacia adelante en materia de diseño. En ese sentido, se usó una plataforma completamente nueva en la que Volvo se asentaba en el esquema del motor delantero con tracción al mismo eje. Además, montaba una nueva generación de motores con cinco cilindros en línea dejando atrás la utilización en el 400 de los propulsores F procedentes de Renault. Todo ello rematado con unos excelentes resultados en las pruebas de colisión EuroNCAP, reafirmando así la seguridad como la seña de identidad corporativa más notoria en Volvo.
No obstante, a pesar de todo esto la casa sueca no terminaba de renovar su imagen en el mercado. Algo que lastraba sus ventas, pues aunque contaba con una personalidad muy reconocible a ésta parecía faltarle algo más de cara a mirarse de tú a tú con los fabricantes germanos. Obviamente no era la seguridad. Ni tampoco la fiabilidad. Quizás fuera el diseño. Pero en fin, hay que reconocer que Jan Wilsgaard – diseñador jefe de Volvo desde 1950 hasta 1990 – se despidió a lo grande con las líneas sobrias pero proporcionadas y atractivas del 850. Entonces, ¿qué es lo que faltaba? Pues un poco de garra. Cierta imagen deportiva y prestacional que, para comienzos de los noventa, se requería en la gama de toda berlina. Más aún si observamos cómo, justo en aquellos momentos, se estaba viviendo la fiebre por los modelos donde se mezclaban las potencias generosas con las carrocerías de tres volúmenes.
Aunque es cierto que la aerodinámica de la carrocería ranchera es superior a la del sedán cuando hablamos de ir a toda velocidad en rectas, lo cierto es que la elección de la misma vino dada por querer llamar la atención de los medios en lo que fue una sencilla pero muy inteligente jugada publicitaria
Volvo 850 Estate Racing de 1994, el familiar del BTCC
Así las cosas, Volvo debía dar un golpe mediático a través de las carreras. ¿Pero cómo hacer esto sin comprometer las finanzas de la empresa iniciando un ambicioso programa de competición desde cero? La respuesta a todo ello fue el Volvo 850 Estate Racing del Campeonato Británico de Turismos BTCC. Una competición que, para comienzos de los noventa, había experimentado un cambio de reglamento como poco después ocurriría en Alemania, derivando en la creación del Super TourenWagen frente al mucho más exclusivo DTM.
No obstante, en el caso del Reino Unido no se produjo la secesión, sino que sencillamente la normativa se adaptó para rebajar el grado de especialización de los modelos presentados al BTCC. Dicho de otro modo, se limitaron las características de los coches para hacerlos mecánicamente más semejantes a los modelos de serie, y no sólo parecidos a éstos en las líneas maestras de la carrocería.
Gracias a esta situación, Volvo vio la posibilidad de adaptar junto al preparador inglés TWR su modelo 850 al BTCC sin demasiados problemas. De esta manera, el principal cambio vino en el motor. Afinado por TWR hasta los 280 CV en riguroso atmosférico. Una excelente operación mecánica, pero que aún así no aseguraba la victoria en el campeonato y, por tanto, tampoco la obtención de una imagen que poder usar de forma promocional de cara a dinamizar la identidad corporativa de Volvo.
Sólo compitió una temporada – la de 1994 – antes de ser sustituido por el sedán. De todos modos, cumplió a la perfección su misión, dinamizando la imagen de Volvo y además allanando el camino a la aparición sólo un año más tarde del 850 T-5R
Llegados a este punto, llegó la idea que justifica la razón por la que el Volvo 850 Estate Racing es uno de los modelos más recordados en toda la historia del BTCC. Hablamos de la elección de la carrocería ranchera por encima de la berlina. Algo que se argumentó en 1994 aludiendo a la aerodinámica – curiosamente, sí es cierto que la forma en ranchera con su corte a lo kammback radical da mejor coeficiente aerodinámico que el de la berlina al generar menos turbulencias de salida – aunque vaya, en verdad se hizo obviamente por la publicidad. Y es que, al fin y al cabo, la imagen de todo un Station Wagon literalmente despegando las ruedas del suelo dando giros en un circuito se quedó a la primera en la retina de todos los aficionados. ¡Al fin Volvo tenía la foto que quería! Y aunque los resultados no fueron sobresalientes – lo mejor fue un quinto puesto en una de las veintiuna carreras del BTCC de 1994 – , el efecto publicitario ya estaba logrado. Allanando así el camino al Volvo 850 T-5R aparecido justo un año más tarde. Junto con el Audi RS Avant una de las rancheras más incuestionablemente deportivas en toda la historia del automovilismo. En suma, la casa sueca dio aquí toda una lección de mercadotecnia haciendo mucho por muy poco. Excelente.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS