En 1997 a la gente de Volkswagen se les ocurrió poner en circulación una reedición del mítico Escarabajo, su primer modelo de producción que, en realidad, nunca se llamó así, se llamó “Tipo 1”. No obstante, lo popular del nombre hizo que la propia marca lo adoptara y además, lo usara en este nuevo renacimiento, el cual, fue conocido como Volkswagen New Beetle.
Beetle, por si alguien no lo conoce, es la palabra inglesa para escarabajo, así que, sencillamente, en 1997 se lanzó el Volkswagen Nuevo Escarabajo, un coche que tuvo bastante éxito y que si bien, no era un automóvil sobresaliente, tenía algunas bondades ocultas en su plataforma, la empleada para el Volkswagen Golf IV.
Para muchos, el Volkswagen New Beetle es un futuro clásico, sin embargo, habrá muchos que, seguramente, vean en el modelo una idea oportuna para sacar tajada de una moda que comenzó a despuntar en aquellos años –se decía que Citroën estaba preparando un nuevo 2CV, Chrysler había lanzado en PT Cruiser, inspirado en los años 40 y 50, los roadster de talante deportivo resurgían gracias al Maza MX-5… –.
La prensa, curiosamente, le dio una muy buena acogida, aunque pronto se dieron cuenta de que no era el coche más rápido del mundo, y que tenía algunos detalles bastante llamativos, como el gigantesco salpicadero. También tenía algunos motores que no eran, precisamente rápidos, pero tampoco eran modernos. Un ejemplo claro era la versión 2.0i Automático que se movía gracias al “viejo” bloque de dos litros y culata de dos válvulas, que rendía 115 CV 5.200 revoluciones, junto a 170 Nm par y que ya era conocido de otros modelos del grupo.
Sin embargo, también tenía opciones bastante interesantes y bastante curiosas como la equipada con el V5. Volkswagen, en aquellos años, se buscaba labrarse una imagen de marca pseudo premium y con cosa como el motor V5 de 2,3 litros, ganó mucho terreno y logró que mucha gente viera sus coches como premium, o casi.
El motor V5 llegó al New Beetle en 2001, pero se trataba de la evolución que la marca había puesto en circulación –la primera versión rendía 150 CV–, el cual, había recibido varios cambios para mejorar su funcionamiento general. Uno de esos cambios fue la culata de 20 válvulas, que mejoró la respiración del motor y por tanto, las prestaciones, que ahora presumían de 170 CV a 6.200 revoluciones y 220 Nm de par a 3.300 revoluciones.
Curiosamente, aunque lo compartía casi todo con el Golf en cuanto al apartado técnico, su diseño y otros detalles provocaban que fuera 77 kilos más pesado y con peor aerodinámica que el compacto y por ello, las prestaciones se quedaban por debajo, como en el caso de la velocidad punta, la cual, era solo de 211 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h se completaba en 8,7 segundos.
No obstante, con el Volkswagen New Beetle V5 no se buscaba un coche prestacional, se buscaba una opción refinada y ofrecer un tacto que solo los motores con muchos cilindros pueden ofrecer. Era la versión aristocrática de la gama, con la que se pretendía ofrecer ese carácter premium y eso se notaba en el precio: 3.981.617 euros, casi cuatro millones de las antiguas pesetas, más o menos, 23.930 euros sin inflación. Con ella, rondaría los 40.000 euros.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS