El Volkswagen Polo 16v es el antecesor del Polo GTI. Aparecido a mediados de los 90, era la opción más prestacional y deportiva de la gama del utilitario alemán hasta casi el año 2000, cuando llegó el GTI. Y como solía ser habitual con el Volksasgen Polo, aunque era una variante de talante deportivo, sus prestaciones no eran tan llamativas y tan elevadas como se podría esperar desde un principio, un detalle que acabó por cambiar con los años.
Así, allá por 1996, el Volkswagen Polo 16v se añadía a la gama con un propulsor 1.4 16 válvulas de 101 CV a 6.000 revoluciones y 128 Nm de par a 4.400 revoluciones, que cualquiera se podía llevar a casa por un precio de 2.200.000 pesetas, un precio que no era precisamente desdeñable para un utilitario en aquellos años. Motor, por cierto, que no era nuevo, sino el mismo 1,4 litros con 60 CV que ya se ofrecía en la gama, pero con una culata de 16 válvulas.
El Volkswagen Polo 16v formaba parte de la tercera generación del modelo, que se lanzó al mercado en 1994. Compartía muchas cosas con el SEAT Ibiza 6K, como la plataforma, algunos motores o cosas como el salpicadero y los paneles de las puertas. Sin embargo, aquella generación del Polo no tenía un talante tan dinámico y juvenil como el Ibiza, fue cuando se empezó a notar como la firma alemana pretendía acercar su utilitario al Volkswagen Golf, tanto por calidades como por talante general del coche.
Como suele ser normal en el Polo, estéticamente apenas se diferenciaba del resto de versiones
Aun así, la revista Coche Actual, en una prueba publicada en el número 435, decía que gracias al motor 1.4 16v de 101 CV, el Polo recibía un acentuado carácter deportivo, pero no por prestaciones, que tampoco eran extraordinarias, sino por personalidad del propio motor, el cual, pedía ser conducir a altas revoluciones y hacer uso del cambio manual de cinco relaciones. Destacaron también, por ejemplo, que el motor había alcanzado los 107 CV a 5.910 revoluciones en el banco de potencia, mientras que el par ascendía a los 130 Nm a 4.450 revoluciones. Buenas cifras para un motor de 1.400 centímetros cúbicos –1.390 centímetros cúbicos exactamente– atmosférico.
Para sus 100 CV, las prestaciones tampoco se podía decir que fueran malas. La velocidad era de 188 km/h, el 0 a 100 km/h se completaba en 10,2 segundos y las recuperaciones de 80 a 120 km/h en quinta, se hacían en 14,4 segundos. También es cierto que el coche pesaba 1.025 kilos y la monta de ruedas, con 185/55 14, era más que lógica –no como ahora, que se monta enormes sin aparente motivo–.
La revista Coche Actual comparó sus cifras con las de, por ejemplo, el Opel Corsa GSi y con el Peugeot 106 Rallye y sí, era un coche más lento que estos dos, pero gastaba mucho menos combustible, del orden de un litro menos –a 120 km/h registraron un consumo de siete litros cada 100 kilómetros–.
Donde si era referencia el Volkswagen Polo 16v era en cuestiones de acabado y prestación, no había otros utilitarios con las mismas calidades y la misma sensación de coche bien hecho, un apartado donde el Polo siempre ha brillado a buen nivel.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS