El Volkswagen Golf IV tiene una historia oculta, al menos para los europeos, una versión que se creó, únicamente y exclusivamente para el mercado suramericano, y fue algo así como una transición entre la cuarta generación y la sexta generación del Golf. La quinta generación del Golf no llegó a Suramérica –solo llegó el Golf GTI–, y en su lugar, tuvieron un Golf específico que combinaba elementos del IV y del V.
Presentado en 2008, el Golf suramericano era bastante particular. El frontal y la trasera recibían un nuevo rediseño que cambiaba completamente su aspecto. Los faros eran más grandes, mientras que la calandra, con solo tres lamas, también era ligeramente más grandes y de formas diferentes. Con el paragolpes ocurría más de lo mismo, era específico para el modelo Suramericano. La zona trasera es, quizá, la más polémica, con unos enormes pilotos con fondo negro y elementos circulares para el equipo de iluminación, cuyo tamaño es bastante considerable y parece haber sido puestos a posteriori, es decir, no cuadran con el diseño y dan la impresión de ser elementos del mercado de accesorios. Paragolpes y portón también cambian.
El resto de la carrocería es exactamente igual al Golf IV, lo que, en teoría, se hizo para ahorrar costes mientras Volkswagen ponía en circulación el carísimo Volkswagen Golf. Curiosamente, de la quinta generación del Golf se toman algunas cosas, como el volante y el selector del cambio, que se montan en un habitáculo que mantiene la mayoría de elementos que estrenó en 1997 el Volkswagen Golf IV. Una decisión que se tomó, al igual que ocurrió con el resto del coche, en Volkswagen Brasil, desde donde llegaron a presentar un rediseño para el Golf IV que la marca mandó destruir y que, según Volkswagen Brasil, era una opción para renovar el compacto alemán a bajo costo, mientras en Alemania se invertía una enorme cantidad de dinero en el desarrollo de la quinta generación.
Una historia que podríamos contar en alguna ocasión, pero que ahora vamos a dejar de lado y a centrarnos en el Golf brasileño, que también tuvo su particular versión GTI. El Golf GTI montaba el propulsor 1.8 20vt, el mítico cuatro cilindros con cualta de cinco válvulas que tanto juego dio en el Grupo Volkswagen y que en Suramerica aguantó mucho más. Para el Golf GTI brasileño rendía 193 CV gracias a una reprogramación de la ECU y presumía de un 0 a 100 km/h en 7,5 segundos y de una velocidad máxima de 231 km/h.
El Golf GTI, además, tenía de serie cosas como los airbag frontales y laterales, ABS, diferencial con deslizamiento limitado, control de tracción, llantas de 16 pulgadas, sensor de lluvia… el precio del Volkswagen Golf GTI brasileño era de 90.490 reales, unos 35.000 euros.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".En Brasil lo conocí, se llama Golf Sportline.