El Volkswagen Golf Cabrio 1.6 Highline era la única opción disponible cuando se dio comienzo a sus ventas. Era la tercera entrega del Golf cabrio, aunque era un modelo bastante particular, pues combinaba una serie de elementos de distintas generaciones. Por ejemplo, la plataforma era del Golf III, al igual que el salpicadero o la base mecánica, mientras que el frontal, el volante, algunos detalles de la trasera y algo de equipamiento, se tomaban del Gol IV.
Volkswagen no se complicó mucho a la hora de renovar la tercera generación del Golf Cabrio. Podría haberlo dejado pasar, los descapotables no son coches de volumen y las ventas rara vez suelen ser altas, pero en lugar invertir grandes cantidades de dinero para ponerlo al día, simplemente, se aprovechó la puesta en escena del Golf IV en 1997 se añadieron algunos elementos al Gol Cabrio III; era casi un restyling más que una nueva generación.
No obstante, el Gol Cabrio nunca ha sido como el resto de modelos, nunca ha contado con motores demasiado potentes y la opción de acceso allá por 1998, cuando se comenzó con las ventas, es un claro ejemplo. Se trataba de un cuatro cilindros de 1.595 centímetros cúbicos, culata de ocho válvulas y un árbol de levas e inyección multipunto, que rendía 100 CV a 5.600 revoluciones y 145 Nm a 3.800 revoluciones. Combinado con un cambio manual de cinco relaciones, se mostraba suficiente, como decían en la revista Coche actual, para mover el conjunto y disfrutar de la conducción sin techo, pero sus prestaciones eran tirando a normales.
Los diseñadores del Volkswagen Golf cabrio IV, supieron integrar bien los elementos de la cuarta generación, en la carrocería de la tercera, para lograr un coche que, sin ser espectacular, tenía una imagen equilibrada y agradable
El chasis se tomaba directamente del Volkswagen Golf III Cabrio, al que se le adaptó una nueva carrocería. Eso hacía que fuera más corto que el resto de versiones del Golf IV, y también hacía que fuera un chasis poco rígido a pesar del arco de seguridad que caracterizó siempre al Golf Cabrio. El chasis tendía a flexar y a retorcerse en carreteras en mal estado y cuando se circulaba demasiado rápido, lo suyo eran trazados abiertos con buen firme, donde lucirse con la conocida suavidad de todos los Golf, complementada con un elevado nivel de confort debido a unas suspensiones de tarado blando.
De todas formas, no era un coche rápido y además, tampoco se sentía cómodo a velocidades muy altas, no solo por el chasis, sino también por aire, que provocaba que el interior fuera muy incómodo por las turbulencias y el aire. La velocidad máxima de 185 km/h era una simple cifra en la ficha técnica, al igual que el sprint hasta los 100 km/h en 11,9 segundos.
El Volkswagen Golf 1.6 Highline Cabrio era, también, un coche muy caro. Costaba 4.085.000 pesetas, equivalente a unos 44.363 euros de 2024 –es decir, con el IPC incluido–. Era tan caro, que superaba al Golf 1.6 Highline con carrocería de tres puertas por millón y medio de pesetas…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS