En la industria del automovilismo no han sido pocas las veces que se ha intentado escrutar cómo podrían ser los coches en un futuro a medio plazo. Y, bueno, la verdad es que a la vista de los años la mayor parte de aquellos experimentos causan la ternura y media sonrisa propia de todo lo que se acuña bajo el término “ retrofuturista “. Demasiado optimistas e ilusorios, posiblemente los realizados en el Estados Unidos de los años cincuenta sean los más llamativos. Estéticamente influenciados por los cromados y las aletas de Virgil Exner, en lo mecánico incluso Ford llegó a sopesar la idea de utilizar la energía nuclear como forma de propulsión. Afortunadamente aquello quedó en un simple esbozo, de tal que cada alcance en un atasco no tiene que acabar forzosamente en una pequeña catástrofe. Un derroche de imaginación que no tuvo la mucho más racional Volkswagen, cuya visión del año 2000 se plasmó en el Volkswagen Auto 2000 de 1981.
Peor vayamos por partes. En primer lugar, el punto esencial para comprender al Volkswagen Auto 2000 es partir de la idea relativa a que el automóvil es un bien de consumo esencial para el día a día. De esta manera, ni se diseñó un prototipo con afán de llenar las portadas de la prensa ni se ensayaron fórmulas tan atrevidas como poco susceptibles de ser llevadas a serie. Llegados a este punto, lo que se hizo con este diseño fue esbozar de una forma totalmente creíble un modelo masivo destinado a cumplir de la mejor manera con unas medias correctas en materias como habitabilidad, consumos y seguridad.
Además, este esfuerzo no se hizo por propia decisión de Volkswagen. Sino que corresponde a un proyecto mucho mayor, donde el gobierno de la Alemania federal dio amparo – y financiación – desde 1978 a cualquier fabricante germano que deseara esbozar lo que para él sería el coche del año 2000. Eso sí, dando una especial atención a los consumos ya que estaba muy reciente el impacto de la Crisis del Petróleo. Posiblemente el primer momento en el que el mundo ve de forma evidente su frágil dependencia respecto a los hidrocarburos. En suma, salvando las distancias, podemos comparar la aparición del Volkswagen Auto 2000 con la del KdF Wagen, siendo ambos un proyecto de coche popular para las masas. Obviamente con la diferencia de que el primero llegó a ser uno de los modelos más masivos de la historia, mientras que el segundo nunca se produjo en serie aunque sí dejó huella en diversos modelos que aún estaban por venir.
Creado dentro de un programa amparado por el Gobierno Federal de Alemania, este modelo buscó la máxima eficiencia en consumos gracias a mejoras en aerodinámica, peso y materiales
Volkswagen Auto 2000, racionalidad ante todo
Sobre la plataforma del Golf de primera generación, el Volkswagen Auto 2000 presentó un diseño con zaga cortada a lo Kammback – lo cual permitía un fácil acceso al maletero – y una escasa resistencia aerodinámica para apoyar todo lo posible la eficiencia de combustible. Respecto a la delantera sin parrilla, ésta se reutilizó en el lanzamiento del Passat de tercera generación.
Además, en apoyo a la aerodinámica – todo lo relacionado con los diseños Kammback ya venía ensayándose desde los años treinta para finalmente ser del todo ratificado por Paolo Martin y sus trabajos en Pininfarina durante los años sesenta – se utilizaron multitud de componentes realizados en materiales compuestos. De hecho, el eje trasero del Volkswagen Auto 2000 está realizado en material plástico.
Bastante llamativo. Y es que, aunque ya en los cincuenta Lotus había presentado al Elite con su chasis de poliéster, este tipo de soluciones alternativas al uso del metal no se habían visto en modelo de serie o prototipo relacionados con los populares segmentos B o C. Además, en el sentido de ahorrar toda la gasolina posible el Volkswagen Auto 2000 incorporó un sistema de rueda libre o “ conducción a vela “ y también el de arranque y parada.
Aunque hoy en día es un prototipo de lo más desconocido, en 1981 en él se concitaron innovaciones que posteriormente serían aplicadas de forma masiva en diversos turismos de la marca germana
Posteriormente llevado a serie en los turismos de la marca, éste reduce drásticamente la cantidad de tiempo que el motor funciona al ralentí en una marcha urbana plagada de atascos apagando y encendiendo automáticamente el motor. Así las cosas, con este prototipo Volkswagen puso encima de la mesa varias soluciones relativas a la mecánica, la aerodinámica y los materiales con el fin de ganar la mayor eficiencia posible. Una manera inteligente de atisbar lo que iba a ser el siglo XXI desde el ya remoto 1981.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Curioso, no lo conocía. Parece que el Passat del 88 bebió bastante de este ¿no?
Sí es verdad que lo parece sí. De hecho este tipo de prototipos suelen ser la base para desarrollar ideas que han sido aplicadas en multitud de modelos. Poco a poco seleccionaremos más diseños experimentales de este tipo, tan desconocidos como influyentes. Merece la pena rescatarlos.